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¿El Vaticano se ha quedado sin ‘cash’?

El ex ministro de Economía de Francisco, el cardenal George Pell, asegura que la Santa Sede atraviesa por una crisis financiera “muy grave”

El Papa Francisco
El Papa FranciscoREMO CASILLI / POOLEFE

“La situación es muy grave, empezando por el sistema de pensiones”. Este es el preocupante balance que hace el cardenal australiano George Pell de la hucha de la Iglesia católica con epicentro en Roma. El que fuera ministro de Economía del Vaticano -apartado por unas acusaciones de abusos de las que ha sido absueltos- está preocupado por el “grave desequilibrio” que hay en las cuentas vaticanas, que, según él, se habrían agravado por la crisis del coronavirus.

Así lo expone en una entrevista en la edición italiana de Huffington Post, en la que afirma que actualmente “hay escasez de efectivo”. ¿El motivo? “Los Museos Vaticanos están parados”. La emergencia sanitaria ha obligado a cerrar a cal y canto una de las principales fuentes de entrada de recursos del Estado más pequeño del mundo. De hecho,la facturación media anual suele acercarse a los 150 millones de euros, una cifra que difícilmente se alcanzará este año ni de lejos. Para hacerse una idea, al mes, se podrían ingresar una media de 12 millones de euros y en los meses del verano de 2020 apenas se ha superado el millón.

Pero, ¿sin ‘cash’ es sinónimo de bancarrota? Desde la Santa Sede lo desmienten, de la misma manera que sostienen que el Vaticano esté en riesgo de ‘default’. Ahora bien, admiten que los ingresos en este 2020 se reducirán entre un 25 y un 45% según las previsiones.

Pell va más allá al desvelar que “la Secretaría de Estado -algo así como la oficina del primer ministros- parece haber perdido sus fondos” debido al escándalo generado por la compra de un inmueble en Londres, un caso acabó en con la decisión del Papa de despojar de todos sus derechos cardenalicios a Angelo Becciu, el que fuera secretario de Estado entre 2011 y 2020. “Solo el Instituto para los Obras de Religión -más conocido como Banco Vaticano-, después de la limpieza bajo el liderazgo del presidente De Fransu y el gerente Mammì, ha vuelto a producir ganancias de manera consistente”, concluye Pell.

El purpurado sabe de lo que se habla. No en vano, el puso en marcha los pilares de la reforma que le pidió Francisco nada más ser nombrado Papa, consciente de las sombras existentes en las finanzas vaticanas. Un trabajo en aras de la transparencia y contra la corrupción que se vio frenado en seco cuando fue acusado de pederastia y tuvo que solicitar una excedencia a Francisco para marcharse a Australia a defenderse. Precisamente, la entrevista de Pell tiene como punto de partida el libro que ha escrito con motivo de los 400 días en prisión por ser condenado si bien finalmente fue considerado inocente por el Tribunal Supremo del país.

Libro de todo cargo, no volvió a su puesto vaticano. De hecho, justo hace un año asumía el cargo de prefecto de la Secretaría para la Economía el jesuita español Juan Antonio Guerrero, de 60 años, que ha pisado el acelerador en la línea marcada con Pell, con un renovado equipo de confianza. De hecho, en este 2020 se han tomado decisiones tales como medidas de contención de gastos, aprobación protocolos que terminen con el blanqueo y las licitaciones a dedo, o la reforma de la Autoridad de Información Financiera para mejorar su misión como órgano auditor.