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Carmen Machi, dolor de madre

La actriz, en una de las imágenes de la miniserie que se rodó en Madrid, Granada y Almería
La actriz, en una de las imágenes de la miniserie que se rodó en Madrid, Granada y Almeríalarazon

Cuenta Carmen Machi –más que acostumbrada a bregarse en teatro con personajes de enjundia como los que ha interpretado en «¿Quién teme a Virginia Woolf?», «Juicio de una zorra» y «Agosto»– , que encarnar a Leticia Moracho en «Rescatando a Sara», una miniserie de dos capítulos de Boca a Boca que estrena mañana Antena 3 en horario «prime time», que tiene un punto de compromiso que va más allá de la obligación profesional. «Es muy difícil dar vida a personajes reales, más aún si, como en el caso de Leticia, han sufrido una situación tan dramática. Además del respeto que me merece, hay un plus de responsabilidad para ser fiel a su historia y a sus sentimientos», dice.

Una historia extrema

Y es que lo que se cuenta en «Rescatando a Sara» es una historia extrema, de esas que ponen a prueba la resistencia anímica y física de un ser humano hasta someterle a un desgaste homérico. Leticia Moracho tenía una existencia más o menos plácida hasta que, en 2006, su esposo, el iraquí Abbas Alí Hussain, aprovechando un fin de semana, se llevó a la hija de ambos a su país, en pleno conflicto bélico, tras poner fin a su convivencia. Es un hecho traumático con demasiadas aristas, aunque la actriz precisa que no hay buenos ni malos de una pieza. Lo primero que ha intentando hacer es entender por qué ese esposo presumiblemente despechado decidió secuestrar a su hija. «Él no es una mala persona. La propia Leticia me contó que estaba locamente enamorada y que mantenían una relación extraordinaria, pero la convivencia empezó a desgastar la relación. Abbas, en un arrebato machista, por orgullo y por soberbia, decidió llevarse a Irak a la niña», explica. Pero ella no se iba a quedar quieta, ni a compadecerse de su mala suerte que comparte con decenas de españolas que ven cómo sus ex maridos se llevan a sus vástagos a sus lugares de origen. «Moracho es una mujer de armas tomar», dice la actriz, por lo que decidió viajar hasta Irak para recuperarla en lo que fue una lucha titánica para intentar vencer la burocracia de un país instalado en el caos y cada vez más radicalizado, donde cualquier presencia occidental –sobre todo si es una fémina intentando recuperar a su hija– es un bulto sospechoso, una amenaza en toda regla. Tanto Carmen Machi como Manuel Ríos San Martín, el productor y guionista, no pretenden estigmatizar el mundo musulmán, «pero es evidente que hay un choque de culturas. En ese sentido la historia tiene una trastienda adicional porque se muestra cómo luchan entre sí encarnados en los personajes de Leticia y de Abbas, dos religiones y dos maneras de entender la vida», comentan.

Los espectadores de televisión, acostumbrados a ver a Carmen Machi desenvolverse con un personaje como Aída, quizá se sorprendan al verla en un registro que está en las antípodas. A ella es algo que ni se le ha pasado por la cabeza. Estaba mucho más ocupada en mostrar cómo esta mujer gestionaba el dolor que sentía, al tiempo que mostraba una determinación casi suicida. «Cuando a una madre se le arranca a su hijo de los brazos, la primera reacción es gritar y quedarse sin palabras, yo he intentado ser fiel a lo que ella vivió». Gracias al periodista Javier Ángel Preciado y al programa de Mercedes Milá «El diario de...», hay escenas grabadas con cámara oculta que muestran lo que sucedió en Basora. Esas imágenes no están en la serie. Ríos San Martín y el equipo las vieron porque ofrecían un material informativo de primera mano. De ellas, Machi sacó la inspiración para recrear uno de los momentos más intensos de la producción: «Mi personaje estaba en los juzgados de Basora y tenía que transmitir su impotencia y desolación. El espectador verá a una madre que no está derrotada, pero sí agotada, casi sin energías, pero que no va a dejar de luchar».

Actores árabes

El rodaje de «Rescatando a Sara» se desarrolló en Madrid, Granada y Almería, donde se rodaron las escenas correspondientes a Irak. Esa fue una de las pocas concesiones que esta ficción hizo a la realidad de la historia porque para los personajes del reparto sí que se buscaron a actores árabes. Para ellos tiene Machi algunos de sus mejores recuerdos: «Eran unos intérpretes maravillosos, sobre todo el que encarna al compañero de Leticia, Abdelatif Hwidar, los árabes poseen una capacidad de seducción brutal». Su última conclusión después de esta experiencia vital y artística es que «lo más difícil no es quitarse el velo de la cabeza sino de la mente, pero, insisto, nuestra prioridad era contar esta historia con pudor y admiración».