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Los graves peligros de consumir el aceite de las latas de atún

Aunque el atún tiene múltiples cualidades para el ser humano, los métodos de conservación hacen que este alimento pueda ser responsable de la aparición de varias enfermedades

Una lata de atún en aceite
Una lata de atún en aceitelarazon

El atún enlatado es una de las conservas más vendidas no solo porque es nutritivo, sino que también es una de las formas más económicas de comer pescado. Aporta proteínas importantes para la formación de tejido muscular y el crecimiento de los niños. Contiene ácidos grasos omega-3, que ayudan a reducir los niveles de colesterol y triglicéridos en sangre, y reducen el riesgo de arteriosclerosis y trombosis. Además, contiene vitaminas del complejo B como B2, B3, B6, B9 y B12, que son importantes para el desarrollo y funcionamiento del sistema nervioso e inmunológico, así como una gran cantidad de vitaminas A y D. La primera ayuda a mantener el crecimiento y la reparación de las membranas mucosas, la piel y otros tejidos del cuerpo. También promueve la resistencia a infecciones e interfiere con el crecimiento óseo, que es esencial para el desarrollo del sistema nervioso y la visión. Pero es cierto que no todos los atunes en lata son adecuados: puede ser natural, aunque su sabor sea mucho menos intenso, con aceite de girasol, o con aceite de oliva, pero aunque estos últimos son los más adecuados para incluir en las ensaladas, hay que procurar evitar aliñarlas con su propio aceite de conserva.

El pescado en conserva más saludable no es el atún en conserva, sino el bonito del norte, seguido del atún claro. Asimismo, en esta categoría, el atún natural es mejor que el atún en aceite. Esto es consecuencia del aceite de la lata, que contiene grandes cantidades de conservantes y sal. Por ello, los nutricionistas recomiendan que las ensaladas se condimenten con aceite de oliva virgen extra, pero no con el aceite de oliva de estas latas. “Es mejor quitar el exceso y utilizar solo el pescado como suplemento”, explican los expertos, añadiendo: “Debemos controlar la cantidad de atún que se agrega a la dieta, porque es rico en proteínas y puede ser peligroso si no se controla “. Para finalizar, si nos decantamos por este tipo de atún, es importante mirar su etiqueta para elegir la versión más saludable posible. La recomendación es priorizar conservas al natural o en aceite de oliva virgen.

El peligro también se encuentra en el envase

El bisfenol A es una sustancia que se utiliza en la producción de plásticos, resinas y latas y ha causado mucha controversia entre los científicos. Un estudio publicado en la revista “Journal of the Medical Association” afirma que este compuesto es el culpable de los elevados niveles que los bebés y los niños tienen al usar biberones. Canadá fue el primer país en declararlo tóxico, seguido de la Unión Europea, donde fue prohibido para la producción de biberones. Sin embargo, la resina del bisfenol todavía se utiliza en otros productos, como el revestimiento de latas de metal para alimentos y bebidas. Los niveles excesivos de bisfenol A en el cuerpo pueden provocar diabetes, obesidad, cambios hormonales y fertilidad. Los alimentos enlatados también contienen carcinógenos como el formaldehído. Otro problema importante con los alimentos enlatados son los métodos de esterilización y las precauciones higiénicas requeridas para el proceso. Pudiendo aparecer en el proceso toxinas botulínicas, como ocurrió en los supermercados Dia cuando tuvieron que retirar casi 25.000 latas de sardinas por un posible defecto de esterilización.

La Asociación Nacional de Fabricantes de Conservas de Pescados y Mariscos – Centro Técnico Nacional de Conservación de Productos de la Pesca (ANFACO-CECOPESCA) afirma que “el aceite de cobertura de una conserva no contiene sal, puesto que la sal no es miscible en un medio oleoso. En cuanto a los aditivos, contienen lo permitidos por la legislación vigente en los aceites vegetales comestibles. Asimismo, no puede presentarse como algo negativo la riqueza en proteínas, (rica en aminoácidos esenciales) de las conservas de pescado y marisco, toda vez que se informa al consumidor a través de la etiqueta nutricional que acompaña al producto. Por último, sobre el supuesto riesgo asociado a la exposición al formaldehido, la opinión científica de la EFSA (Agencia europea de seguridad alimentaria) de 2014, no señala particularmente a ninguno de estos alimentos (carne, leche o pescado o a sus productos derivados) en relación con el riesgo de padecer cáncer”.