"Ruge"

Daniel Habif: «La verdad puede ser escondida, pero no destruida»

El conferenciante y escritor de bestseller publica «Ruge o espera a ser devorado» (Planeta) donde insta a "convertir lo imposible en un juguete"

Entrevista con el comunicador mexicano Daniel Habif
Entrevista con el comunicador mexicano Daniel HabifAlberto R. RoldánLa Razón

Mexicano, escritor de notables betsellers, conferenciante. Es de los que sigue escribiendo cartas manuscritas aunque al otro lado no haya nadie para responderlas. Dice que de niño era tartamudo y mirando a Marcel Marceau se inspiró en el arte de una comunicación sin palabras. Publica «Ruge o espera a ser devorado»(Planeta) y asegura que la vida nos pondrá a prueba de manera reiterada mediante cambios drásticos, pero invita a ser «valientes». Siempre hay puertas por abrir.

Asegura que «es inútil decirle al fuego que no arda». ¿Cómo empezó usted a rugir?

Fue un proceso. Primero, aceptar que estaba siendo domesticado de más, que había perdido mis rarezas y que éstas habían sido oprimidas por un sinfín de expectativas, por las comparaciones, por otros estímulos. La chispa y el viento volvieron a coincidir y así fue como comencé a escribir este este libro. Había muchas grietas, muchas mordazas. Me sentían como en una tiranía de silencio.

¿Tenemos un León sin voz en nuestro interior? ¿Quién sería el mago de Oz que conquiste ese valor?

Probablemente el silencio. Cuando uno sabe a dónde ir, y va hacia adentro, en esa búsqueda puede encontrar muchos pedazos rotos. Pero si se atreve a recogerlos y a pegarlos... En mi caso ese es Dios. Se trata de que cada uno vuelva a encender el interruptor. Nadie viene a salvarte de tus vacíos.

Dicen que la envidia es algo muy español. ¿Lo que menos perdonamos es el éxito?

Es muy humana e irracional. La envidia siempre quiere lo que no es suyo y proviene siempre de un vacío. En cuanto a si la gente nos perdona todo menos el éxito, habría que definir lo que significa éxito para cada uno. Pero sí, porque la gente suele traer tu pasado cuando tu presente es mejor que el de ellos. La plenitud puede ser muy violenta para aquellos que carecen de victorias. Y, sobre todo para los amigos y familiares. Yo tengo fotos con Judas y no sabía; pero uno tiene que aprender a levantar ese velo. Por eso, cuando estás sintonizado, a los primeros cinco minutos tu sabías ya que esa persona estaba lista para traicionarte. Muchas veces no lo aceptamos, decidimos quedarnos 15 años ahí para aceptar que tenemos razón. Si quieres el éxito y no te gusta la soledad, olvídate de ello. Porque esos lugares son realmente desoladores, te drenan, porque cuanto más va subiendo a esos lugares de éxito, más solo te vas quedando, pero más gente está esperando a verte caer. Le pedí a Dios que me quitara mis enemigos y empecé a quedar sin amigos.

«La ausencia es la peor respuesta que te pueden dar. No todo lo que se rompe hace ruido»

Habla de «hacer de lo imposible nuestro juguete». ¿Por qué hay tantos dispuestos a decirnos «tú no vales o no puedes», bajo el: «Lo sé por qué te conozco» o, «lo digo porque te quiero»?

Sobre todo, en las cenas familiares, cuando te atreves a confesar tus sueños o tus ideas absurdas. No falta el que te dice, «seamos realistas». Nunca han admirado a un realista, pero se atreven a decirte «deberías de ser como Elon Musk; o aprender de Leonardo da Vinci». ¿Cómo te explico que lo último que hicieron fue ser realistas? Creemos que tenemos una vara para medir las ideas del otro y nos da mucho miedo verlos conseguir lo que nosotros no nos atrevemos a intentar. Hay mucha valentía en fracasar. Yo no escucho a quien trata de darme un consejo y sus hechos no concuerdan. Y, ¿«porque te quiero»? Ufff, es buenísimo. «No me quiera tanto».

¿Qué le ha robado al destino?

Varios días extra porque aprendí a decir «no quiero»; aprendí a irme con elegancia de los lugares. ¿Cuánto tiempo cabe en un «no quiero»? El destino se provoca, tal y como viene en el libro, no se espera del todo.

Poner límites provoca, a veces, que otros te ataquen. ¿Cómo se afronta la defensa de uno mismo sin ofender?

No, lo lamento por ser tan incómodo, yo lo siento, pero hace mucho tiempo dejó de ser mi problema lo que otros piensan o esperan. No puedes esperar más de mí que de ti. Cargar con esas expectativas es, terrible y, durante muchos años, en mi caso, cargué con ellas.

"La plenitud puede ser violenta para quienes carecen de victorias. Tengo fotos con Judas y lo no sabía"

Nadie que transita por el dolor vuelve a ser la misma persona. ¿Cómo se mira desde el alma y no desde la herida?

No, yo conozco gente que se han herido y regresan a estar juntos porque necesitan volver a lastimarse. El dolor tiene la capacidad de cegarte. En ocasiones lo utiliza como una herramienta de destrucción. Puede ser un maestro redentor, por supuesto, sin dolor no nacen cosas hermosas. Las heridas uno las puede portar con mucho orgullo porque son el recordatorio de tu propia valentía. Mis heridas son una de mis cosas favoritas. De cada herida puede nacer un ramo entero de flores.

Habla de «la manipulación del regalo». ¿Cómo se detecta que te están manipulando?

Es todo un reto. Porque los manipuladores tienen una capacidad de mimetizarse con las cosas que más nos entusiasman. Por ejemplo: «Yo te he dado todo» o «todo lo hago por mis hijos» pero no haces nada con ellos. Hay que tener muy entrenado el olfato. Y, aunque todos tenemos conveniencias en las relaciones, creo que tiene que ver más con el fondo que con la forma. La intuición es importante. Yo a mi intuición le podría dar un Óscar.

Dicen que hay cartas urgentes que llega cuando ya no hay nadie. ¿Ha enviado muchas de esas?

A mí no me importa que no llegue respuesta, sino ¿qué haces con las cartas que no mandas, con las que te guardas o no envías. Yo creo que esas son las que duelen, por qué no escribes siempre para que te respondan.

¿Sigue escribiendo cartas?

Sí, y las he mandado al cielo, en globos, literal; solo con la ilusión de que llegue. La respuesta estaba en un cementerio.

¿Qué sintió?

La ausencia es la peor respuesta que te pueden dar, porque no todo lo que se rompe hace ruido.