Investigación científica

Erupciones volcánicas y el impacto de un asteroide mataron a los dinosaurios

Han realizado una nueva reconstrucción de la temperatura del océano Antártico

Una reconstrucción de la temperatura del Antártico hace 66 millones de años apoya la idea de que una de las mayores extinciones masivas se debió a las erupciones volcánicas y al impacto de un asteroide.

Una nueva reconstrucción de la temperatura del océano Antártico hacia el momento en el que los dinosaurios desaparecieron hace 66 millones de años apoya la idea de que una de las mayores extinciones masivas del planeta se debió a los efectos combinados de las erupciones volcánicas y un impacto de asteroide.

Investigadores de la Universidad de Michigan y de Florida, en Estados Unidos, han encontrado dos picos abruptos de calentamiento en la temperatura del océano, que coinciden con dos momentos de extinción previamente documentados cerca del final del periodo Cretáceo. El primer momento de extinción ha estado ligado a erupciones volcánicas masivas en India mientras el segundo está asociado al impacto de un asteroide o un cometa en la península de Yucatán, en México.

Ambos eventos fueron acompañados por episodios de calentamiento que el equipo dirigido por por la Universidad de Michigan identificó mediante el análisis de la composición química de las conchas fósiles utilizando una técnica recientemente desarrollada llamada paleotermómetro de isótopos de carbonato agrupados. La nueva técnica, que evita algunos de los inconvenientes de los métodos anteriores, mostró que las temperaturas del océano Antártico subieron unos 14 grados Fahrenheit durante el primero de los dos eventos de calentamiento, probablemente como resultado de grandes cantidades de gas de dióxido de carbono que atrapan el calor liberado de la región volcánida Decán de India. El segundo pico de calentamiento fue más pequeño y se produjo alrededor de 150.000 años más tarde, alrededor de la época del impacto de Chicxulub, en Yucatán.

"Este nuevo registro de temperatura proporciona un enlace directo entre los eventos de vulcanismo y de impacto y los pulsos de extinción", afirma Sierra Petersen, investigador postdoctoral en el Departamento de Ciencias Terrestres y Ambientales de la Universidad de Michigan. "Encontramos que la extinción total a finales del Cretáceo fue causada por una combinación de la actividad volcánica y el impacto del meteorito, teóricamente asestando un doble golpe", señala Petersen, primer autor de un artículo que se publica en la edición digital de este martes de "Nature Communications".

La causa de la extinción masiva del Cretácico-Paleógeno (KPG), que acabó con los dinosaurios no aviares y aproximadamente tres cuartas partes de las especies vegetales y los animales del planeta hace unos 66 millones de años, se ha debatido durante décadas. Muchos científicos creen que la extinción fue causada por el impacto de un asteroide; algunos piensan que el vulcanismo regional fue el culpable y otros sospechan que se debió a una combinación de los dos.

El calentamiento por los volcanes debilitó el ecosistema

El pre-impacto del calentamiento climático debido a la actividad volcánica "puede haber generado un aumento del estrés de los ecosistemas, por lo que los ecosistemas estaban más vulnerables al colapso cuando el meteorito golpeó la tierra", concluye Petersen y los coautores Kyger Lohmann, de la Universidad de Michigan, y Andrea Dutton, de la Universidad de Florida. Para crear su nuevo registro de temperatura, que se extiende a lo largo de 3,5 millones de años, desde el final del Cretácico y el inicio del Periodo Paleógeno, los investigadores analizaron la composición isotópica de 29 conchas notablemente bien conservadas de bivalvos similares a las almejas recogidos en la isla Seymour de la Antártida.

Estos moluscos vivieron hace entre 65,5 y 69 millones de años en un delta costero poco profundo cerca de la punta norte de la Península Antártica. En ese momento, el continente estaba probablemente cubierto por bosques de coníferas, a diferencia de la capa de hielo gigante que hay en la actualidad.

A medida que los bivalvos de entre dos y cinco pulgadas de largo crecieron, sus conchas incorporaban átomos de los elementos oxígeno y carbono de ligeramente diferentes masas, o isótopos, en proporciones que revelan la temperatura del agua del mar circundante. El análisis isotópico mostró que las temperaturas del agua de mar en la Antártida en el Cretácico Superior estaban en promedio cerca de los 46 grados Fahrenheit, elevada por dos picos abruptos de calentamiento.

"Un estudio anterior encontró que la extinción de finales del Cretácico en este lugar se produjo en dos pulsos cercanos en el tiempo --dice Petersen--. Estos dos pulsos de extinción coinciden con los dos picos de calentamiento que hemos identificado en nuestro nuevo registro de temperatura, que se alinean con cada uno de los dos eventos causales".