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Claro desde el principio

La Razón
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Ayer fue un día inolvidable porque con cuatro televisiones transmitiendo la lectura del veredicto del juicio a Bretón en directo, con un suspense que le daba más entretenimiento, inauguramos la que puede llamarse gran justicia-espectáculo. Esto es: capaz de competir en audiencia con una final de fútbol. La corrupta vida política quedó en muy segundo plano. A la vista oral, que pudo resolverse en una semana, se le han dedicado tres de palpitante actualidad. En un crimen donde nadie ha visto nada, se han citado a 97 testigos. Los jurados han hecho perfectamente los deberes, incluso el portavoz, que debería de ser contratado para futuros eventos por la TV porque no parece improvisado, dado que ha leído el veredicto mejor que Matías Prats padre. Lamento disentir de todos «los opinadores» que consideran con «unanimidad búlgara» que este ha sido un gran juicio en el que todo ha funcionado. Tal y como me temía, creo que los jurados se equivocaron, no apreciaron lo importante y han condenado a un loco sin darse ni cuenta. Con ello se demuestra una vez más que el jurado popular está obsoleto y no sirve para hilar fino. Jose Bretón es culpable de la muerte y desaparición de sus hijos, asunto que estaba claro desde el principio, y que si no hubiera sido por el error de la perito de la Policía, que se equivocó al confundir los huesos de los niños con los de animales, se habría resuelto al menos hace diez meses. Pueden haberse equivocado los que estudiaron la mente de Bretón. Habría hecho falta un loquero independiente para dictaminar que Bretón está como una regadera.