¿Qué es la violencia vicaria y qué relación tiene con el caso de las niñas de Tenerife?

El hallazgo del cuerpo de Olivia en el fondo del mar confirmó el peor de los presagios tras la desaparición de las niñas de Tenerife el pasado 27 de abril. Tomás Gimeno mató presuntamente a la niña de 6 años y a su hermana Anna, de 1 año de edad, y se deshizo de sus cuerpos en alta mar, tras lo cual se suicidó.

El buque ‘Ángeles Alvariño’ encontró el cadáver de Olivia el pasado 10 de junio, quien falleció de un edema agudo de pulmón según la autopsia a la que fue sometida su cuerpo, y sigue trabajando en la zona para hallar los cuerpos de Anna y Tomás.

Este caso es un ejemplo más de violencia vicaria, una de las formas más crueles de ejercer la violencia machista. Se trata de la violencia en la que en la que el agresor ataca a los hijos de las mujeres y los utiliza como instrumentos para maximizar el daño, generalmente cuando ellas dan el paso de la separación.

Beatriz, la madre de las niñas, calificó el acto de Tomás como violencia vicaria en su última carta y pidió que las leyes “se pongan más duras” para proteger a los niños. La jueza que instruye el caso afirmó en un auto del pasado 12 de junio que Tomás había planificado los atroces actos en un plan preconcebido cuyo fin era provocar a su expareja el mayor dolor que pudo imaginar, a la que de forma deliberada quiso colocar en la incertidumbre acerca de la suerte o destino que habían sufrido en sus manos la niñas.

La violencia vicaria está reconocida por la ley como una forma de violencia de género, ya que supone el uso de los hijos por parte del agresor como herramienta para hacer daño a la madre. Desde agosto de 2015, con la puesta en marcha la Ley de la Infancia y la Adolescencia, se comenzó a considerar a los menores expuestos a la violencia de género como víctimas de esta lacra. Para ello, la norma incluyó reformas en hasta una veintena de reformas que implicaban al Código Civil, la Ley de Seguridad Social o la Ley de Extranjería, entre otras.

Además, desde 2013, año en el que se empezaron a contabilizar de forma oficial estos datos, un total de 41 menores han sido asesinados en España por la violencia de género. Entre los casos más conocidos de esta práctica están el de José Bretón, que asesinó a sus hijos, de 2 y 6 años de edad, tras la separación con su mujer o el de Ángela Carreño, que tras denunciar por maltrato a su marido en 51 ocasiones, este asesinó a la hija de ambos, de 7 años, de un tiro, durante el régimen de visitas.

En lo que va de año, el Gobierno cuantifica oficialmente 3 asesinatos, entre los que se incluye el de Olivia y está a la espera de conocer el paradero de su hermana pequeña Anna.