Opinión
Mónica García se echa encima al sector en una semana negra
Tampoco anda muy contenta con la ministra de Sanidad la Confederación de Sindicatos Médicos
El efecto positivo que Mónica García había logrado por medio de una pronta y certera interlocución con una parte importante de los agentes del sector se ha diluido en una semana para el olvido en Sanidad. La patronal de la privada, Aspe, de Carlos Rus, y la Asociación de Clínicas y Hospitales Privados de Madrid, de Isidro Díaz de Bustamante, no han dudado en arremeter contra la ministra por los ataques carentes de sentido y de fundamento que hizo contra este tipo de centros sanitarios durante su intervención en el Congreso.
Ese «sectarismo» que atribuyeron a García es similar al que ha denunciado también la Consejería de Sanidad de Madrid. Ante el bochorno que ha supuesto la elección opaca y arbitraria de los futuros centros integrales del cáncer, y que ha excluido a grandes hospitales de la capital y de otras partes de España, Fátima Matute ha salido rauda en defensa de los oncólogos. Los jefes de servicio de ésta y del resto de las comunidades están que braman por un proceso de selección en el que, sorprendentemente, Sanidad concedió el mayor de los protagonismos al Instituto Catalán de Oncología (ICO), cuyo ámbito de actuación se circunscribe únicamente a esta autonomía. La elección realizada ha supuesto pese a todo un escándalo mayúsculo que saca a la luz un nuevo castigo del Gobierno –otro más– a Madrid.
Tampoco anda muy contenta con la ministra de Sanidad la Confederación de Sindicatos Médicos, mayoritaria en el sector. Siempre combativa, la organización que lidera Tomás Toranzo ya ha enseñado los dientes a García, avisándola de que habrá algarada en las calles si el Ministerio sigue por el mismo camino. Por su parte, el PP ha destapado en el Interterritorial su inacción para poder contratar a más profesionales.
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