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Aereonáutica

El avión más grande del mundo ya está en el aire: transporta palas de turbinas eólicas de más de 100 metros

El proyecto propone cambiar para siempre la forma en que el viento se convierte en electricidad

El avión más grande del mundo ya está en el aire: transporta palas de turbinas eólicas de más de 100 metros La Razón

Durante años, el desarrollo de la energía eólica terrestre se ha topado con un obstáculo insólito, el tamaño. Las nuevas turbinas son cada vez más grandes, sus palas superan los 100 metros y prometen producir más electricidad a menor coste. Sin embargo, mover esas piezas desde las fábricas hasta los parque eólicos se ha convertido en una pesadilla logística.

Las carreteras no están preparadas para semejantes dimensiones, los puentes y curvas se convierten en trampas y los costes de transporte se disparan. Frente a ese problema, una empresa estadounidense decidió pensar literalmente en grande. Radia, con sede en Colorado, quiere llevar las palas por aire. Y para eso está construyendo el avión más grande del mundo.

Un avión, para un propósito

El proyecto se llama WindRunner y no pretende competir con los grandes aviones, sino resolver un desafío industrial. Su diseño rompe todos los moldes: 108 metros de largo, 80 de envergadura y una capacidad para transportar palas de hasta 105 metros de longitud. Radia asegura que podrá aterrizar en pistas de tierra de menos de dos kilómetros, lo que permitiría dejar las palas directamente en el lugar donde se levanta un parque eólico.

El objetivo es la eficiencia. "No queremos otro avión de pasajeros", explica su fundador Mark Lundstrom. "Queremos una herramienta capaz de llevar energía limpia a lugares donde ahora no puede llegar".

WindRunner tamaño en planoLa Razón

Su idea puede parecer futurista pero los números la respaldan. Según un estudio encargado por la empresa, las turbinas de 10 megavatios podrías mejorar su rendimiento en un 20% y reducir tanto los costes de la energía como los de las emisiones asociadas. El único obstáculo era físico, cómo hacer llegar esas enorme palas a los parques.

Cómo es el avión

El WindRunner será un avión tan descomunal como especializado. Su fuselaje, construido principalmente en aluminio, permitirá absorber impactos y operar en terrenos no pavimentados. Las alas, rectas y elevadas, estarán fabricadas en materiales compuestos, diseñadas para resistir vibraciones y evitar daños por objetos en el suelo.

Pese a su tamaño, la aeronave volará a velocidades moderadas y podrá aterrizar a solo 185km/h, algo insólito para un avión de sus dimensiones. Con una altura equivalente a un edificio de tres pisos, tendrá espacio suficiente para tres palas de 80 metros, dos de 95 o una de 105.

El equipo detrás del avión

Radia ha logrado reunir un grupo de asesores poco habitual en una empresa emergente, entre ellos, el exsecretario de Energía estadounidense Ernest Moniz y el exprimer ministro australiano Malcolm Turnbull. La construcción del WildRunner requerirá miles de millones de dólares, que la empresa espera obtener en parte por programas de apoyo público a la innovación.

Además de su función civil, el avión podría tener aplicaciones militares o humanitarias como transporte pesado, una posibilidad que Lundstrom no descarta y que podría ampliar el atractivo del proyecto ante inversores y gobiernos.

Un nuevo modelo para el crecimiento de la energía eólica

De este modo, el transporte dejaría de ser un cuello de botella y la construcción de parque eólicos podría expandirse a regiones donde antes era inviable, lo que abriría nuevas posibilidades para países con grandes zonas interiores y recursos de viento moderado.

EL WindRunner simboliza una nueva alianza entre aviación e innovación energética. Si el proyecto logra cumplir los plazos, el primer vuelo en 2029 y la operación comercial en torno a 2031, podría impulsar una nueva generación de turbinas más potentes, reducir los costes y acelerar la transición hacia un modelo eléctrico descarbonizado.

En un mundo que busca depender menos del petróleo y más de la energía limpia, el WindRunner no solo quiere volar, sino cambiar la manera en que la energía llega a nosotros.