
Nutrición
Ver cinco minutos de anuncios sobre comida basura dispara el consumo de calorías
Solo ese lapso de tiempo basta para alterar la ingesta calórica infantil, según un nuevo estudio científico respaldado por la Asociación Europea para el Estudio de la Obesidad

Cuando se trata de comida basura, resulta que somos lo que vemos. De hecho, una exposición de apenas cinco minutos a anuncios de comida basura puede suponer un incremento de 130 kilocalorías diarias en el consumo energético de niños y adolescentes. Así lo demuestra un reciente estudio presentado en el Congreso Europeo sobre Obesidad (ECO), celebrado en Málaga del 11 al 14 de mayo, que alerta del impacto directo de la publicidad de alimentos poco saludables en la dieta infantil, independientemente del tipo de medio en el que se difunda.
No es algo baladí: el 40% de los niños y niñas en España tiene sobrepeso, de los cuales cerca de la mitad padece obesidad. Además, es más común entre las familias con las rentas más bajas. Y cabe destacar que los menores de clase humilde ven casi un 95% más de anuncios de alimentos no saludables, según un estudio que ya realizó en 2024 el Instituto de Salud Carlos III.
El ensayo cruzado aleatorizado, respaldado por la Asociación Europea para el Estudio de la Obesidad, analizó la respuesta de 240 niños y adolescentes de entre 7 y 15 años, procedentes de colegios de Merseyside (Reino Unido). Los participantes fueron expuestos, en sesiones separadas, a anuncios de alimentos ricos en grasas saturadas, azúcar y/o sal (HFSS, por sus siglas en inglés) y a anuncios no alimentarios.
A través de distintos formatos —televisión, redes sociales, podcasts y publicidad estática— se observó un patrón constante: la exposición a la publicidad de comida basura generó un aumento significativo en la cantidad de alimentos ingeridos.
En cifras concretas, los niños consumieron 58,4 kilocalorías más durante la merienda y 72,5 kilocalorías adicionales en el almuerzo tras visualizar anuncios de comida HFSS. Esto suma una media de 130,9 kilocalorías extra por día. Es el equivalente calórico de dos rebanadas de pan y, aunque la cifra pueda parecer modesta, su efecto acumulativo puede resultar determinante a largo plazo.
Como advierte el profesor Boyland, autor principal del estudio: "Nuestros resultados demuestran que la comercialización de alimentos poco saludables provoca un aumento sostenido de la ingesta calórica en los jóvenes a un nivel suficiente para impulsar el aumento de peso con el paso del tiempo".
El peso corporal aumenta a largo plazo
Uno de los hallazgos más relevantes es que ni el formato del anuncio (marca o producto), ni el tipo de medio utilizado, ni siquiera el nivel socioeconómico del menor modificaron el impacto. Incluso los anuncios que promocionaban únicamente la marca —sin mostrar un alimento concreto— tuvieron el mismo efecto en el incremento calórico. "Este estudio es el primero que demuestra que los anuncios de alimentos exclusivamente de marca, para los que actualmente no existe ninguna política publicitaria restrictiva a escala mundial, aumentan la ingesta de alimentos de los niños", subraya Boyland.
Además, se observó que los menores con mayor índice de masa corporal (IMC), ajustado por edad y sexo, eran aún más vulnerables. Por cada unidad estandarizada de aumento en la puntuación, los niños consumían 17 kilocalorías adicionales.
Un estudio anterior realizado por Cancer Research UK aumenta todavía más la ingesta calórica. En este caso, se descubrió que los jóvenes que veían un anuncio más a la semana de algún producto de "comida basura" consumían 350 calorías más procedentes de alimentos ricos en sal, azúcar y grasas. El hallazgo se basó en un estudio de más de 3.300 personas de edades comprendidas entre los 11 y los 19 años.
Estos resultados refuerzan la necesidad urgente de repensar las políticas de publicidad dirigidas al público infantil. "Estos nuevos conocimientos ayudarán a diseñar políticas urgentes de marketing alimentario restrictivo que puedan proteger la salud de los niños", concluye el profesor.
En un contexto en el que la obesidad infantil continúa en ascenso en muchos países europeos, estas evidencias científicas ponen de manifiesto el poder que aún conserva la publicidad sobre la conducta alimentaria de los más jóvenes. Y lo hacen con un mensaje claro: cinco minutos bastan para marcar la diferencia.
✕
Accede a tu cuenta para comentar