Coronavirus

El sistema nervioso, nuevo objetivo del Covid-19

Un nuevo estudio revela que algunos pacientes desarrollan afectaciones neurológicas, como la pérdida de la capacidad olfativa o el síndrome de Guillain-Barré

Un hombre con mascarilla pasa bajo un cartel que anima a tener pensamientos positivos ante la Covid-19 en San Francisco
Un hombre con mascarilla pasa bajo un cartel que anima a tener pensamientos positivos ante la Covid-19 en San FranciscoJeff ChiuAgencia AP

Las vías respiratorias, el corazón, el aparato digestivo y ahora el cerebro. El SARS-CoV-2 ha demostrado ser un virus pertinaz, difícil de combatir y una caja de sorpresas para los miles de médicos que en todo el mundo se dejan la piel día a día para acabar con él.

Hace tiempo que se sabe que su manifestación clínica ya no es solo una crisis respiratoria. Los miles de historiales que se acumulan ya en la literatura recogen patologías del aparato respiratorio, inflamaciones generalizadas, afectaciones gastrointestinales, problemas vasculares, comorbilidades cardiacas…

Ahora, un equipo de doctores de la Universidad San Leopoldo Mandic de Brasil ha presentado el estudio más detallado sobre otro aspecto menos conocido de la Covid-19: la afectación neurológica de algunos pacientes.

Para su trabajo, los autores han analizado la mayor parte de la literatura existente sobre hospitalizaciones debidas a la Covid-19. Reconocen que una porción importante de los datos está publicada en fuentes aún provisionales, no revisadas completamente por pares (es decir, no sometidas aún al control científico requerido para la divulgación de datos de una investigación). Pero, dada la urgencia de la situación y la ingente cantidad de investigaciones realizadas desde el inicio de la crisis sanitaria, buena parte de las investigaciones pueden ser acreditadas en servicios de información provisional como medRvix.

El análisis de esas publicaciones preliminares arroja una gran cantidad de casos de sintomatología que va más allá de la comúnmente conocida. La Covid-19 no es una enfermedad que produce solo fiebre, estado griposo general, tos y alteraciones respiratorias. Cada vez hay más evidencias que la catalogan como una infección sistémica que puede generar daños en múltiples órganos, entre ellos, en el sistema nervioso.

De hecho, otros miembros de la familia de los coronavirus o los ortocoronavirus a la que pertenece este patógeno (como el SARS anterior o el MERS) también presentaron casos de afectación neurológica en su momento.

¿Cuáles son los daños neurológicos más comúnmente encontrados? El estudio brasileño identifica afectaciones tanto del sistema nervioso central como del sistema nervioso periférico.Tras analizar la historia clínica de 630 pacientes afectados de Covid-19 que habían presentado daños neurológicos, se determinó que en el 89 por 100 de los casos el síntoma más evidente fue la pérdida de la capacidad olfativa (anosmia) u otros males relacionados con deficiencias en el sistema nervioso periférico, como el síndrome de Guillain-Barré. Se tratra de una afección ya conocida en que el sistema inmunitario propio se dirige a los nervios periféricos como si fueran objetos foráneos y los ataca. Los síntomas más comunes ausencia de reflejos, cosquilleo, y, en algunos casos, debilidad muscular y ataxia (falta de equilibrio). En un informe publicado en abril de la revista New England Journal of Medicine, se descubrió que entre el 28 de febrero y el 21 de marzo, tres hospitales de la región italiana de Pavía trataron a unos 1.200 pacientes con COVID-19. Cinco de esos pacientes mostraron síntomas cuya causa más probable fue el Guillain-Barré. El trabajo de los investigadores brasileños parece confirmar que esta enfermedad puede ser desencadenada tras la infección por coronavirus.

La inmensa mayoría de las patologías neurológicas derivadas de la covid son leves o moderadas. Pero un 2 por 100 de los pacientes analizados sufrieron daños más graves en el sistema nervioso central (como encefalitis o mielitis) y un 6,8 por 100 padeció un accidente neurovascular (un ictus). Los casos de patologías neurológicas más abundantes se han registrado en países donde la incidencia del virus es mayor: China, Europa Occidental y Estados Unidos. La gran duda que subyace tras el estudio de los casos analizados es por qué se producen estas afectaciones neurológicas. No está aún claro si se trata de una consecuencia directa del ataque del virus, porque el microorganismo afecte el sistema nervioso central o el periférico, o si es un efecto secundario de la gran hiperinflamación que padecen algunos pacientes a partir de la primera semana de infección conocida como «tormenta de citoquinas». Se trata de una reacción grave del sistema inmunitario que produce un empeoramiento generalizado del estado de algunos afectados.

Problemas de coagulación

Otro de los datos que destacan de este estudio es que, incluso en pacientes jóvenes, parece existir cierto riesgo de entrar en estado de hipercoagulación y dicrasia (debilitamiento generalizado del cuerpo). Los problemas de coagulación parecen indicar un mayor riesgo de padecer ictus isquémicos y trombosis. De hecho, en los hospitales españoles también se ha detectado algún caso notorio de pacientes que han tenido que ser reingresados tras obtener el alta médica por la aparición de trombos o de alteraciones en la circulación de la sangre.

A la luz de este informe y de otros en proceso de revisión, parece evidente que el sistema nerviosos también es una víctima potencial del coronavirus. Por fortuna, más del 80 por 100 de los casos de afectación neuronal son leves, aunque incómodos y duraderos. La patología más común es la pérdida de olfato, que en la mayoría de los casos se resuelve con el tiempo.

Pero un porcentaje menor de pacientes pueden responder con síndromes neurológicos mucho más graves y permanentes. Todavía no sabemos por qué. De manera que no es fácil ni siquiera realizar un leve pronóstico previo de qué pacientes serán más susceptibles de padecer uno de estos síndromes.

Lo que cada vez parece más evidente es que, una vez superada la primera fase crítica de fiebre e insuficiencia respiratoria, los profesionales de la salud han de estar vigilantes ante posibles evoluciones dispares que afectan a otros órganos. Los antivirales y respiradores dejan paso a las terapias anticoagulantes y la vigilancia neurológica. El SARS-CoV-2 es un virus mucho más complejo de lo que todos quisiéramos, de ahí la dificultad para hacerle frente.