Rescate de Julen

Dos años sin Julen, la tragedia que mantuvo en vilo al mundo durante 13 días

El niño estaba con sus padres en la finca de unos familiares cuando cayó a un pozo de 100 metros de profundidad

Estado del pozo donde cayó el pequeño Julen
Estado del pozo donde cayó el pequeño Julenantonio Pastor /puntopress

Victoria García y José Roselló aprovecharon la mañana primaveral del domingo 13 de enero de 2019 para ir a visitar al novio de su prima. Habían comprado un terreno en la localidad malagueña de Totalán cuatro meses antes e iban a empezar las obras. Antes querían celebrarlo con una paella. Los niños correteaban y jugaban por la zona. José Roselló miraba constantemente a Julen. Habían perdido a un hijo de forma súbita un año antes mientras caminaban por la playa. Julen jugaba con la hija de la otra pareja. Ambos tenían dos años y medio. José estaba echando leña al fuego y su mujer le pidió que vigilara a Julen mientras ella hacía una llamada para avisar que no iba a ir al trabajo. Un descuido, mala suerte, el azar o una combinación de todo provocaron la tragedia que mantuvo en vilo a toda España, un caso que fue seguido en todo el mundo. El niño estaba a cuatro o cinco metros de su padre y comenzó a correr. Su prima gritó !el niño, el niño!, por miedo a que se tropezara y se cayera.

Su prima y él vieron cómo el niño caía por el hueco, con los brazos hacia arriba. José salió corriendo y metió el brazo en el agujero hasta el hombro para tratar de alcanzarlo. No sabía la profundidad del pozo y pensaba que el niño estaba más cerca. Tampoco sabía que había muerto como consecuencia del impacto y le dijo “Estate tranquilo, papá está aquí y el hermanito (Óliver, fallecido a loas tres años de muerte súbita en 2017) nos va a ayudar”.

10 enero 2020 (Malaga) Casa de los Padres de Julen, el niño atrapado en un pozo de la Localidad de Totalán (Malaga). Fotos Lorenzo Carnero /Puntopress
10 enero 2020 (Malaga) Casa de los Padres de Julen, el niño atrapado en un pozo de la Localidad de Totalán (Malaga). Fotos Lorenzo Carnero /PuntopressLorenzo CarneroPunto Press

De inmediato, se movilizaron todos. Unos senderistas que caminaban por la zona vieron los nervios y los gritos de la familia a llamaron a emergencias. Comenzaban 12 días de angustias, de acusaciones falsas contra la familia, de especulaciones, pero sobre todo de mucha incertidumbre.

El pozo se hizo para buscar agua y tenía más de 100 metros de profundidad y un diámetro de 25 centímetros. Se especuló con que era imposible que un bebé de su edad pudiera caer por él sin quedarse atrancado, que era una maniobra de distracción de los padres. La fatal muerte de su otro hijo tampoco ayudaba y las especulaciones sobre la familia se dispararon.

Poco después de la llamada a emergencias, llegaron los especialistas y comenzaron a trabajar en las opciones. No había tiempo. Lo más lógico era cavar un túnel vertical y otro horizontal para llegar hasta donde estaba Julen. La esperanza de que estuviera vivo estaba todavía en la mente de todos. Pero la orografía, la dificultad de acceso a la zona y la falta de maquinaria pesada cerca lo retrasó todo.

Trabajos en Totalán
Trabajos en Totalánlarazon

A escasos metros de allí se instalaron cámaras y periodistas, que informaban de todo lo que ocurría al minuto. Cualquier movimiento, cualquier gesto inusual llegaba de forma instantánea a los espectadores.

Pasaban los días y una cámara logró bajar hasta una zona en la que había un tapón de arena y en el que se encontró un pelo de Julen y un envoltorio de una gominola. Lo que volvió a desatar los rumores.

Mientras tanto, el responsable del pozo y el dueño de la finca se acusaban mutuamente de ser los responsables. El autor del agujero insistía en que lo había tapado con una piedra grande y el dueño de la finca lo negaba.

Había que hacer lo posible por intentar llegar hasta Julen cuando antes. La esperanza seguía en pie. se movilizó a los técnicos más especializados y la maquinaria pesada necesaria. Se removieron toneladas de tierra. De forma paralela se aseguró el agujero con un tubo. Todo el mundo estaba volcado. Mas de 60 empresas ofrecieron su colaboración desinteresada. Al final, una máquina que trabajaba en unas obras de la M40 de Madrid fue trasladada hasta Málaga, a más de 600 kilómetros.

El avance durante los primeros días parecía insignificante. Había que allanar el terreno. Una vez conseguido, entró en juego la perforadora traída desde Madrid. Mientras tanto, se elaboraron varias celdas para poder bajar en ellas como si fuera un ascensor. Dentro irían los mineros de la Brigada de Salvamento de Asturias para terminar el trabajo. El terreno volvió a provocar problemas y hubo que hacer un túnel horizontal a mano, para sacar la tierra sobrante y llegar hasta Julen sin causarle daño en el caso de que estuviera vivoLos expertos hablaban que había una posiblidad de que hubiera quedado atrapado en una bolsa de aire y hubiera tenido aire para respirar. El mayor problema era la hidratación y el alimento, pero aun así confiaban en poder salvarlo.

Después de 13 días de trabajo, uno de los bomberos logró acceder a Julen, un día que no olvidará nunca y que hizo que se derrumbara. Habían trabajado mucho, todo el mundo había dado el 200 por ciento pero habían llegado tarde. Lo que no sabían es que Julen murió al instante, no sufrió y no había manera de haberlo rescatado con vida.

La autopsia confirmó que el menor había muerto el mismo día en el que cayó al pozo y a causa de politraumatismos tras una caída libre de 71 metros. La muerte no fue instantánea porque tenía polvo en los pulmones, pero sí fue rápida.

El juicio determinó que el dueño de la finca era culpable y fue condenado a un año de prisión (aunque nunca llegó a entrar) y a indemnizar a cada uno de los padres con 90.000 euros, a 50 euros mensuales, un pago del que sólo abonó 25.000 euros y las dos siguientes mensualidades. A partir de ahí, dejó de pagar porque, según indica no tiene trabajo, y ahora piden que ingrese en prisión.