Coronavirus

Cómo saber si un restaurante o bar está bien ventilado

Hay tres sistemas de ventilación: natural, mecánica y con filtros HEPA

Un restaurante en Madrid
Un restaurante en MadridJesús HellínEuropa Press

En la actual situación de pandemia por la Covid-19, el riesgo de la transmisión del virus SARS-CoV-2 aumenta si no se mantienen las normas establecidas por las Autoridades Sanitarias: aforo adecuado, distanciamiento social, uso de mascarillas, lavado frecuente de manos, limpieza y desinfección de los espacios comunes. Por eso, en los establecimientos de hostelería, se deben primar todas estas medidas.

La Comunidad de Madrid ha mantenido su apuesta por mantener abiertos bares y restaurantes aunque hace una semana ha adelantado el cierre de establecimientos a las 21 horas y la limitación a cuatro comensales por mesa. No obstante, ha anunciado que reforzará los controles a los bares y restaurantes a través de inspecciones de la Dirección General de Salud Pública. Con tal motivo ha editado una Guía de buenas prácticas de ventilación en el sector de la hostelería con lo que deben saber los restauradores si quieren que sus locales estén bien ventilados.

La guía recuerda que “en ambientes interiores, cobra especial relevancia contar con una ventilación adecuada como medio para reducir una eventual transmisión de la enfermedad mediante aerosoles”. En el sector de la hostelería, el acto social de comer y beber, durante el cual no se utiliza mascarilla, motiva probablemente una mayor emisión de aerosoles, especialmente en entornos ruidosos (al hablar fuerte o gritar la emisión es 30 veces superior).

En cuanto a esta cuestión, tanto las Autoridades Sanitarias, como las Asociaciones del sector de calidad del aire interior y los de Ventilación y Climatización proponen que la ventilación natural es la medida más sencilla y eficiente para reducir el riesgo de contagio por aerosoles, pero proponen otros dos sistemas complementarios o sustitutivos en caso de no ser posible: la ventilación mecánica y los purificadores de aire (los llamados filtros HEPA).

“Sacrificar el confort térmico a las exigencias de ventilación por estas consideraciones sanitarias, si así se requiere, no solo es necesario sino muy conveniente en la actual situación de pandemia″, recuerda la guía a los hosteleros.

Repasamos el proceso para cada tipo de ventilación:

Ventilación natural

Consiste en aumentar la renovación de aire interior con aire exterior, abriendo ventanas y/o puertas para provocar un flujo de aire. La capacidad de renovación del aire mediante ventilación natural depende de muchos factores: tamaño y situación de ventanas, la configuración del edificio, la temperatura externa, el viento… Lo ideal es que la ventilación sea cruzada, es decir, abriendo puertas y/o ventanas opuestas de manera que se facilite la renovación total del aire de la estancia. La ventilación es aún mejor si están opuestas en diagonal (aunque esto provoque incómodas corrientes de aire).

Es preferible -continúa la guía- en lugar de abrir totalmente una ventana, repartir la misma apertura entre el mayor número de puntos. “Por ejemplo, se recomienda abrir 0 cm en 8 ventanas en vez de 80 cm en una ventana única. Se ha comprobado que se puede ventilar adecuadamente con aperturas parciales”, asegura.

La ventilación debe ir desde zonas limpias (exterior) a zonas más contaminadas/ocupadas y no al revés. “Se debe prestar atención, por ejemplo, en los aseos que cuenten con extractores o con shunt de ventilación pasiva, ya que al abrir ventanas, se puede introducir el aire contaminado hacia el interior del edificio”.

Cuanto más tiempo estén las ventanas abiertas y con mayor frecuencia, mejor será la renovación del aire. “No obstante, con las bajas temperaturas, se pueden diseñar pautas que proporcionen la renovación recomendada sin tenerlas abiertas de forma continua”.

Para determinar el tiempo y frecuencia de apertura de ventanas y puertas, se puede partir de unas pautas generales (por ejemplo: ventilar 15 minutos antes y después del uso de los locales), siendo imprescindible comprobarla en cada caso concreto para hacer los ajustes necesarios. “Es recomendable realizar las primeras pruebas con el apoyo de un medidor de CO2 para comprobar el nivel de ventilación”.

Ventilación mecánica o forzada

Consiste en la renovación del aire mediante sistemas forzados de ventilación y/o climatización, que suministran aire exterior y expulsan aire interior, pudiendo incorporar dispositivos de filtración del aire interior en algunos casos. Muchos de los edificios no destinados a vivienda tienen instalados sistemas mecánicos que aportan aire del exterior para evitar que la concentración de contaminantes supere los valores que se establecen en la normativa.

Pero, la Guía advierte: “Aunque el sistema implantado en el establecimiento se haya instalado conforme a la normativa, la renovación de aire que se exige habitualmente para otros contaminantes puede no ser suficiente para evitar el riesgo de contagio de Covid-19 por aerosoles. Por lo que ahora, probablemente tenga que aumentar la renovación del aire interior para cumplir las recomendaciones sanitarias”.

Purificadores de aire (filtros HEPA)

Son unidades portátiles equipadas con filtros HEPA (filtro de aire de alta eficiencia para partículas), que se ubican en los espacios a tratar para filtrar el aire que se pretende mantener limpio.

La Guía indica que siguiendo con las recomendaciones establecidas por el Ministerio de Sanidad “solo cuando el espacio interior no disponga de sistemas de ventilación natural o mecánica y su ubicación y características constructivas no permita otra opción, se puede optar por sistemas de filtrado del aire portátiles o purificadores de aire con filtros HEPA que reducen la concentración del virus”.

“Se recomienda escoger un filtro HEPA de categoría H13, que tiene una capacidad de retener aerosoles en porcentajes superiores al 99,95% (solo permite pasar 50 de cada 100.000 partículas).

Mediciones

En la ventilación natural y mecánica deberán instalarme medidores CO2. Su nivel aumenta en los espacios cerrados al aumentar el número de personas presentes y el tiempo de permanencia.

Por lo general, se recomienda no superar 800 ppm (partes por millón) de CO2. Si supera este valor, debería probarse aumentando la frecuencia de apertura de ventanas o el grado de apertura de éstas y volver a repetir la medición hasta encontrar la situación en la que no se superen los valores recomendados. En caso de que, una vez comprobados todos los escenarios posibles de apertura de ventanas y puertas, se sobrepasen los valores recomendados de CO2, hay varias opciones: complementar con ventilación mecánica y Reducir el aforo y el tiempo de permanencia de personas en los locales.

En el caso de la ventilación mecánica, la concentración también se puede medir por el cálculo del llamado índice litros/persona/segundo que proporciona el sistema.