Avance

Los “esperanzadores” resultados de una vacuna personalizada contra el cáncer

La tecnología utilizada para la elaboración de las vacunas contra la Covid-19 ha permitido grandes avances en la lucha contra los cánceres de cabeza y cuello, páncreas, ovarios y próstata

Graham Booth, primer paciente en recibir la vacuna personalizada contra el cáncer
Graham Booth, primer paciente en recibir la vacuna personalizada contra el cáncerLa Razón

El británico Graham Booth, de 56 años y padre de cinco hijos, recibió su primer diagnóstico de cáncer de cabeza y cuello en 2011. A pesar de someterse a tratamiento, el cáncer regresó en 2016, 2019 y dos veces en 2021.

La mortal enfermedad regresaba y cada vez lo hacía más rápido. Booth comenzó a perder la esperanza pero la vida le quiso dar una nueva oportunidad y le llegó la posibilidad de participar en un ensayo clínico. “El año pasado, tuve la sensación de que el cáncer estaba progresando y no me quedaban muchas opciones”, indicaba. “Este ensayo clínico ha abierto nuevas puertas y me da un poco de esperanza de que mi cáncer no vuelva. Y esto podría abrir puertas para otras personas. Espero tener un futuro más brillante. Un poco de esperanza de que nunca regrese, lo que significaría el mundo para mi familia y todos los que me rodean”.

Christian Ottensmeier, investigador principal del Centro de Cáncer de Clatterbridge
Christian Ottensmeier, investigador principal del Centro de Cáncer de ClatterbridgeLa Razón

Christian Ottensmeier, profesor de inmunooncología en la Universidad de Liverpool y oncólogo médico consultor en The Clatterbridge Cancer Centre, es uno de los responsables del ensayo. El pasado mes de febrero Booth se convirtió en el primer paciente que recibía una vacuna personalizada contra el cáncer y Ottensmeier dijo en esa ocasión que era “un día realmente emocionante en esta investigación importante y potencialmente revolucionaria”.

Ahora, unos meses después del inicio del ensayo clínico, los investigadores califican los resultados obtenidos como “realmente esperanzadores”

Ensayo clínico

El estudio eligió pacientes con cáncer de cabeza y cuello porque son los que más posibilidades tienes de regresar a pesar de que se trate a los pacientes. El segundo paso fue llevar a cabo la personalización de la vacuna de cada paciente participante en el estudio.

La pandemia de Covid-19 ha supuesto un drama a nivel mundial por los millones de víctimas que ha provocado ( y que lo sigue haciendo) pero también ha sido un estímulo para la comunidad científica que tuvo que buscar soluciones en tiempo récord. Y precisamente una de las técnicas utilizadas para la creación de una vacuna contra el coronavirus ha sido la clave para elaborar estos sueros personalizados contra el cáncer.

Según los datos preliminares del ensayo clínico del Clatterbridge Cancer Center muestran que ninguno de los primeros ocho pacientes que recibieron la vacuna recayó, incluso después de varios meses. En cambio, el cáncer ha regresado en dos de los ocho pacientes que no fueron vacunados. Es cierto que de momento, la muestra es muy pequeña y es pronto para sacar conclusiones definitivas pero de momento ocho de los pacientes ha logrado vencer la batalla al cáncer. En total, el ensayo se compone de 30 pacientes. La mitad de ellos reciben la vacuna cuando acaban el tratamiento convencional y la otra mitad sólo cuando vuelven a recaer.

Ottensmeier sigue siendo “cautelosamente optimista”. “Estoy muy entusiasmado. Todos los datos apuntan en la dirección correcta. Tengo muchas esperanzas”.

Este avance se suma a otro ensayo clínico de la vacuna que se está llevando a cabo en Francia y Estados Unidos con pacientes con cáncer de ovario y los resultados también son prometedores.

Cómo funciona la vacuna

El suero, cuyo nombre en técnico es TG4050, ha sido elaborado por Transgene que utiliza una tecnología similar a la que produjo la vacuna de AstraZeneca contra la Covid. El proceso consiste en cortar ADN del tumor del paciente individual y pegarlo en un virus inofensivo. Después, el virus modificado genéticamente se inyecta en el cuerpo y el sistema inmunitario comienza a trabajar para estar atento a la aparición células cancerígenas, combatirlas y, con suerte, destruirlas en sus primeras etapas, antes de que se forme una masa.

“El sistema inmunitario puede ver cosas que nosotros no podemos ver en los escáneres. “Es mucho más inteligente que los seres humanos. Si podemos entrenar al sistema inmunitario para que elija esas células que, de lo contrario, conducirían a una recaída en un momento en el que ni siquiera podemos verlas, entonces las posibilidades de supervivencia a largo plazo para nuestros pacientes son mucho mayores”, dijo “, dijo Ottensmeier.

Que la vacuna sea hecha a medida de cada paciente hace que tenga una mayor probabilidad de éxito porque las mutaciones en el ADN varían en función de cada paciente y de esta manera se repara una respuesta que se adapta al cáncer de un individuo.

El caso de Brian Wright

Brian Wright fue operado de un cáncer de garganta, que le afectó a la boca. Hubo que extirparle la mandíbula y fue sustituida por otra creada a partir del hueso de la pierna. Además de las 16 horas de quirófano, tuvo que soportar varias semanas de una extenuante radioterapia. Estaba exhausto y desmoralizado y hubo que convencerle para que participara en el ensayo clínico. El cáncer de garganta le había hecho pasar un calvario y le proponían volver a inocularle el virus. En un primer momento pensó que era una locura, pero cuando le explicaron que el cáncer no volvería y que lo que buscaban es que el cuerpo se hiciera inmune, aceptó.

Ahora ha pasado un año desde que le extirparan el cáncer y acaba de recibir la décima dosis de la vacuna. Le quedan otras diez de aquí a principios de año.

Otras vacunas basadas en la misma tecnología

El salto dado en los últimos dos años ha sido enorme gracias a que la tecnologías de vacunas elaboradas de manera experimental han dado resultados muy positivos y que han abierto un abanico muy grande de posibilidades. Así, además de haber permitido la elaboración de esta vacuna contra el cáncer de cabeza y cuello, ha servido al equipo de científicos de Oxford que desarrolló el suero de AstraZeneca para replicar la técnica del “vector viral” para combatir el cáncer de próstata.

Además, la técnica de ARN mensajero en la que se basaron las vacunas contra la Covid de Pfizer y Moderna se ha utilizado recientemente con resultados esperanzadores contra el cáncer de páncreas.