Parricidio

El hijo del matrimonio asesinado en Brihuega: “Escuché una movida y vi a un señor que se iba corriendo”

El presunto homicida de sus padres, con problemas mentales, niega ahora ser el autor del crimen

Le diagnosticaron alguna enfermedad mental -que ha sido tratada, al menos, durante varios años de su vida- y, además, tuvo serios problemas con las drogas. El equilibrio mental del hijo del matrimonio asesinado ayer en Brihuega (Guadalajara) estaría en entredicho y los investigadores le consideran el principal sospechoso del crimen. El hijo de Manolo y Paloma tiene unos 45 años y creen que simuló un robo en la finca de Brihuega donde vivían los 3. Fuentes cercanas a la investigación aseguran que el matrimonio vendió una farmacia tras jubilarse y pasaban largas temporadas en el pueblo de Guadalajara de donde era originario, al menos, Manolo.

En esta finca situada a las afueras del pueblo, en la calle Cronista Antonio Pareja Serrada, hay dos viviendas. Una principal, ocupada por el matrimonio, que cuenta con un salón-cocina, una habitación, un baño y un gran porche. La parte de atrás de esta vivienda da a una secundaria, de dos cuartos, salón y baño, donde solía hacer vida el hijo del matrimonio, según fuentes judiciales.

“Un señor corriendo”

Es allí donde, en teoría estaba este individuo cuando escuchó “una movida” en casa de sus padres. Al llegar, según su versión, solo vio a un señor que se iba corriendo del lugar. En el suelo, los cadáveres de sus padres, el de ella situado encima del de él. Según su versión, le toma el pulso primero a su padre; comprueba que está fallecido y luego mueve a su madre para realizar la misma maniobra pero vuelve a situarla en la posición en la que, según su versión, se la encontró. Después, según el mismo relato, su preocupación era encontrar unas zapatillas de deporte para correr tras el señor que, supuestamente, había salido corriendo de la finca. Finalmente no lo hizo y, si esto ocurrió sobre las 15:30 horas, no fue hasta media hora más tarde cuando acudió a la vivienda de un vecino, situado a unos 400 metros. Fue éste quien ya llamó al 112 sobre las 16:10 horas de la tarde de ayer.

Cuando los agentes llegaron al lugar del doble crimen, encontraron una escena dantesca. Además de las puñaladas que presentaban ambos cuerpos (no habrían encontrado, al parecer, el arma homicida) el escenario parecía el de un robo simulado. Había un gran televisor en el suelo y un gran reloj de madera, de los de péndulo, tirado y roto en la finca.Una de las piezas que faltaban estaba, casualmente, en su cuarto, algo que no supo explicar muy bien. Los encargados de la investigación, de la Policía Judicial de la Comandancia de la Guardia Civil de Guadalajara, saben que se encuentran ante el relato de una persona con problemas mentales y no quisieron “escuchar” nada sin presencia de su abogado. Un forense tendrá que determinar el grado de esquizofrenia de esta persona para saber si, en el momento en el que, según creen los responsables de la investigación, cometió el crimen, era capaz de distinguir en bien del mal o, por el contrario, estaba en pleno brote. El matrimonio también tenía una hija, hermana del presunta homicida, que al parecer estaría ayudando mucho en el esclarecimiento de los hechos y aconsejando a su hermano que cuente la verdad.

El juzgado de Guadalajara encargado de autorizar el levantamiento de los cadáveres ha decretado el secreto de las actuaciones.