Investigación

Descubren un método novedoso para medir la calidad del esperma

La concentración de espermatozoides que liberan los hombres durante la eyaculación ha caído un 51% durante los últimos 50 años

Imagen microscópica de un grupo de espermatozoides
Imagen microscópica de un grupo de espermatozoideslarazon

En las últimas décadas, la calidad espermatica ha caído empicado, alcanzando mínimos históricos. En concreto, la concentración de espermatozoides que liberan los hombres durante la eyaculación ha disminuído un 51% durante los últimos 50 años. Y no se trata de un fenómeno que suceda en algunos países, sino que es una tendencia global, que se ha observado en los cinco continentes. El dato parte de una investigación hecha en 2022 por la Universidad Hebrea de Jerusalén, en Israel, y la escuela de medicina del Monte Sinaí, en EE.UU. Los científicos calcularon que en la década de los 70, los hombres tenían un promedio de 101 millones de células reproductivas por mililitro de semen, una cifra que bajó a 49 millones en la primera década de los 2000, y que se ha mantenido en esos mínimos en los últimos 20 años.

La calidad del semen depende del número, la forma y la capacidad de movimiento de los espermatozoides, así como de otros factores ambientales. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), un volumen de esperma a partir de 1,5 ml se considera normal. Si el volumen cae por debajo de esa cifra, puede deberse a una condición llamada hipospermia. La concentración de espermatozoides es el número de espermatozoides por mililitro. En la concentración espermática, se espera que haya 15 millones o más en cada mililitro. También existen otros valores que se estudian como la motilidad, la vitalidad espermática, la movilidad progresiva o la morfología.

Además de la cantidad, la evidencia también revela una caída en la calidad de los gametos masculinos: el porcentaje de células aptas para entrar al óvulo ha ido sufriendo caídas considerables en las últimas décadas. Este descenso, además de poner en riesgo la fertilidad, tiene efectos en la salud de los varones, como mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, síndrome metabólico, estrés, dificultades del sueño, diabetes, más hospitalizaciones, mortalidad, e incluso menor esperanza de vida.

En España, los datos son consistentes con la tendencia a nivel global: la caída más pronunciada se produjo en los 2000 y, a partir de ahí, se ha observado una bajada constante de un 1% anual.

Dado que estas cifras de mínimos parace que no son facilmente reversibles, los expertos consideran muy relevantes los avances que puedan producirse en un paso previo, es decir, en detectar la salud de los espermatozoides a nivel molecular y, a ser posible, descubrir la forma de influir genéticamente en su composición.

En esta línea, un equipo de investigadores de la Universidad de Kyoto (Japón) ha desarrollado un novedoso sistema de detección que permite a los científicos identificar la composición molecular de los espermatozoides y, con ello, pronosticar como va a ser su desarrollo. El descubrimiento, publicado en Cell Genomics, promete avances en la anticoncepción masculina y en los tratamientos de infertilidad.

El estudio aborda una diana de conocimiento no cubierta hasta ahora, que permite analizar e influir en los genes de las células testiculares en organismos vivos. Hasta el momento, esto solo se había hecho en células cultivadas en el laboratorio. Utilizando la herramienta genética CRISPR- una especie de "tijera genética" que permiten re-diseñar una parte del ADN de un ser vivo, localizando el lugar donde queremos realizar la modificación, dañando el ADN y forzando a que los sistemas de reparación resuelvan el problema introduciendo cambios- los investigadores alteraron genes aleatoriamente para analizar los efectos de genes específicos en reacciones bioquímicas de los espermatozoides.

El equipo se centró en los espermatozoides con capacitación defectuosa, un proceso mediante el cual los espermatozoides se vuelven capaces de fertilizar un óvulo. Identificaron estos espermatozoides midiendo la cantidad de calcio que absorbían. Al utilizar este método en animales vivos, pudieron identificar un gen específico, Rd3, como crucial para mantener la salud de los espermatozoides, particularmente durante su desarrollo.

Este nuevo método de detección resulta prometedor de cara al descubrimiento de moléculas clave que pudieran convertirse en nuevas opciones anticonceptivas y terapias de infertilidad para los hombres.