Inmigración

El «ping-pong» de la inmigración tensa la cuerda en Bruselas

El Aquarius evidencia la incapacidad de los estados de la UE ante la llegada de migrantes a la frontera sur

El «ping-pong» de la inmigración tensa la cuerda en Bruselas
El «ping-pong» de la inmigración tensa la cuerda en Bruselaslarazon

El Aquarius evidencia la incapacidad de los estados de la UE ante la llegada de migrantes a la frontera sur.

Los países de la UE siguen pasándose la patata caliente migratoria ante la falta de acuerdo para resolver un problema que ha debilitado los lazos entre los socios europeos. Como ya apuntó el comisario de Migración e Interior, a raíz del conflicto por el desembarco del «Aquarius», los estados miembros juegan «al ping pong sobre quién es el responsable». Más de dos meses después de la llegada del buque al puerto de Valencia, poco o nada ha cambiado.

En junio el Gobierno de Pedro Sánchez se desmarcó de sus socios comunitarios al ofrecerse a acoger a los 629 migrantes del «Aquarius», y que Roma consideró como un triunfo. Aunque Madrid trató de salvar la situación, lo cierto es que las consecuencias del incidente se han dejado notar y Bruselas sigue sin dar solución.

Italia representa ahora la línea más dura en política de inmigración, con la llegada del nuevo Gobierno. El ministro de Interior, Matteo Salvini, pidió este jueves a Malta que se ocupe de los 170 migrantes rescatados por un barco italiano «que se encontraba en aguas maltesas». Según el líder de la Liga, «y sin que Interior fuese informado», un barco de la Capitanía de Puerto se hizo cargo del rescate de los 170 inmigrantes. Otra patata caliente que estorba. «He pedido al barco italiano que contacte con las autoridades maltesas, donde se produjo el rescate, para que dispongan de un puerto para el desembarco», agregó el ministro, quien consideró que es justo que Malta asuma su responsabilidad.

Pero Malta, el estado más pequeño de la UE, también se ha visto desbordada. El Gobierno de la Valeta ya cedió esta semana al permitir el desembarco del «Aquarius», con 144 inmigrantes y refugiados, que llevaba cinco días a la deriva, tras la negativa de Italia. El Gobierno maltés autorizó al barco de rescate atracar este miércoles en uno de sus puertos, a pesar de que «no tenía la obligación legal de hacerlo», tras llegar a un acuerdo con España, Francia, Alemania, Portugal y Luxemburgo para reubicar a los inmigrantes.

En este escenario, Italia tensa la cuerda aunque parece que dará un pequeña muestra de solidaridad con sus socios europeos. Fuentes del Ejecutivo confirmaron que Roma formará parte del acuerdo para el reparto de los refugiados del «Aquarius»: acogerá finalmente a 20 de los 141 migrantes. Un gesto responsable pero que resulta insuficiente, ya que no parece que Italia vaya a cambiar de hoja de ruta en materia de inmigración. Matteo Salvini aseguró este jueves en su cuenta de Facebook que la embarcación con 171 migrantes en aguas maltesas estaba siendo «ignorada y acompañada hacia costas italianas por las autoridades maltesas». En este mismo mensaje, el ministro ultraderechista recordó que Bruselas sigue sin ofrecer soluciones: «Si esto es Europa, no es mi Europa. Italia ya ha acogido y gastado mucho. Que quede claro para todos, para Bruselas y sus alrededores», concluyó.

El conflicto en torno al «Aquarius» puso de manifiesto las continuas tensiones en la UE sobre cómo gestionar a los migrantes y refugiados que una nueva vida en Europa. En junio, los líderes de la UE acordaron la creación voluntaria de centros controlados en territorio comunitario para evaluar las solicitudes de asilo de las personas que cruzan el Mediterráneo. Ningún país ha aceptado todavía la creación de tales centros.