Entrevista

Pedro Martín-Barrajón: «Hablar sobre el suicidio no aumenta su riesgo; abre la puerta a la prevención»

Según este psicólogo experto en emergencias, catástrofes y prevención en suicidios, lo más útil para ayudar es «escuchar, acompañar y facilitar el desahogo con actitud humilde»

Dr. Pedro Martín-Barrajón: «Hablar sobre el suicidio no aumenta su riesgo; abre la puerta a la prevención»
Dr. Pedro Martín-Barrajón: «Hablar sobre el suicidio no aumenta su riesgo; abre la puerta a la prevención»Archivo

Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), 4.116 personas fallecieron por suicidio en España en 2023. Esto se traduce en 11 muertes al día, una cada dos horas, y miles de intentos cada año (uno cada ocho minutos) que rara vez trascienden. El suicidio es ya la segunda causa de muerte externa en nuestro país y supera con creces a los accidentes de tráfico, que en el mismo periodo se cobraron 1.639 vidas: un 151% menos. Hoy, 10 de septiembre, se conmemora el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, que recuerda la urgencia de afrontar una realidad que sigue siendo tabú. Detrás de cada cifra hay una historia, un sufrimiento invisible y un reto colectivo.

Coincidiendo con esta fecha tan señalada, el psicólogo Pedro Martín-Barrajón, todo un referente en España en el abordaje de la conducta suicida con una larga trayectoria en prevención y acompañamiento, subraya la necesidad de mirar de frente este problema: «La conducta suicida supone un importante problema social y de salud pública en España. Pero el suicidio es prevenible: cada muerte puede evitarse», afirma con rotundidad. Por otra parte, «existe un temor generalizado a preguntar sobre el suicidio por miedo a inducir la idea en alguien, pero la evidencia demuestra lo contrario: hablar abiertamente no aumenta el riesgo y abre la puerta a la prevención», añade.

¿Qué grupos son más vulnerables?

La conducta suicida afecta a todas las edades, aunque el riesgo aumenta conforme se cumplen años. Los mayores de 79 años registran las tasas más elevadas. Pero también son especialmente vulnerables quienes han tenido intentos previos (aunque en mayores de 45 años muchos fallecieron sin intentos anteriores), los hombres –tres de cada cuatro casos–, los menores víctima de acoso, personas con problemas de salud mental o física crónica, víctimas de violencia de género, supervivientes de un suicidio cercano, colectivos discriminados y, paradójicamente, profesionales sanitarios y de seguridad.

«El suicidio es prevenible: cada muerte puede evitarse»

¿Por qué es tan difícil empatizar con el dolor mental?

Aunque la salud mental «ha salido del armario» tras la pandemia, existe un profundo desconocimiento en torno al sufrimiento o la enfermedad mental. El sufrimiento emocional, además de ser aparente invisible y por tanto no detectable a simple vista, se suele atribuir a debilidad o falta de voluntad. Además, La enfermedad mental sigue estigmatizada y se asocia públicamente a peligrosidad y violencia, cuando los datos confirman que estas personas son con más frecuencia víctimas que verdugos. Ahora bien, conviene recalcar que ni todas las personas que fallecieron por suicidio padecían un trastorno mental, ni todas las que lo padecen llegan a suicidarse. La correlación no implica causalidad.

¿Podemos detectar señales de alerta?

Algunas personas actúan de manera impulsiva sin mostrar signos previos. Otras veces, cuando la decisión ya está tomada, incluso niegan su intención. Aun así, hay señales que pueden advertirnos: cambios bruscos de humor hacia una calma repentina, regalos de objetos de valor, arreglos de asuntos pendientes, notas de despedida, aislamiento, cambios en sueño o alimentación, abandono del autocuidado o consumo creciente de sustancias. Las mejorías repentinas también pueden ser un signo de alarma. Lejos de significar recuperación, pueden reflejar que la persona ya ha tomado la decisión de suicidarse. Esa calma y efusividad repentina, acompañada de gestos de cariño o despedida, es en realidad una de las señales más graves de riesgo.

«Frases hechas como "de todo se sale" o "piensa en tus hijos" generan más incomprensión. Estos comentarios restan valor al sufrimiento»

¿Cómo debemos actuar si alguien nos preocupa?

No hace falta ser un profesional para ayudar. Lo primero es tomar en serio cualquier manifestación suicida y no subestimarla como una simple llamada de atención. Tampoco sirve sermonear con frases hechas como «de todo se sale», «tienes toda la vida por delante», «pero si lo tienes todo» o «piensa en tus hijos», porque generan más incomprensión. Estos comentarios, aunque bienintencionados, resultan contraproducentes porque restan valor al sufrimiento. Facilitar el desahogo es mucho más útil que cuestionar su propósito o la cantidad o legitimidad de su sufrimiento. Lo más útil es escuchar, acompañar y facilitar el desahogo con una actitud humilde y genuina en lugar de tratar de resolver con consejos rápidos. Hay que mostrar interés real y transmitir que nos importa lo que está viviendo la persona. Frases como «No sé cómo es sentirse como ahora mismo te sientes tú, pero si me ayudas, quizá pueda entenderte mejor». «¿Qué te ha puesto en una situación tan difícil?», «¿Cuál ha sido la gota que ha colmado el vaso?», «¿Qué está pasando en tu vida que te está causando tanto dolor que quieres morir?» resultan más útiles.

¿Qué herramientas recomienda?

Hay dos claves: normalizar la ideación suicida (muchas personas tienen estos pensamientos a diario) y validar la experiencia del otro, reconocer su sufrimiento sin aprobar el suicidio como salida. Esto genera conexión y sensación de seguridad, condiciones necesarias para que la persona acepte ayuda profesional.

«Con un solo caso al que lleguemos a tiempo, cualquier esfuerzo habrá valido la pena»

¿Qué mensaje lanzaría a quien sufre?

El suicidio es una solución definitiva a un problema que casi siempre es temporal. Si piensas en él, no eres un caso raro ni un loco: cualquiera en tu situación podría sentir lo mismo. Aunque sientas que nadie entiende tu dolor, siempre hay salida. Pide ayuda. Cada vida importa. Con un solo caso al que lleguemos a tiempo, cualquier esfuerzo habrá merecido la pena.

«Más importante que buscar qué hacer o qué decir, es saber qué no hacer y qué no decir»

¿Cómo se puede acompañar a las familias que pierden a un ser querido por suicidio?
Lo primero es no hacer daño. Más importante que buscar qué hacer o qué decir, es saber qué no hacer y qué no decir. Hay que comprender que no hay culpables. Los supervivientes al suicidio de un familiar se enfrentan a la falta de respuestas, la soledad, el aislamiento y la falta de comprensión del entorno. Comentarios como «¿no os disteis cuenta de nada?», «¿tenía depresión?», «estaría mal de la cabeza» o «¿cómo lo hizo?» aumentan la carga de culpa y responsabilidad que ya experimentan de forma natural. Este comportamiento solo agrava el dolor y el aislamiento y, en muchos casos, empujan a ocultar o disfrazar la causa de la muerte, lo que dificulta elaborar un duelo saludable. No es posible curar, aliviar ni tampoco consolar el sufrimiento. Si no sabemos qué decir, es mejor callar y admitirlo humildemente. Un «No me puedo ni imaginar lo difícil que debe ser perder a un familiar de esa manera..., no sé qué decirte» puede ser suficiente.

¿Qué ayuda en ese proceso de duelo tan complejo?

Avanzar pasa por poner en palabras el sufrimiento, no por silenciarlo. Muchas veces, por proteger, el entorno evita hablar del fallecido o anima a deshacerse de recuerdos demasiado pronto, lo que incrementa la soledad. En los grupos de ayuda mutua se recomienda, cuando sea posible, no ocultar la causa real de la pérdida y compartirla con quienes han vivido lo mismo. Esa reciprocidad ayuda a aliviar el peso del aislamiento. Aunque al inicio no hay palabras que consuelen, la compañía respetuosa, la escucha sincera, el simple reconocimiento de no saber qué decir o el contacto físico pueden ser la forma más valiosa de apoyo y acompañamiento.

Recursos frente al suicidio

  • Tel. atención a conductas suicidas (anónimo y 24 h): 024
  • Tel. emergencias sanitarias (si existe riesgo inminente): 112
  • Tel. de la Esperanza: 717 003 717
  • https://pedromartinbarrajon.com

Asociaciones de prevención al suicidio y de supervivientes

  • Grupos de Ayuda Mutua Psicourgencias: duelo@pedromartinbarrajon.com (A/A. Carlos Soto)
  • PREVENSUIC: Aplicación para Smartphone dirigida a familiares, profesionales y personas en riesgo
  • Equipo de Intervención Psicosocial Policía Nacional
  • Ángeles de Azul y Verde (prevención y duelo por suicidio policial)