Polémica
La Eurocámara se abre en canal por la ley de restauración de la naturaleza
El PPE bloquea la normativa para reparar los distintos hábitats europeos
El hemiciclo europeo se encuentra sumido en una de las batallas más cruentas que se recuerdan, originada por la fuerte división sobre la denominada ley de Restauración de la Naturaleza. Esta normativa pretende reparar el 80% de hábitats europeos que se encuentran en mal estado, lo que abarca desde los bosques y las tierras agrícolas hasta los ecosistema marinos tanto los de agua dulce como salada. Las medidas presentadas pretenden cubrir el 20% de los ecosistemas en 2030 y todos ellos en 2050 a través de planes nacionales que deberán proteger estos hábitats en mal estado y no sólo aquellos incluidos dentro de la Red Natura 2000 como sucede actualmente.
A pesar de tan loables propósitos, los agricultores y pescadores europeos están en pie de guerra ya que consideran que esto les aboca al empobrecimiento puesto que dejarán de poder cultivar y pescar en estos territorios y la propuesta no les ofrece alternativas. El Partido Popular Europeo y las fuerzas consideradas euroescépticas y de ultraderecha quieren tumbar esta normativa, a pesar de que esta ley es una de las iniciativas estrella de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, también del Partido Popular Europeo.
La comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria de la Eurocámara ha rechazado este martes esta ley por 44 votos a favor, 44 en contra y 0 abstenciones. Al ser necesaria mayoría simple, ahora el texto pasa al pleno en medio de fuertes tensiones y de graves acusaciones entre los dos bandos. “El Partido Popular Europeo ha fracasado en su intento de restauración de la naturaleza. Hemos conseguido llevarla al pleno donde vamos a debatirla y donde voy a defenderla y negociarla hasta el último momento. La batalla por la naturaleza continúa”, ha asegurado el ponente el texto, el socialista español César Luena.
El pasado 15 de junio, los populares europeos intentaron sacar adelante una enmienda a la totalidad pero también pasó lo mismo y esta propuesta también fue rechazada debido a otro empate técnico. El hemiciclo europeo se encuentra abierto en canal y la tensión es máxima. Las comisiones de Agricultura y Pesca ya rechazaron este texto, por lo que ahora mismo lo más probable parece que este escenario se repita en sesión plenaria.
No sólo se trata del rechazo a una ley en concreto sino de un fuerte varapalo a la lucha contra el cambio climático promovida por la Comisión Europea que quiere que el territorio comunitario emita 0 gases con efecto invernadero de aquí a 2050 y se convierta en una guía moral para el resto del mundo. Pero los obstáculos parecen cada vez mayores. El propio presidente francés, Emmanuel Macron, ha abogado por una “pausa” regulatoria en este terreno y el primer ministro holandés Mark Rutte se ha sumado a este grupo. El político liberal ha visto cómo en su país el partido que representa al sector agrario ha revolucionado el escenario político, en protesta por las regulación europea contra el cambio climático. Los agricultores, ganaderos y pescadores europeos se quejan una revolución verde que consideran demasiado radical y rápida, ya que amenaza su modo de vida en un momento especialmente delicado cuando la guerra en Ucrania ha aumentado los precios energéticos y aún continúan abiertas algunas heridas de la pandemia y la sequía también está originando destrozos. En este bando también se sitúa el belga Alexander de Croo y la italiana Giorgia Meloni. La impresión es que, si la Comisión Europea no es capaz de reconducir la situación, puede abrirse una nueva brecha en la UE entre el campo y la ciudad, ante un mundo rural que se siente abandonado e incomprendido por las élites urbanitas europeas, entre ellos los funcionarios de Bruselas. El jefe de filas de los populares europeos en la Eurocámara, Manfred Weber, ha pedido que este tema sea tratado en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete que se va a celebrar este jueves y viernes en la capital comunitaria.
La dificultad de sacar adelante este tipo de leyes que ponen en peligro el modo de vida de amplias capas de la población ya quedó demostrada cuándo Alemania vetó in extremis el paquete contra el coche con motor de combustión ( al final consiguió excepciones para los combustibles sintéticos) y el Partido Popular Europeo votó en bloque contra esta iniciativa que prohíbe la venta de los vehículos de gasolina y gasoil a partir de 2035.
Mientras las espadas siguen en alto, ante la votación en el pleno de julio de la ley de restauración de la naturaleza, las capitales han fijado su posición en un nuevo texto que resulta menos exigente que la propuesta inicial de la Comisión Europea y que permite ciertas excepciones. A pesar de que el nuevo documento rebaja las ambiciones iniciales del Ejecutivo comunitario estos cambios contaron con el rechazo de Polonia, Suecia, Finlandia e Italia y la dudas de Bélgica y Holanda. Corresponderá a la presidencia española que comienza el 1 de julio pilotar las negociaciones.
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