Producción

La sequía deja vacías las despensas: “La situación es crítica”

Agricultores y ganaderos han tenido que disminuir su producción, lo que supone el encarecimiento y desabastecimiento de productos

El cambio climático está poniendo en riesgo la viabilidad de los productos agrícolas y ganaderos
El cambio climático está poniendo en riesgo la viabilidad de los productos agrícolas y ganaderosBrais LorenzoAgencia EFE

Los agricultores y ganaderos de nuestro país no atraviesan su mejor momento. Además de los estragos generados por la guerra de Ucrania y los problemas derivados del incremento de los insumos, el cambio climático está poniendo en riesgo la viabilidad de sus productos. Es el caso del cereal, el arroz, la uva, la aceituna, las crucíferas o la carne. La principal consecuencia es la pérdida de algunos cultivos o la desaparición de explotaciones ganaderas debido al calor, la sequía y sus consecuencias, como el aumento de riesgo de incendios en las dehesas de «medio» a «muy alto» o la proliferación de plagas más resistentes.

«La situación es crítica. Nuestros costes de producción son inasumibles y experimentamos subidas de los precios de los fertilizantes en un 300% y del combustible en un 75%. Pero, además, nos enfrentamos a uno de los años más calurosos y secos de la última década. Las temperaturas récord que hemos tenido este verano y la falta de precipitaciones han mermado la planta y, en consecuencia, el producto. Así, aunque se ha sacado mucha producción porque la vid es una planta de secano, no se ha conseguido que la uva tenga el grado que suele tener. Las pérdidas en los viñedos oscilan entre el 30% y el 40% sobre una cosecha media, a lo que se suma unos precios que están estancados o van a la baja», asegura Jesús Morán, agricultor en la cuenca del Guadiana, en Badajoz.

Desde la Federación Española del Vino refrendan sus palabras. «Los fenómenos meteorológicos extemporáneos están afectando al viñedo de manera directa en el sur de Europa. En España, este año, la producción ha estado significativamente mermada en el centro de la península, el arco mediterráneo y la zona de Jerez. También ha afectado en el adelanto de la maduración de la uva –la vendimia se ha adelantado dos semanas–, un incremento del grado alcohólico, que continúa con la tendencia que venimos observando desde hace un par de décadas, y una disminución de la acidez. La situación podría llevar a que, en determinadas zonas de España, empeore la calidad del vino», asegura José Luis Benítez, ingeniero agrónomo y director general de la Federación Española del Vino.

En este sentido, propone «adoptar medidas de adaptación mediante el cambio de variedades, viñas que sean más resistentes a las sequías, disponibilidad de balsas para el riego por goteo, colocación de viñas en lugares de más altitud, etc. Las denominaciones de origen deberían empezar a reflexionar sobre esta cuestión».

La sequía, concretamente, está llevando a estos agricultores y ganaderos a la «desesperación» por ver disminuida tanto su producción como la calidad de sus productos. Algunas demarcaciones de nuestra geografía han tenido que declarar el escenario de emergencia debido a la extraordinaria falta de agua que se ha sufrido durante este año hidrológico. La precipitación media estatal del 1 de octubre de 2021 al 30 de septiembre de 2022 –lo que en España se considera un año hidrológico– ha sido de 478,5 mm, un 25,3% inferior al valor normal según datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Debido a esta situación, algunas localidades se han visto en la obligación de adoptar medidas para el uso racional del agua. La campaña de riego también se ha visto afectada: en las zonas regables afectadas, las restricciones del uso de agua para regadío han estado entre el 30% y el 60%.

Además, la sequía ha puesto en riesgo la viabilidad del cultivo del arroz. En este caso, los agricultores andaluces critican la «irracional» postura de la Consejería de Agricultura de la Junta de Andalucía de obligarles a mantener inundadas las parcelas agrícolas destinadas al cultivo de arroz tradicional hasta el 15 de diciembre pese a que este se haya recolectado en octubre. En Italia, país que se posiciona como el mayor productor de arroz de la UE, con más de la mitad de su producción, el clima desfavorable ya se ha cobrado un serio precio: 2.900 millones de euros. Además, se calcula que los agricultores perderán alrededor del 30% de sus cosechas este año.

Los productores de leche también están sufriendo las consecuencias del cambio climático con importantes descensos en la producción media. «El estrés térmico que han sufrido los animales ha provocado descensos muy importantes de la producción. La situación ha sido tan extrema que la reducción de litros por vaca diaria todavía no se ha recuperado. Estas situaciones de estrés térmico, además, generan problemas de fertilidad que derivan en un nuevo descenso de la producción», indican desde la Organización de Productores de Leche Agaprol. Por su parte, la falta de agua ha encarecido la alimentación vegetal que reciben las vacas.

«La sequía ha provocado falta de proteína vegetal, un factor imprescindible para mantener los niveles de producción. Y, precisamente, afrontamos esta temporada con carencia de forrajes. La situación ha sido similar en todo el mundo y eso ha provocado que la demanda de los mercados del medio oriente se haya multiplicado exponencialmente. Esto ha tensionado aún más los mercados, los cuales han visto cómo los precios se elevaban sustancialmente a la vez que se reduce la oferta», explican.

En este sector, la falta de respuesta a esa situación por parte de industrias y distribución ha obligado al cierre del 39% de las explotaciones en siete años y a un descenso de la producción del 4% en el último año. «Este año hemos vivido una auténtica tormenta perfecta», lamentan.

El desabastecimiento de leche ya se está produciendo y algunas grandes superficies han tenido problemas de suministro recientemente. «Lo más preocupante es que los factores anteriormente señalados no se pueden corregir de forma inmediata. El sacrificio de animales ha sido muy alto (40.000 cabezas en dos años) y, aunque actualmente se están reponiendo animales, éstos no estarán en condiciones de producir leche suficiente hasta, al menos, dentro de un año y medio», aseguran.

La industria láctea, a su vez, ha reducido el número de referencias fabricadas ante la falta de materia prima para poder elaborarlas. «El precio de la leche ha aumentado, aunque si lo comparamos con otros productos de necesidad, el aumento del precio de la leche se está produciendo a un ritmo más lento. El sector industrial lácteo español está haciendo un gran esfuerzo para adaptarse a la compleja situación que todos estamos viviendo para que no falte ninguno de nuestros productos en la mesa de ninguna familia», indica Luis Calabozo, director general de la Federación Nacional de Industrias Lácteas (Fenil). Y continúa: «El elevado aporte nutricional de los productos lácteos debe mucho a la presencia del agua desde el comienzo de esta cadena y se traduce en el producto final, por ejemplo, en el elevado índice de hidratación que tiene la leche».

El sector apícola tampoco está exento. Estima una reducción de cosecha de miel entre el 40 y el 50% por los efectos de la sequía y las pérdidas provocadas por el abejaruco. La menor presencia de insectos por la escasa floración y la ausencia de charcas ha convertido a las abejas melíferas en el principal alimento de esta ave migratoria.

Ante este escenario, agricultores y ganaderos de los diferentes sectores aseguran estar «muy tocados». De hecho, muchos empresarios han tirado la toalla cerrando explotaciones o levantando sus cultivos pues, aunque se está invirtiendo en investigación y estudios para buscarmétodos más sostenibles y adaptados a estas condiciones meteorológicas, el Gobierno todavía no ha puesto en marcha una «acción seria para mitigar el problema». Y advierten: «Al generarse menos producción habrá menos alimentos y serán más caros».