Mascotas

Alergia a los gatos, por qué se produce

Algunas razas de felinos provocan menos reacciones alérgicas que el resto

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En el año 2004, apareció en la isla de Chipre una tumba de la época neolítica, de casi 9.500 años de antigüedad, en la que se había enterrado a una persona con su mascota, un gato de ocho meses que le acompañaría en el viaje al más allá. En Egipto, hace 4.500 años, los gatos ya cazaban ratones y serpientes venenosas.

El gato era el animal preferido de los faraones egipcios, la mascota de la realeza por delante de otros animales de compañía como el perro o el mono. Se creía que atraían la buena suerte, protegían el hogar y a la familia así que terminaron divinizándolos. La diosa Bastet, con cuerpo de mujer y cabeza de gato, era el símbolo de la fertilidad, protectora de los embarazos, de los hogares y de la armonía.

Hoy en día el gato es un miembro más de muchas familias. Comparte casa, sofá, cama y muebles por los que salta, juega y duerme. Sin embargo, no todo el mundo puede tener un gato en casa. Hay muchas personas que tienen alergia a ciertas mascotas, especialmente a los perros y gatos. La alergia a alguna mascota es, en realidad, una reacción a proteínas que se encuentran en las células de la piel, la saliva o la orina del animal.

Los animales domésticos pasean por la casa, se asean y desprenden caspa o escamas de piel que permanece flotando en el ambiente durante mucho tiempo, aunque el animal ya no esté en la casa. Por eso los alérgicos pueden manifestar síntomas como estornudos, moqueo o problemas respiratorios incluso en lugares donde no está el animal.

La alergia a los gatos es un problema bastante frecuente, se coloca en el tercer tipo de alergia más común después de la alergia al polen y a los ácaros del polvo y duplica en frecuencia a la alergia a los perros. Entre un 5 y un 20 por ciento de la población va a tener a lo largo de su vida un problema de sensibilidad con estos animales domésticos, lo que supone una incidencia más que considerable.

El alérgeno más importante de los gatos es el Fel d1, proteína que se encuentra en el epitelio del gato, denominada así por el nombre científico del gato, Felis domesticus. Se produce principalmente en la saliva, se transmite al pelaje del animal cuando se acicala y al entorno de la casa a través del aire y las descamaciones del felino.

La doctora Ana Novalbos Wilcher, alergóloga en el Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, señala que “en el gato se han identificado hasta 8 proteínas responsables de la alergia llamadas Fel d1 a Fel d8 cuyo origen está en la caspa, la saliva, la sangre o la orina del animal. La mayoría de los alérgicos al gato son sensibles a la proteína fel d1, que está presente en la caspa y la saliva”.

Y es que las partículas de la caspa del gato son tan pequeñas que permanecen en el ambiente mucho tiempo y se fijan con facilidad en la ropa, los zapatos y la piel de las personas, y penetran rápidamente en las vías respiratorias, lo que provoca la reacción alérgica, explica la especialista.

Existe la creencia de que algunas razas de gatos no dan alergia, pero nada más lejos de la realidad. Todos los gatos y todas las razas producen el alérgeno Fel d y, por lo tanto, pueden producir alergia en las personas. Tampoco la longitud del pelo o el color del felino afectan a la producción de este alérgeno. Sin embargo, existen factores que influyen en la producción de Fel d en los gatos, como la producción de testosterona. Así, los machos no castrados producen más alérgenos que las hembras y que los machos castrados.

También la edad de los gatos influye en esta producción: cuantos más años tengan, menos alérgenos segregan. “Algunas empresas han intentado crear gatos hipoalergénicos modificando su ADN para eliminar la producción de Fel d1. Este procedimiento es complicado y no se conoce si los gatos sin Fel d1 podrían crecer sanos. Otras compañías han intentado obtener animales menos alergénicos sin manipulación genética, seleccionando y cruzando animales con niveles bajos de alérgenos, pero los datos de Fel d1 obtenidos en las casas no confirman que se haya conseguido”, añade la alergóloga del Hospital Quirónsalud Madrid.

Sin embargo, sí es posible reducir la producción de Fel d1 con una dieta especial a base de pienso hipoalergénico. Este tipo de pienso contiene la proteína antiFel d1-IgY, procedente del huevo, que, si se une a la Fel d1, puede llegar a neutralizarla. “Estos piensos son seguros para el animal y al ser ingeridos neutralizan el Fel d1 contenido en su saliva, disminuyendo la capacidad de producir alergia, pero todavía son necesarios más estudios para conocer su efectividad”, puntualiza la doctora Novalbos Wilcher.

Por eso, si tenemos en mente adoptar a un pequeño o gran felino, hay razas que producen menos alérgenos que otras, por ejemplo, el gato Siberiano, el Devon, el Cornish Rex, el Ruso azul y el Siamés. Aunque no se ha demostrado que sean hipoalergénicas, son más aconsejables que otras a la hora de tener un gato como mascota.