Salud

La terapia experimental con electrodos que se salta el tabú para curar la depresión

Un investigador demuestra la viabilidad de aplicar corriente en la médula espinal. Su objetivo es desarrollar un dispositivo portátil para tratar la depresión en un "chispazo"

médula espinal depresión
Médula espinalFreepik

Un dispositivo del tamaño de una tablet, un electrodo en la espalda del paciente y un "chispazo" liviano que estimule la médula espinal. A grandes rasgos, en esto consiste el la nueva terapia experimental que se presenta como un nuevo método potencial para tratar la depresión.

Sobre las terapias con estimulación eléctrica para tratar los trastornos psiquiátricos recae un tabú, especialmente si se aplican en el cerebro. Pero un investigador del prestigioso Centro Lindner of HOPE de salud mental y médico científico de la Universidad de Cincinnati (Estados Unidos) ha esquivado la crítica al centrar su actuación en la médula espinal. Además, el doctor afirma haber demostrado la "viabilidad" de su tratamiento en un ensayo piloto con seres humanos.

Sus resultados se publicaron ayer, en la revista Molecular Psychiatry. Un total de 20 pacientes con trastorno depresivo mayor o depresión severa se inscribieron en el ensayo. La mitad de ellos recibió la versión activa de la estimulación de la médula espinal y la otra mitad una versión diferente de corriente que no se esperaba que tuviera mucho efecto. Recibieron 3 sesiones semanales de 20 minutos durante ocho semanas, lo que supone un total de 24 sesiones de estimulación medular.

Como en la mayoría de los estudios piloto, el objetivo principal del estudio era la viabilidad y la seguridad de la intervención. ¿Tolerarían los pacientes la estimulación de una corriente eléctrica recibida en un área tan sensible como la médula espinal?

"Utilizamos una corriente eléctrica tan pequeña que es unas 10 veces menor que la que se sabe que induce daño tisular, así que eso también es bastante alentador porque queda mucho por explorar en cuanto a cuál es la dosis y la frecuencia de sesión óptimas", afirma Romo-Nava.

En efecto, los efectos secundarios del tratamiento fueron leves, como el enrojecimiento de la piel en el lugar de la estimulación o breves sensaciones no dolorosas de picor y quemazón durante las sesiones de tratamiento. El enrojecimiento de la piel no solía durar más de 20 minutos después de una sesión.

Por qué una corriente eléctrica a la médula funciona contra la depresión

Roma-Nava explica que "la conexión entre el cerebro y el cuerpo es esencial para los trastornos psiquiátricos". El experto añade que "muchos de los síntomas de los trastornos del estado de ánimo, los trastornos alimentarios o de ansiedad tienen que ver con lo que se podría interpretar como una desregulación en esta interacción cerebro-cuerpo".

Las "carreteras" de neuronas situadas en la médula espinal transmiten información del cuerpo a regiones del cerebro implicadas en la experiencia emocional. Es lo que conocemos como estado de ánimo. Cuando funciona correctamente, el cerebro utiliza esta información para realizar ajustes que ayudan a controlar nuestro ánimo.

Aunque el trastorno depresivo mayor puede tener muchas causas diferentes, una de ellas podría ser que esta vía esté sobrecargada de información. La carretera se atasca. "Por ejemplo, el estrés crónico puede provocar un circuito cerebro-cuerpo hiperactivo que acabe por quemar el sistema e impida que se ajuste de forma eficaz", explica Romo-Nava.

El equipo de investigación decidió probar un enfoque novedoso: la electroestimulación no invasiva de la médula espinal. Romo-Nava obtuvo su patente en 2020. Su método está diseñado para "disminuir el flujo de información" en el circuito cerebro-cuerpo para que el cerebro sea más capaz de reajustarse y regularse a sí mismo. "Se cree que la estimulación de la médula espinal ayuda al cerebro a modularse como debe al disminuir el ruido o disminuir la señalización hiperactiva que puede haber durante un síndrome depresivo", aclara Romo-Nava.

Una reconstrucción virtual de cómo se desplaza la corriente del dispositivo por el cuerpo mostró que la corriente llega a la materia gris de la médula espinal, pero no al cerebro propiamente dicho. "Esto apoya nuestra hipótesis de que es la modulación de estas vías de información lo que puede inducir un efecto en las zonas del cerebro relacionadas con el estado de ánimo", dijo. Así que no es la corriente la que llega al cerebro, sino el cambio en la señal lo que luego tiene un efecto".

Resultado prometedor que podría llegar en forma de dispositivo portátil

"Este estudio no basta para demostrar todos estos componentes de la hipótesis, pero creemos que es un gran comienzo", señala Romo-Nava. El médico advierte que el estudio estaba limitado por el pequeño tamaño de la muestra. Estos resultados tendrán que repetirse en estudios mucho más amplios para confirmarse.

"Debemos ser cautos a la hora de interpretar estos resultados debido a la naturaleza experimental y al pequeño tamaño de la muestra del estudio", afirma. "Aunque el resultado primario fue positivo y muestra potencial terapéutico, debemos reconocer todas las limitaciones del estudio". Te puede interesar: Los alimentos que aumentan el riesgo de padecer ansiedad y depresión 

Los datos mostraron que la presión arterial en reposo de los participantes no cambió en el transcurso de las ocho semanas, pero su presión arterial diastólica (la cifra inferior de una lectura de presión arterial) disminuyó durante un breve periodo de tiempo después de cada sesión de forma acumulativa durante el estudio.

"Esto puede significar que estamos induciendo una forma de efecto plástico en el circuito de interacción cerebro-cuerpo que también interviene en funciones autonómicas como la presión arterial y la frecuencia cardiaca", afirma Romo-Nava. "Esto es muy preliminar, pero también es otra señal que va en la dirección correcta".

De cara al futuro, Romo-Nava afirma que el equipo de investigación está buscando financiación adicional para organizar un ensayo ampliado y desarrollar una versión portátil del dispositivo de estimulación de la médula espinal. Si otros estudios confirman que la estimulación es segura y eficaz para tratar trastornos psiquiátricos, también habrá que trabajar en el futuro para hallar la dosis, la frecuencia y los trastornos en los que que puede utilizarse.