¿No son suficientes un millón de casos para que podamos llegar a un acuerdo? Pues a tenor del espectáculo que nos ofrecen diariamente nuestros políticos, parece que no, que no son capaces de llegar a un acuerdo, ni siquiera de mínimos, algo que desde luego no debemos seguir aceptando. En lo que sí estamos de acuerdo en todo el mundo, ciudadanos, gobernantes y especialistas, es en que nunca pensamos que la situación de febrero se iba a convertir en esta triste y cruel Pandemia, solo 7 meses después, que pudieran morir más de 50.000 personas en España, aunque el Gobierno siga insistiendo que oficialmente son 34.210 a fecha de hoy, ni que llegáramos al millón de casos diagnosticados y una transmisión comunitaria descontrolada, sobre todo si recordamos las palabras de Fernando Simón en aquella famosa rueda de prensa del 31 de enero: «España no va a tener, como mucho, más allá de algún caso diagnosticado; esperemos que no haya transmisión local y en ese caso sería muy limitada y muy controlada».
Lo más sencillo, populista y mediático es ser «capitán a posteriori», como muchos de los que siguen manifestando en los medios de comunicación, en el Parlamento y en las diferentes Asambleas, eso de «ya lo dije», «tendríamos que haber hecho», «¿por que no se hizo esto o lo otro?»... En aquellos primeros momentos, todos estábamos muy perdidos, fundamentalmente porque no sabíamos absolutamente nada de este virus SARS-CoV-2; todos creímos que se iba a comportar como su antecesor, el SRAS-CoV-1 y que solo serían contagiosos los enfermos, por lo que muchos defendimos el uso de la mascarillasolo para que no contagiaran al resto de las personas, y que además se autorregularía y desaparecería sin tantas muertes en todo el mundo.¡Y nos equivocamos, y mucho!
Ahora sabemos cada vez mas de este SARS-CoV-2, pero la verdad es que seguimos siendo incapaces de parar su contagio y, lo peor, es que no somos capaces de llegar a un acuerdo, ni el número de fallecimientos, tantas personas que murieron sin que debieran haber fallecido, ni en el número de casos, ni en la forma de hacer los cribados, y ni siquiera en los indicadores epidemiológicos y de salud pública, que son los que deberían marcar el «cuaderno de bitácora y el norte» de nuestros políticos. Decretan un estado de alarma y diversos confinamientos, o incluso un «toque de queda», como ya nos han adelantado, pero no aprovechan ese tiempo para la reflexión y la autocrítica, y tomar las medidas necesarias para que cuando se acaben las restricciones, podamos estar más seguros, con más profesionales sanitarios en la atención primaria y en la salud pública, y con los recursos materiales necesarios, para poder controlar la excesiva transmisión comunitaria que hoy está totalmente descontrolada en España. No se puede seguir criminalizando a la sociedad en general, porque una gran mayoría cumplimos con las normas de prevención; es cierto que todavía hay muchos que no las respetan, pero en ese caso deben ser sancionados de forma ejemplar, y evitar medidas que perjudiquen a todos. No pueden seguir «pagando justos por pecadores», como está ocurriendo con nuestra hostelería, con el ocio nocturno y con nuestro turismo que aporta más del 14.6% del PIB y casi 3 millones de empleos; nuestra economía también necesita de un tratamiento urgente porque ya está en verdadero estado de shock. Necesitamos con urgencia que nuestros políticos lleguen a un «acuerdo de mínimos»: a un verdadero «pacto de estado por la sanidad en esta pandemia», con un mando centralizado en el Gobierno, pero coordinado con todas las comunidades autónomas y con un verdadero y único Consejo Asesor Nacional de la Covid-19, formado por los mejores especialistas en clínica, epidemiología y salud pública, que deberían ser los que día a día evaluaran la situación y marcaran a los políticos el rumbo a seguir, pero con total libertad e independencia. Y si además fueran capaces de aprobar en el Parlamento que el Consejo Interterritorial, fuera un órgano totalmente vinculante, todos saldríamos ganando ahora y en el futuro.