Consumo
¿Cómo elegir la mejor berenjena de la verdulería?
Aunque pueda parecer contraintuitivo, debemos buscar aquellas berenjenas más pequeñas de la estantería
Las berenjenas son una de las hortalizas más polifacéticas del mundo. Al cocinarlas, estas frutas absorben todos los sabores de la cazuela… por lo que se adaptan a la perfección a infinidad de recetas. Podemos cocinarlas a la plancha, al horno, podemos hacer con ellas una tortilla o podemos rellenas, (...). Con una berenjena podemos hacer casi cualquier cosa. Ahora bien, cualquier plato que queramos preparar, podría verse arruinado si no elegimos con mucho cuidado las mejores berenjenas de la verdulería:
Elegir la mejor berenjena
Las berenjenas deben consumirse bastante pronto. Un límite aceptable y que puede servirnos de guía es de unos cinco días. A partir de este momento y a medida que la berenjena va madurando, esta se va ablandando y arrugando cada vez más. El sabor se vuelve cada vez más amargo, el color se empieza a apagar y la piel empieza a perder su brillo natural. En general, podemos decir que -a la hora de cocinarla- una berenjena madura da mucho menos juego y aporta mucho menos sabor que una berenjena recién salida de la huerta.
Cuando estemos junto a la estantería de las berenjenas, lo primero en lo que debemos fijarnos es en el tamaño. Aunque pueda parecer contraintuitivo, debemos buscar aquellas berenjenas más pequeñas de la estantería. Estas son las que tendrán la pulpa más tierna y más dulce... mientras que aquellas más grandes y livianas estarán más maduras, y en consecuencia, serán las que tendrán más semillas y las que tendrán un sabor más amargo.
Ahora bien, el hecho de que sea más deseable una berenjena joven y pequeña, que una que sea más grande y más blanda; no significa que debamos elegir la hortaliza más dura de la estantería. Para comprobar que la pieza tiene la consistencia que buscamos, sólo tenemos que apretar la berenjena con un dedo y si se siente demasiado dura o si la piel parece que va romperse con facilidad, entonces deberías descartarla. Se debe sentir firme y -sobre todo- esponjosa... pero no dura. Para hacernos una idea, podemos pensar en que la consistencia ideal de una berenjena es -más o menos- como la de un tomate.
Después de haber hecho un primer filtro en función del tamaño y la consistencia, debemos fijarnos en el cáliz. Es decir, en la parte verde que sirve de unión con el tallo de la planta. Este deberá tener un aspecto fresco, de un color verde intenso y lleno de vida. Es una de las partes de la fruta donde más se manifiesta un exceso de madurez. Después de un tiempo desde que se arrancó la berenjena de la planta, el cáliz se empieza a resecar. Otro aspecto en el que debemos fijarnos es en la piel. Es importante que la berenjena tenga una piel brillante, con color púrpura intenso... y lo más uniforme posible.
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