Religión

Cardenal al volante

Konrad Krajewski es un cardenal polaco que ha ido de Roma a Ucrania a ayudar a los necesitados de la guerra

GRAF1127. BUCHA (UCRANIA), 15/04/2022.- El cardenal polaco Konrad Krajewski reza ante una fosa común en la zona de las ciudades italianas de Bucha y Borodianka, donde celebró un Vía Crucis de Viernes Santo. EFE/Vatican Media - SOLO USO EDITORIAL/SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO) -
GRAF1127. BUCHA (UCRANIA), 15/04/2022.- El cardenal polaco Konrad Krajewski reza ante una fosa común en la zona de las ciudades italianas de Bucha y Borodianka, donde celebró un Vía Crucis de Viernes Santo. EFE/Vatican Media - SOLO USO EDITORIAL/SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO) -larazonAgencia EFE

Konrad Krajewski es un eclesiástico relativamente joven (nació en Polonia en noviembre de 1963), goza de buena salud y es muy dinámico. Después de ser ordenado sacerdote se especializó en Liturgia y entró a formar parte de la Oficina para las Ceremonias Litúrgicas del Sumo Pontífice. Su vida cambió cuando Francisco, pocos meses después de su elección, le puso al frente de la Limosnería de Su Santidad, antiquísima institución eclesial que ahora ha pasado a llamarse Dicasterio para la Caridad del Papa. Siguió al pie de la letra la consigna papal: «No te encierres en tu despacho, sal al encuentro de los más pobres».

Lo hizo tan bien que cinco años después fue nombrado cardenal, pero el nombramiento no se le subió a la cabeza y te lo podías encontrar en el supermercado vaticano haciendo la compra y la cola como un cliente más. Al estallar la guerra en Ucrania Bergoglio le pidió que estuviera cerca de las víctimas y Krajweski ha hecho desde entonces tres viajes al martirizado país. El último tenía como objetivo entregar a un hospital ubicado en Kiev una ambulancia blindada. Y el Cardenal no se lo pensó dos veces: se puso al volante del vehículo y recorrió en dos días y medio los dos mil seiscientos kilómetros que separan Roma de Kiev. «Cuando te venga el sueño –le advirtió el Papa– párate y duerme». Misión cumplida.

El jueves ya estaba en la capital ucraniana y allí permaneció todo el Triduo Sacro visitando y rezando ante una fosa común donde habían sido sepultadas decenas de víctimas inocentes. «La presencia –ha dicho– es el primer nombre del amor. El Papa me ha mandado aquí no para viajar o hacer fotos sino para estar con ellos y rezar.