Mayores Clece

También hay residencias sin coronavirus

Conseguir “Covid-0” en los centros de mayores no es misión fácil. Máximos responsables de tres residencias gestionadas por Clece que lo han logrado hasta la fecha explican su experiencia

Las residencias han sido el agujero negro de la pandemia, donde han muerto 2.852 personas
Las residencias han sido el agujero negro de la pandemia, donde han muerto 2.852 personasLa RazónLa Razón

Las residencias de nuestro país y de otros de carácter mediterráneo, donde este tipo de dependencias tiene una mayor implantación, han adquirido lamentablemente un protagonismo como consecuencia del elevado número de casos de contagio de la Covid-19 y del desenlace fatal de muchos de ellos. Sin embargo, una vez más se ha cumplido ese aforismo anglosajón de “no news, good news” con muchas de ellas. En no pocas se han producido buenas noticias, y qué mejor buena nueva puede haber que la de que en muchas de ellas no se ha registrado ni un solo caso positivo ni entre los residentes ni entre sus trabajadores. Así, a fecha de hoy, 53 de los 71 centros gestionados integralmente por Clece, están libres del temido patógeno.

Evidentemente, la suerte ha jugado su papel, pero las medidas puestas en práctica cuando la epidemia se convertía en pandemia y empezaba a merodear por España han sido decisivas. Antes de que las administraciones públicas establecieran los procedimientos y dictaran normas concretas, la empresa del Grupo ACS puso en práctica de inmediato protocolos de actuación específicos en sus residencias, impartió formación especializada para gestionar el coronavirus, adquirió abundante material de protección, redujo las visitas, restringió la entrada a los proveedores y contratas, se cancelaron todas las actividades conjuntas y se adoptaron medidas extremas de limpieza y desinfección.

Mónica Gisber es la directora de la Residencia Sagrada Familia en el municipio soriano de Arcos de Jalón, localizada a 92,5 kilómetros de la capital de esta provincia, a 110,8 kilómetros de Guadalajara y a 142,5 de Zaragoza. Cuenta con 122 residentes y, confiesa que saben que “estamos limpios desde miércoles 15 de abril, una vez que nos comunicaran los resultados de los tests que nos hicieron tanto a los residentes como a los trabajadores”. “Nos encantaría -añade- que nos hicieran pruebas periódicamente porque esto se está alargando muchísimo y basta que una persona se acatarre para que la aislemos por precaución”. Este hito conseguido hasta el momento “ha sido posible, en mi opinión, gracias sobre todo a haber cerrado las puertas a visitas el fin de semana del 8-9 de marzo. Hubo alguna esporádica la semana siguiente, pero a los familiares les hacíamos entrar con mascarillas y guantes”. “El éxito -subraya- ha sido cerrar las puertas a tiempo y realizar con exhaustividad la limpieza y la desinfección. Los trabajadores estamos yendo a nuestras casas y nos da miedo que lo podamos propagar aquí, aunque nos estamos cuidando mucho para evitarlo. Ellos viven en el pueblo, donde se ha registrado algún caso de coronavirus, pero menos de los que se están produciendo en otras zonas de la provincia. Los residentes ya se están impacientando”. "Los tenemos precautoriamente en las habitaciones, donde les servimos la comida. A media mañana y a media tarde, les bajamos por grupitos los días que hace sol a un patio que tenemos para que hagan ejercicios con el fisioterapeuta manteniendo obviamente las distancias de seguridad y protegidos con mascarillas y guantes. No hemos tenido, gracias a Dios, escasez de equipos de protección, ya que con lo que nos suministró Clece y lo que recibimos de la Junta de Castilla y León, hemos tenido suficiente”, asegura.

María Luisa Berenguer está al frente de la Residencia Ciudad de Adra, un municipio de costa almeriense que limita con la provincia de Granada. “Nos enteramos de que éramos ‘Covid-0’ el día que nos hicieron los test, el 10 de abril. Hemos tenido personas en aislamiento preventivo. Concretamente tres que habían estado ingresados en un hospital por otras enfermedades, además de otro usuario que llegó aquí por emergencia social”. Con 37 residentes, el secreto de esta consecución estriba en que “hemos contado con los medios de protección individual necesarios, una suerte que no han tenido otras residencias, y la anticipación en general”. “Estábamos -prosigue- tomando medidas incluso antes de que se declarara el Estado de Alarma. Y, por su puesto, hay que seguir manteniendo esta línea. Reclamo a las autoridades que nos hagan análisis al menos semanalmente. Los 20 trabajadores estamos todos los días entrando y saliendo, por lo que nos podemos convertir en agentes de transmisión”. Destaca que una medida importante “fue el cierre de la unidad del día, que acogía 16 personas. Aunque lo cerramos cuando lo ordenó la Junta, el 16 de abril, ya habíamos sectorizado las zonas una semana antes y se había evitado el contacto con los usuarios de la residencia. A las familias empezamos a restringirle las visitas el 12 de marzo”. “Están aislados -señala- en habitaciones de dos. De dos en dos, totalmente protegidos, bajan por la mañana y por la tarde a dar un paseo. Las terapias, tanto la física como la ocupacional, las hacen ahora en sus aposentos".

Toni Montero dirige la Residencia de Personas Mayores Dependientes Benetusser, que cuenta con 28 residentes. Este pequeño municipio se encuentra a 10 kilómetros de Valencia, cerca del Saler. “Nos enteramos de que éramos ‘Covid-0’ el pasado viernes 24 por la tarde”, indica. "Hemos conseguido el cero de momento -precisa- porque hemos cumplido estrictamente todas las instrucciones que nos ha ido dando tanto el Ministerio de Sanidad y la Conselleria correspondiente de la Generalitat como la propia Clece”. Relata que han dispuesto de "los equipos de protección individuales necesarios”. “La última visita de familiares registrada es del 11 de marzo, cuatro días antes del Estado de Alarma. El fin de semana del 7 y 8 ya las restringimos mucho y las esparcimos para que apenas coincidiera gente. Hemos aumentado la limpieza y la desinfección. Los residentes están aislados preventivamente, pero las limitadas capacidades cognitivas de algunos residentes imposibilitan que estén confinados en sus dependencias. De manera que hemos vaciado de muebles la sala de estar y colocados a distancia prudencial sillones en los que pueden sentarse y levantarse estas personas que no tienen capacidad de obedecer órdenes. Hacemos turnos de paseo de los residentes en un pequeño patio que tenemos”. Por último, destaca el esfuerzo y la dedicación de todos los trabajadores. "Los usuarios están muy contentos y así nos lo han transmitido. A finales de marzo, el Consejo de Usuarios, elegido por todos los residentes, nos remitió una carta agradeciéndonos todo lo que estábamos haciendo”, concluye. Nunca un cero tuvo tanto valor.