Teología de la Historia

Cien años de otra «Gran Promesa» dada en España para la salvación de la humanidad

Tanto en la capital de Pontevedra como en Tuy la comunidad de Galicia fue protagonista de las Promesas de la Virgen en Fátima

Mijail Gorbachov, último dirigente de la extinta Unión Soviética, con el Nokia Mobira Cityman 900.
Gorbachov fue el protagonista político de la desaparición de la URSS un 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada ConcepciónLa Razón.

En el anterior capítulo de esta serie dedicada a la Teología de la Historia ya escribimos acerca de la gran proximidad de un acontecimiento que está en la Historia de la Iglesia y que debería estar de manera destacada en la Historia de Occidente. Precisamente por su destacada importancia hoy profundizamos en su conocimiento y en su influencia en el tiempo que vivimos, donde se habla cada vez con más frecuencia del peligro de otra gran guerra. Nos estamos refiriendo a las Promesas efectuadas por la Virgen María en Fátima a los tres pastorinhos, el 13 de julio de 1917. En aquella histórica fecha el mundo atravesaba una coyuntura grave con la Primera Guerra Mundial en pleno desarrollo, comenzando ya su cuarto año de vigencia desde su comienzo, que había sido el 28 de julio de 1914 tras el atentado en Sarajevo que acabó con la vida del Príncipe Francisco Fernando, heredero de la Corona del Imperio de Austria-Hungría. Aquel 13 de julio en la Cova da Iría en Fátima, los pastorinhos hermanos Jacinta y Francisco, de 7 y 9 años de edad y hoy canonizados por la Iglesia, y su prima Lucía, de 10, tuvieron una visión que les ocasionó temor con expresiones de pánico que escucharon los muchos testigos presentes. Después la Virgen les explicaría el significado de aquella visión, que representaba el infierno y demonios con figuras horribles, y las almas de muchas personas que se condenaban porque no había quienes «rezaran y se sacrificaran por ellas». A raíz de esta visión afirmará la primera de las dos Promesas que por medio de Lucía quería trasladar a la humanidad. Esa Promesa consistió en lo que ha pasado a la Historia de la Iglesia como la «devoción de los cinco primeros sábados de mes». Consistente en que toda persona que la cumpliera, en el momento de su muerte, «recibiría la gracia necesaria para correspondiendo a ella, salvar su alma». Es decir, de librarse del infierno, como habían visto en aquella terrible visión.

La otra Promesa fue la de evitar una «guerra mayor» –que la que en aquel momento se producía– y que sería la Segunda Guerra Mundial. La Virgen les dijo que «las guerras eran consecuencia de los pecados de los hombres» y, por tanto, que «si no había conversión vendría esa guerra mayor». Incluso, sin duda informada desde el «eterno presente de Dios» que esa conversión no se produciría, hizo otra Promesa con una extraordinaria Gracia para evitarla, que sería la «Consagración de Rusia a su Inmaculado Corazón por medio del Papa en comunión con todos los obispos del mundo». Estas son las dos Promesas dadas para el mundo aquel día por la Virgen en Fátima, aunque podíamos añadir una tercera que se cumplió y rápidamente. Portugal se había incorporado a aquella gran contienda el año anterior, 1916, y muchas mujeres estaban sufriendo teniendo a sus seres queridos en el frente –hijos, maridos, hermanos, etc.– cuyos restos regresaban a sus pueblos tras haber caído en la guerra. Por ello le pidieron a Lucía que le rogara a la «Blanca Señora» que « ¡Cuándo acabaría aquella guerra!”, a lo que Ella contestó que «Esa guerra acabaría pronto...». Y así fue: en noviembre del año siguiente finalizaría la Primera Guerra Mundial, cuando por entonces no había ninguna expectativa, ni militar ni política, de que ello sucediera tan pronto. Es un hecho muy relevante que esas dos Promesas efectuadas por la Virgen en Fátima, las cumplirá ambas precisamente en España . Y las dos en Galicia, en la capital de Pontevedra la primera y en Tuy la Segunda, donde residía por entonces Lucía. La de Pontevedra en el noviciado de las Hermanas Religiosas Doroteas, y en Tuy ya como Religiosa Profesa, en la Casa de las mismas. Acontecimiento destacado es que la Promesa de los «Cinco primeros sábados» la cumpliera el 10 de diciembre de 1925, es decir, hace ahora exactamente 100 años. Ese lugar es hoy el Santuario Mariano que acoge y difunde aquella maravillosa Promesa y que por ello celebra ahora un año Jubilar para conmemorarlo. Pero es de singular importancia que ahora, y en España, se cumpla tan destacado aniversario, por lo siguiente: «El Señor de la Historia» como gustaba denominar a Jesucristo el Papa san Juan Pablo II, vino a Francia a finales del siglo XVII revelándose a santa Margarita María de Alacoque comunicándole la devoción de los «nueve primeros viernes de mes». Sin duda como una ayuda especial para salvar el alma en una Francia que siendo la «hija primogénita de la Iglesia», estaba siendo víctima del racionalismo, el iluminismo y el jansenismo de manera muy especial. Por ello pedirá a Margarita M. que trasladara al Rey su deseo de que se consagrara a «Su Sagrado Corazón» , prometiendo su bendición en todas las empresas que impulsara en defensa de la Iglesia. Luis XIV no se consagraría, ni tampoco sus sucesores Luis XV y Luis XVI, y exactamente 100 años después día a día, se desencadenó la Revolución francesa. En esa sociedad, el hombre desplazará a Dios y los derechos humanos a los derechos de Dios, y será por tanto más difícil salvar el alma a los hombres de esa generación que a los de la precedente Cristiandad. Y esa devoción será una ayuda muy importante para conseguirlo. De análoga manera, cuando va a triunfar la Revolución Bolchevique en el «octubre rojo de 1917»,será la Virgen la que vendrá a ayudar a la humanidad. Y siendo la Revolución comunista una «segunda vuelta de tuerca» a la Revolución francesa, descristianizando más a la sociedad, Ella como Madre de Dios y Madre nuestra, bajará la «nota de corte» necesaria para aprobar en el juicio personal al fallecer y salvar el alma. Y en lugar de 9 primeros viernes, serán ahora 5 primeros sábados . Es importante conocer que El Señor le reveló a Su Madre que quería que su Sagrado Corazón fuera venerado unido al Corazón de Ella. Y que precisamente para extender la devoción de su Inmaculado Corazón entre los hombres, la «Guerra Mayor» se evitara mediante esa Consagración de Rusia efectuada precisamente a su Inmaculado Corazón.

De análoga forma a cómo se extendió la devoción al SCJ por Francia se extendería por España –la peninsular y la de Ultramar– con la «Gran Promesa» efectuada por medio del beato Bernardo de Hoyos en Valladolid en 1733. Y asimismo, la devoción al ICM quería que se extendiera mediante la práctica de la devoción de los 5 primeros sábados , y por haber evitado la guerra por medio de dicha Consagración. El 13 de julio de 1917 la Virgen dirá también que será el ICM el que impedirá la «expansión de los errores de Rusia por el mundo». Tres meses después, la Revolución acabará por transformar a Rusia en la URSS, y los «errores de Rusia» serán el comunismo. Imaginemos el mundo en el que viviríamos si la Segunda Guerra Mundial no se hubiese producido. Y que el comunismo no existiera ni se hubiese extendido por el mundo. Y que gran cantidad de almas de hombres de todo el mundo se hubiesen salvado. San Juan Pablo tuvo una especial iluminación en el hecho de la coincidencia de su atentado con la fiesta de la Virgen de Fátima, el 13 de mayo de 1981. Y cuando una año después fue a Fátima a darle gracias a la Virgen por haberle salvado la vida dirá esa frase que titula esta serie de Teología de la Historia. Y efectuará una Consagración solemne del mundo al ICM en presencia de la imagen de la Virgen de Fátima traída por primera vez desde la Capelinha. Una multitud de fieles llenaban la plaza de San Pedro aquel 25 de marzo de 1984. La tensión entre EE UU y la URSS alcanzaba niveles de gran preocupación por la posibilidad de un «error humano» que desencadenara una terrible Tercera Guerra Mundial. La respuesta Divina no se hizo esperar, y días después el13 de mayo (...) un accidente en el almacén de misiles nucleares de la Base de Severomorsk de la Flota soviética del Báltico, provocó un grave daño que marcó una clara disminución de la tensión militar. Y se sucedieron rápidamente y uno tras otro los sucesivos mandos de la URSS: Andropov, Chernenko, hasta llegar Gorbachov que será el último con la Perestroika. La desaparición de la URSS desplomándose como un castillo de naipes fue un 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción. Había sido consagrada Rusia al Inmaculado Corazón de María: el Corazón de la Inmaculada Concepción: NO «mera» coincidencia. Que la Iglesia promueva AHORA esta devoción, para que su práctica ayude también a evitar la guerra.