Opinión

La credibilidad sanitaria del nuevo Gobierno nace mermada

Los mimbres para construir el futuro no son nada halagüeños

El presidente del gobierno, Pedro Sanchez, en el pleno de investidura en el Congreso de los Diputados. © Alberto R. Roldán / Diario La Razón. 15 11 2023
El presidente del gobierno, Pedro Sanchez, en el pleno de investidura en el Congreso de los Diputados. © Alberto R. Roldán / Diario La Razón. 15 11 2023 © Alberto R. RoldánLa Razón

La credibilidad sanitaria del nuevo Gobierno alumbrado a raíz de la investidura de Pedro Sánchez arranca muy mermada. No por los altos cargos que ocuparán el Ministerio del ramo. Algunos, si permanecen, son admirables. Es el caso, por ejemplo, de María Jesús Lamas, directora general de la Agencia Española del Medicamento, cuya profesionalidad y máxima entrega durante la pandemia permitieron salvar numerosas vidas. También el de la directora de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), Beatriz Domínguez-Gil, una reputada nefróloga especializada en la materia, y el de la directora del Plan Nacional sobre el Sida, Julia del Amo, que goza de una gran valoración en su ámbito de actuación.

La escasa credibilidad sanitaria del nuevo Gobierno naciente se debe a que la cabeza que lo preside, Pedro Sánchez, dice una cosa y hace la contraria, como ha ocurrido con la amnistía o los pactos con Bildu y los independentistas catalanes. El «no es no y si quieren se lo repito» se ha convertido en «ahora, sí» con el único fin de proseguir en el poder, sin rubor de ningún tipo por haber mentido a los electores, incluidos a los de su propio partido.

Los precedentes estrictamente sanitarios no invitan tampoco al optimismo. Sánchez y Pablo Iglesias prometieron al inicio de la pasada legislatura que el PIB destinado a este área social sería de un 7% al final de la misma. Lo comprometido ante Bruselas para el próximo año en el plan presupuestario apenas alcanza el 6,7%. Tampoco tomó el Gobierno acción alguna para frenar la deriva de las listas de espera, curiosamente más disparadas en las comunidades socialistas que en el resto del país, ni para acortar la llegada de medicamentos innovadores a los pacientes. Los mimbres para construir el futuro no son nada halagüeños.