Apoyo a Bergoglio
Benedicto XVI echa un capote a Francisco: “No hay dos Papas, solo uno”
El Pontífice emérito admite que sus amigos más “fanáticos” siguen sin entender su renuncia
Benedicto XVI se siente libre. Y se expresa como tal. Consciente de que, a los 94 años, se encuentra en la recta final de su vida, no tiene problema de lucidez. Con la movilidad reducida, un hilo de voz, pero con plena conciencia de lo que piensa y siente, se despacha hoy en el “Corriere della Sera”.
Ni un ápice se arrepiente de haber decidido renunciar a la sede de Pedro. Aunque se llevara por delante a más de un colega, que se sintió defraudado porque consideró que se había bajado de la cruz antes de tiempo. “Fue una decisión difícil pero la tomé en conciencia y creo que hice bien. Algunos de mis amigos algo ‘fanáticos’ siguen enfadados, no han querido aceptar mi decisión”, admite el Papa emérito.
En esta misma línea, echa por tierra “las teorías conspirativas” que le llevaron a retirarse: “Algunos decían que era por el escándalo Vatileaks, otros que era por un complot del lobby gay, otros que era por el caso del teólogo conservador lefebvriano Richard Williamson. No quieren creer en una decisión tomada conscientemente. Pero tengo la conciencia tranquila”.
Una vez más, consciente de que desde este entorno también le busca las cosquillas a Francisco, expresa con rotundidad: “No hay dos Papas, solo uno”. Nunca está de más ese apoyo explícito, máxime teniendo en cuenta que las resistencias contra el actual Pontífice, aun sin ser mayoritarias, sí son los suficientemente ruidosas y cuentan con agitadores tanto en la Curia vaticana como en núcleos católicos con peso como el estadounidense.
Y es que el convento en el que reside en el Vaticano se ha convertido en estos años de Pontificado de Jorge Mario Bergoglio en un centro de peregrinaciones de quienes buscaban desahogarse con Benedicto XVI para encontrar en él alguna palabra de desautorización a su sucesor. Hasta la fecha, no lo han conseguido. Y eso que más de uno ha intentado jugársela a Joseph Ratzinger.
Evidentemente hay diferencias de matices en su pensamiento y en su mirada pastoral, pero ambos sellaron un pacto de no agresión. Benedicto XVI, consciente de la gravedad de la Iglesia que dejaba, embarrada en la lacra de los abusos sexuales y en una gestión económica más que cuestionable. Y Francisco, sabedor de que el Papa alemán hizo lo que pudo y hasta donde le llegaron las fuerzas.
Lo que quizá pocos se esperaban es que en estas declaraciones, el Papa emérito sacara la cara por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que también ha sido atacado por foros católicos, incluso en el seno del Episcopado Norteamericano. “Cierto, es católico”, asevera Ratzinger que subraya cómo el político “personalmente está en contra del aborto” pero, apostilla que “como presidente, tiende a presentarse en continuidad con la línea del Partido Demócrata”. “Y en política de género aún no hemos entendido cuál es su posición”, deja caer.
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