
Hábitos
Esto es lo que significa que una persona se duerma tarde según la psicología
Descubre la explicación y las consecuencias de tener este hábito

Dormir bien es una necesidad biológica fundamental, pero no todos seguimos los mismos patrones. Mientras algunas personas se acuestan temprano y mantienen rutinas de sueño estables, otras parecen activarse justo cuando cae la noche. Los hábitos antes de dormir varían mucho entre individuos y están influenciados por factores como la hora de la cena, las responsabilidades diarias o incluso el tipo de trabajo.
En países donde se cena tarde, como España o Argentina, la tendencia a acostarse después de medianoche es más común y socialmente aceptada. Sin embargo, más allá de las costumbres culturales, hay un fenómeno creciente que llama la atención de psicólogos y expertos del sueño: la postergación voluntaria de la hora de acostarse, incluso cuando el cuerpo está cansado. Este comportamiento, que puede parecer simplemente un mal hábito, en realidad tiene un nombre y una explicación psicológica detrás.
¿Qué significa acostarse tarde, según la psicología?
El fenómeno se conoce como bed procrastination o procrastinación del sueño. A pesar de sentir cansancio y reconocer la necesidad de descansar, muchas personas retrasan irse a la cama deliberadamente. Esto puede deberse a distracciones como el móvil, conversaciones con compañeros de piso o el simple deseo de tener un rato más para uno mismo. Según especialistas de Quirón Salud, esto es una forma de procrastinación: posponer una tarea importante para hacer otras actividades más placenteras o menos demandantes emocionalmente.

¿Por qué lo hacemos?
Los estudios indican que este patrón suele repetirse en personas que sienten que no tienen tiempo suficiente para sí mismas durante el día. En ese sentido, acostarse tarde se convierte en una forma de “venganza” contra una rutina diaria dominada por obligaciones. El tiempo nocturno se transforma en un espacio de libertad personal, aunque sea a costa de sacrificar el descanso.
Esta especie de rebeldía nocturna puede alargar la hora de acostarse entre 30 minutos y varias horas, a pesar de saber que al día siguiente habrá que madrugar. Quienes más la practican suelen ser personas con poca autonomía en sus horarios diurnos, y buscan en la noche un breve escape donde puedan dedicarse a sí mismas, aunque eso implique levantarse al día siguiente con menos energía.
Las consecuencias de dormir tarde
Retrasar constantemente la hora de ir a dormir puede tener efectos negativos sobre la salud física y mental. La falta de sueño repercute en el estado de ánimo, reduce la capacidad de concentración y puede disminuir notablemente la productividad. A largo plazo, esta rutina puede convertirse en un círculo vicioso: menos descanso lleva a menos rendimiento durante el día, lo que a su vez refuerza la necesidad de aprovechar la noche para sentirse “vivo” o recuperar el tiempo perdido.
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