Salud
Qué es la mielodisplasia, la enfermedad que Frank Cuesta dice que "no es cáncer"
El divulgador afirma que no padece cáncer, sino una mielodisplasia. No obstante, estos síndromes son enfermedades oncológicas que afectan a la médula ósea
Frank Cuesta ha confesado que no padece cáncer, sino que se ha estado tratando una mielodisplasia. Sin embargo, los síndromes mielodisplásicos también se consideran un grupo de cánceres. Por lo tanto, se trata de una nueva afirmación extraña por parte del popular divulgador, que se suma a la controversia que últimamente rodea su figura y que conviene matizar para evitar la desinformación en salud.
Tras la filtración de unos audios que lo han dejado en el centro de la crítica pública —con acusaciones que van desde estafa hasta maltrato animal—, Frank Cuesta ha reaparecido hoy en su canal de YouTube con un vídeo lapidario en el que aclara su situación personal, profesional y de salud. En un mensaje directo, pidió disculpas y confesó una verdad difícil: sufre de mitomanía, un trastorno psicológico caracterizar por mentir patológicamente. Esta condición le ha llevado, en sus palabras, a perder el control sobre su narrativa pública.
Pero más allá del revuelo mediático, Cuesta quiso también zanjar los rumores sobre su salud: "No tengo cáncer. Llevo años tratándome de una mielodisplasia, pero no tengo cáncer", afirmó. La aclaración, aunque breve, ha despertado el interés por esta enfermedad poco conocida. ¿Qué es la mielodisplasia? Lo cierto es que, a pesar de lo que haya dicho Frank Cuesta, la mielodisplasia sí se considera un tipo de cáncer.
También llamados síndromes mielodisplásicos (MDS), estas patologías engloban una serie de enfermedades caracterizadas por alteraciones en el crecimiento de las células de la médula ósea. La médula ósea es el tejido esponjoso dentro de los huesos encargado de producir las células sanguíneas. En personas con mielodisplasia, esta producción es anormal, lo que puede traducirse en niveles bajos de glóbulos rojos, glóbulos blancos o plaquetas.
Esto tiene consecuencias directas: desde anemia crónica y fatiga extrema, hasta mayor susceptibilidad a infecciones y sangrados difíciles de controlar. En casos más graves, la enfermedad puede evolucionar a leucemia mielocítica aguda, un tipo agresivo de cáncer de sangre que Frank Cuesta dijo que padecía.
Pero hay que tener claro que los síndromes mielodisplásicos son un grupo de cánceres, en los que células sanguíneas inmaduras en la médula ósea no maduran o no se convierten en células sanguíneas sanas (como glóbulos rojos, glóbulos blancos o plaquetas maduras).
Diferencias entre mielodisplasia y otros tipos de cáncer
A diferencia de la mayoría de otros cánceres, la mielodisplasia no se estadifica (clasifica por etapas) considerando la cantidad de cáncer presente en el cuerpo. En el MDS, se usan otros factores como la edad, recuentos de células sanguíneas, apariencia de la médula ósea y cambios en las células para asignarle una puntuación. Esto puede ayudar a determinar las probabilidades de que crezca o de que responda al tratamiento.
El pronóstico depende del tipo de síndrome mielodisplásico y del riesgo de evolución a leucemia. Algunas formas de la enfermedad tienen una supervivencia de semanas o meses (mielodisplasia con exceso de blastos) y otras de años. Algunos pacientes desarrollan leucemia durante el seguimiento.
En cuanto al tratamiento de la mielodisplasia, algunas personas no lo requieren en el momento del diagnóstico y pueden retrasarlo. Otras precisarán de quimioterapia, trasfusiones sanguíneas para recuperarse de la anemia, tratamientos inmunitarios, así como medicamentos de apoyo, como antibióticos, etcétera.
Para los casos más graves, el trasplante de células madre es la única opción curativa. Solo esta terapia permite a los médicos usar dosis muy altas de quimioterapia para eliminar células de la médula ósea y que, luego, las células madre administradas tengan la opción de regenerar la médula ósea.
¿Es frecuente la mielodisplasia?
La mielodisplasia es más común en personas mayores de 50 años, aunque puede presentarse a cualquier edad. Se considera una enfermedad rara, sobre todo en niños. Su aparición puede estar relacionada con factores genéticos, exposición a sustancias tóxicas como el benceno, o tratamientos previos con quimioterapia o radiación.
Centros como St. Jude Children's Research Hospital lideran la investigación y tratamiento de esta enfermedad, especialmente en pacientes pediátricos, ofreciendo terapias avanzadas y atención altamente especializada.
La confesión de Frank Cuesta sobre su mitomanía —una compulsión patológica por mentir— y la revelación de su diagnóstico llegan en un momento crítico, en el que es complicado confiar en sus palabras, a las que debería aportar un mayor contexto.
Sea como sea, lo que queda claro es que la salud mental y física no pueden desligarse del debate público, especialmente cuando involucran a figuras con gran influencia. Y que, si sus declaraciones son ciertas, detrás del personaje continúa habiendo una persona con una enfermedad compleja que requiere atención médica y seguimiento constante.