Seguridad Alimentaria
Cuidado: nunca consumas una lata que presente este defecto
Es muy importante que nos fijemos bien si tienen este defecto en su envasado antes de consumirlas. Podría ser muy peligroso.
Las latas de conserva están en las despensas de casi todos los hogares españoles, independientemente de su nivel socioeconómico o del tipo de familia que los ocupe. Son el recurso más socorrido para las personas que quieren comer de forma rápida, saludable y barata. Sin embargo, también es muy importante que nos fijemos biensi tienen este defecto en su envasado antes de consumirlas. Podría ser muy peligroso.
La importancia de un correcto envasado
Uno de los elementos estructurales más llamativo de las latas de conserva: los anillos que rodean sus paredes. A pesar de lo que alguno pueda pensar, este no es únicamente un elemento decorativo o estético; sino que tiene una función muy concreta: impide que se arruine el producto durante su proceso de envasado. Estos anillos o cilindros otorgan a la lata una mayor integridad estructural, permitiéndo así que pueda someterse a unas temperaturas altísimas… sin que esta llegue a colapsar. Este tratamiento térmico es una parte esencial en el proceso de envasado.
El objetivo de este proceso es la esterilización, porque cuando se somete a estas temperaturas, se elimina cualquier microorganismo que pudiese llegar a afectar a la salud del consumidor. Este proceso tiene lugar cuando la lata ya está cerrada, con el alimento en el interior. Y cuando aumenta la temperatura, el contenido se dilata y la presión del interior aumenta. Esto somete a mucha tensión a la estructura... hasta el punto de que se rompería si sus paredes no estuviesen recubiertas de estos anillos.
Los anillos absorben las diferencias de presión, y se contraen o se colapsan, en función de la temperatura a la que se somete a la lata, desviando la tensión allá donde no pueda hacer daño. De hecho, si te fijas podrás observar que los cilindros no solo se colocan alrededor de los costados de la lata, sino que también se han incluido en las tapas, tanto en la superior como en la inferior. Y es que, cuando aumenta la presión, estos anillos se curvan hacia el exterior, para volver a su forma original cuando esta disminuya. Ahora bien, hay otro motivo por el que la lata podría abombarse… y no es la temperatura:
Si la lata presenta estos defectos… mejor ni tocarla
Una lata que está abombada, que emite olores raros al abrirlas o cuyo contenido salga disparado al abrirlas… es un peligr para tí y para tu familia. Lo mejor que puedes hacer es tirarla de inmediato, porque el contenido puede estar contaminado con la bacteria Clostridium botulinum, la cual produce la toxina botulínica. Esta toxina puede aparecer en latas de conserva que estén mal preparadas debido a que han sido sometidas a un tratamiento térmico incorrecto. Esto ocurre cuando el calor no es aplicado de forma adecuada, lo que permite que la bacteria sobreviva.
Esta toxina puede ser mortal si se ingiere en cantidades elevadas y puede causar una infección con síntomas como debilidad, vértigos, sensación de parálisis, vómitos, dificultad para respirar, hinchazón abdominal, estreñimiento o diarrea. Estos síntomas pueden aparecer entre 12 y 36 horas después de la ingestión, y después pueden aparecer síntomas tardíos como dificultades en la visión, para tragar, para hablar correctamente y sequedad bucal.
Asegúrate de que las latas de conserva que compres no tengan ninguno de estos defectos. Si observas alguno, no la consumas bajo ninguna circunstancia. Si has consumido una lata de conserva con estos defectos y presentas algunos de los síntomas antes mencionados, acude rápidamente a un médico para someterse a las pruebas de diagnóstico pertinentes.
¿Cuál es el origen de las latas de conserva?
El objetivo para el que las latas fueron inventadas nunca fue abastecer a los civiles… lo cierto es que apareció en los campos de batalla para poder mantener bien alimentados a los soldados que se encontraban lejos de las tropas aliadas. De hecho, la utilización de estas latas supuso un salto de gigante en la logística de la Primera y la Segunda Guerra Mundial, porque ya no había que depender de la producción local o de los envíos constantes desde otras partes del mundo.
Se habría la puerta a otras formas de suministro mucho más versátiles. Eso sí, en aquel momento las latas se abrían con un cincel y un martillo. Con el tiempo las ventajas que ofrece este envase metálico en cuanto a su mantenimiento y transporte, permitieron que fuesen abriéndose camino hasta conquistar millones de hogares.
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