
Demografía
Cuatro de cada diez menores de 5 años en España es de origen extranjero
Informe de Funcas: en conjunto, la población residente en España con origen en otro país supera los 11,7 millones de personas, el 24,3% del total

La inmigración ha dejado de ser un fenómeno coyuntural en España y se ha convertido en un componente estructural de la sociedad no solo por la magnitud de los flujos migratorios, sino también por la aparición y expansión de la llamada segunda generación de inmigrantes, esto es, personas nacidas en España pero con progenitores procedentes del extranjero, según un informe de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas). En 2024, su peso entre los más jóvenes era tal que el total de población con origen extranjero –nacido fuera de España o con al menos un progenitor inmigrante– alcanzó el 36% entre los menores de 20 años y el 39% entre los menores de 5, lo que sitúa a este colectivo como una pieza fundamental del futuro demográfico, social y político del país.
El trabajo de Funcas, titulado «De hijos de inmigrantes a protagonistas sociales: la segunda generación en España», ofrece una radiografía de los descendientes de inmigrantes en España. Su peso en la población varía notablemente según la edad: entre los mayores de 30 años apenas representan un 2%, mientras que entre los menores de 20 años alcanzan el 33%. La mayoría pertenece a la segunda generación –nacidos en España con dos progenitores nacidos en el extranjero– que supone el 17% del total. A ellos se suman la generación 2,5 –nacidos en España con un solo progenitor nacido fuera– con un 9%, y la generación 1,5 –nacidos en el extranjero que llegaron antes de los 11 años–.
Si se contabilizan junto a la primera generación, entre los menores de 20 años la población de origen extranjero asciende ya al 36%. El panorama es aún más destacado en la primera infancia: entre los menores de 5 años, un 25% pertenece a la segunda generación, un 10% a la generación 2,5 y un 4% a la generación 1,5, lo que eleva al 39% la proporción de niños pequeños con origen extranjero. En conjunto, la población residente en España con origen extranjero supera los 11,7 millones de personas, un 24,3% del total.
Al centrar la mirada en la segunda generación emerge un rasgo definitorio: diversidad en la procedencia de sus familias. Destaca el elevado peso que adquieren, en la segunda generación, quienes tienen dos progenitores de Marruecos, que alcanza un tercio del total (33%), proporción que duplica la de la primera generación (16%). Un patrón similar se observa en el caso del resto de países africanos, cuyo peso aumenta desde el 3% en la primera generación hasta el 7% en la segunda.
En términos educativos, las madres de la segunda generación presentan, en general, un nivel inferior al de las de origen español, especialmente en los casos de madres marroquíes y africanas. En el otro extremo, las madres de Venezuela, de la UE15 o de Argentina presentan perfiles educativos mucho mejores. De hecho, en estos grupos, el nivel educativo medio de las madres iguala o incluso supera al de las madres nacidas en España.
La integración de los hijos de inmigrantes en España se ha realizado a partir del estudio ILSEG, que ha seguido a miles de jóvenes desde la adolescencia hasta la adultez temprana. Sus resultados muestran que los hijos de inmigrantes en España se dividen a partes iguales entre los que se autoidentifican como españoles (50%) y los que no (50%). La diferencia es clara entre los nacidos en España y los que llegaron del extranjero a una edad temprana. Entre los primeros –la segunda generación propiamente dicha–, el 82% se identifica como españoles, porcentaje que cae al 40% entre los segundos.
El estudio también revela las brechas existentes en el ámbito educativo y laboral. Los hijos de nativos poseen una clara ventaja sobre los hijos de inmigrantes: mientras que el 28% de estos últimos había llegado a la universidad, la cifra entre los hijos de nativos alcanzó el 43%. Además, hay gran disparidad por nacionalidades: el 47% de jóvenes de padres argentinos y el 48% de los de venezolanos habían logrado alcanzar la universidad, pero solo el 19% de hijos de ecuatorianos y el 22% de filipinos tenían un nivel similar.
También existen diferencias en logros ocupacionales en la adultez temprana. Solo el 18% de los hijos de inmigrantes había alcanzado ocupaciones no manuales como gerentes o profesionales en la adultez temprana, mientras que la cifra entre los hijos de nativos era del 27%. Las diferencias por origen nacional también son muy significativas. Por ejemplo, más del 30% de hijos de europeos occidentales había accedido ya a posiciones ocupacionales altas, mientras que la cifra para hijos de ecuatorianos fue de solo el 9% y, para los de filipinos, del 10%.
Respecto al mercado de trabajo, en perspectiva de género, las mujeres de segunda generación logran una asimilación laboral más favorable en comparación con los hombres, acercándose en mayor medida a resultados de la población autóctona. Además, la segunda generación de origen latinoamericano es la que tanto hombres como mujeres alcanzan mejores resultados en comparación con la primera generación.
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