Cargando...

Muere el papa Francisco

El cónclave y la esperada fumata blanca que revele el nuevo Papa

Los purpurados menores de 80 años elegirán por escrutinio secreto al futuro Santo Padre

Tras la muerte del Santo Padre a los 88 años de edad y los diferentes funerales, tendrá lugar la elección del nuevo sucesor de San Pedro. Un periodo excepcional de «sede vacante que comienza una vez que el camarlengo verifica la muerte del Papa y que concluirá con la celebración de un antiguo ritual para buscar un sucesor: el cónclave.

Durante este periodo es cuando se inician los trámites para organizar un nuevo cónclave que oficialice el nuevo obispo de Roma, máximo representante del catolicismo en todo el mundo.

Del latín «cum clave» (que significa bajo llave), arranca la reunión en la que aquellos cardenales menores de 80 años se reúnen en la Capilla Sixtina para elegir un sucesor al difunto. Esta reunión se realiza en la más estricta privacidad. De hecho, los cardenales mayores de 80 años pueden asistir a las congregaciones generales, pero no se les permite entrar al cónclave. De este modo, hasta siete cardenales españoles pueden participar en el Cónclave para elegir al nuevo Papa.

De este modo, tras la muerte del Pontífice, urge encontrar al sustituto que lleve las riendas de la Iglesia católica y lo primero de todo será convocar a Roma a todos los purpurados para las exequias y para organizar la sucesión.

Los cardenales deberán consensuar la fecha del cónclave, que, en todo caso, se celebrará antes del vigésimo día de la proclamación de la «sede vacante».

Una vez elegida la fecha, este hermético rito de elección de los Papas se celebra con los cardenales encerrados para animar al acuerdo y evitar de este modo posibles interferencias.

Esta práctica surgió en 1270 cuando los habitantes de Viterbo, entonces sede ponti-

ficia, hartos de años de indecisión, encerraron a los purpurados de la Iglesia hasta que estos se pusieron de acuerdo y eligieron sucesor. Funcionó y el elegido fue Gregorio X.

Así, en la fecha consensuada, los cardenales se encerrarán en la Capilla Sixtina para debatir el nombre del futuro Papa, aunque solo podrán votar o ser elegidos los menores de 80 años, informa Efe.

Esta jornada histórica comenzará con la misa «Pro eligiendo Papa» en la basílica de San Pedro y después los electores procesionarán hasta la Sixtina cantando el «Veni creator».

Una vez dentro, ante el Juicio Final de Miguel Ángel, jurarán y luego el maestro de ceremonias echará a los ajenos proclamando «Extra omnes» (fuera todos) y cerrará sus puertas para garantizar la más absoluta privacidad, un objetivo para el cual hasta se usan inhibidores de frecuencia.

En la actualidad, los cardenales electores son 135. La mayoría de Europa (53), seguidos por los asiáticos (23), los sudamericanos (17), norteamericanos (16), africanos (18), centroamericanos (4) y de Oceanía (4).

El modo de votación

Abolidos los modos de aclamación y por compromiso, la elección se hará por escrutinio secreto. Para que sea válida la elección del Pontífice se requieren dos tercios de los votos.

El primer día de encierro se realizará una sola votación y en los días posteriores, en caso de fracasar, dos por la mañana y dos por la tarde con el fin de agilizar los tiempos y llegar antes al consenso.

El «scrutinium» contará con tres cardenales encargados de escrutar el proceso y tres de revisarlo. Las papeletas serán rectangulares y en ellas se lee «Eligo in Summum Pontificem», mientras que en la parte inferior habrá un espacio para escribir el nombre del elegido en cuestión.

Luego, cada purpurado llevará su papeleta hasta la urna y, ante los escrutadores, pronunciará él juramento: «Pongo por testigo a Cristo Señor, el cual me juzgará, de que doy mi voto a quien en presencia de Dios, creo que debe ser elegido».

Después, colocará la papeleta en un plato y con este la deslizará en la urna. Una vez que todos han votado se procederá al recuento. Los escrutadores leerán en alto cada papeleta mientras otro toma nota y un tercero las perfora con una agua e hilo, uniéndolas en ristra.

Tras cada votación, se quemarán los votos en una estufa instalada para la ocasión en la Capilla Sixtina. El color del humo que salga por la chimenea anunciará al exterior el resultado: si es blanco, significará que se ha alcanzado un acuerdo. Si es negro, el cónclave deberá seguir.

Una vez un cardenal se imponga al resto, se preguntará al elegido si acepta su elección canónica como Sumo Pontífice. De asentir, se le preguntará cómo quiere ser llamado y se anunciará el tan esperado «Habemus Papam».