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Vaticano

Las finanzas del Vaticano, una herencia envenenada para el próximo Papa

Hoy los cardenales trataron este tema. Pese a los esfuerzos por reconducir la situación económica, Francisco no logró acabar con el abultado déficit que sufre la Curia desde hace años

Cardenales asisten a una misa en el tercero de los nueve días de luto por el fallecido papa Francisco, en la Basílica de San Pedro del Vaticano ASSOCIATED PRESSAP

El Santo Padre que salga elegido en el Cónclave tendrá que encargarse de aspectos que tal vez puedan parecer más prosaicos para una institución tan volcada en lo espiritual pero que resultan igual de relevantes para su futuro como, por ejemplo, sus finanzas. Esta mañana los cardenales analizaron la situación sin tomar decisiones clave. El portavoz vaticano, Matteo Bruni, explicó que el debate se centró en los «problemas» y «desafíos» de las finanzas, con intervenciones de los cardenales Reinhard Marx, como coordinador del Consejo para la Economía; Kevin Joseph Farrell, responsable del Comité de Inversiones; y Christoph Schoenborn, presidente de la Comisión de Supervisión del IOR (el banco vaticano). También tomaron la palabra el presidente emérito del Gobierno de la Ciudad del Vaticano, Fernando Vergez, y Konrad Krajewski, responsable del Dicasterio para la Caridad. Y es que los denodados esfuerzos que hizo Francisco durante su pontificado para revertir los números rojos que reflejan las cuentas de la Curia no surtieron el efecto deseado.

En septiembre del año pasado, el Papa envió una carta al Colegio Cardenalicio en la que daba cuenta de la delicada situación financiera. La misiva revelaba que su déficit operativo se había disparado hasta los 83 millones de euros en 2023, cincuenta más que el año anterior. El agujero en las cuentas de la Santa Sede, sin embargo, no es nuevo. Desde 2014 acumula 444 millones de déficit sin que Francisco haya podido hacer nada por darle la vuelta a la situación pese a sus múltiples esfuerzos. El difunto Papa tomó medidas como recortar los salarios de los cardenales que dirigen el Vaticano tres veces desde 2021 y exigió una agenda de «déficit cero» en la misiva.

Tan delicada es la situación y tanto le preocupaba que, según informó la revista religiosa «Vida Nueva» en un extenso análisis de sus finanzas, Francisco rechazó las cuentas que elaboraron para 2025 cada uno de los departamentos de la Curia para tratar de cerrar la brecha entre ingresos y gastos.

Una misión, en todo caso, difícil por la propia idiosincrasia vaticana. La carta de septiembre en la que pidió austeridad le generó al difunto Papa una firme resistencia de algunos de sus propios cardenales respecto a cómo enderezar las finanzas del Vaticano. «En una reunión a puerta cerrada a finales del año pasado, los jefes de los departamentos del Vaticano, incluidos cardenales de alto rango, se manifestaron contra los recortes y contra el deseo del Papa argentino de buscar financiación externa para solucionar el déficit», dijeron dos funcionarios a la agencia Reuters, demostrando que la delicada salud de las finanzas del Vaticano fue un problema que preocupó a Francisco hasta sus últimos días.

Las limitadas fuentes de ingresos son, precisamente, el talón de Aquiles de las finanzas vaticanas. Dado que no emite deuda, no vende bonos ni cobra impuestos, la Santa Sede cuenta con tres fuentes principales de ingresos: las donaciones a través del fondo oficial del Papa; sus inversiones, que incluyen acciones y más de 5.000 propiedades, la mayoría en Italia; y las entradas a los Museos Vaticanos.

Aunque las donaciones se han mantenido más o menos estables en los últimos años aunque van a la baja, la facturación de los museos vaticanos sufrió una importante disminución durante la pandemia de covid de 2020 a 2022 debido a los confinamientos prolongados en Italia, si bien los visitantes han regresado en masa desde 2023.

Para compensar el déficit en sus cuentas, el Vaticano ha ido tirando en los últimos años de los beneficios que le han reportado sus inversiones. La Santa Sede logró unas ganancias de 45,9 millones de euros gracias a sus inversiones el pasado ejercicio. Aunque no especificó si estaba vendiendo parte de su patrimonio, sí que detalló que 35 millones de euros provinieron de una mejor gestión de sus propiedades en alquiler.

Los rendimientos inversores han venido a ocupar el lugar de la que durante muchos años actuó de red de seguridad de las finanzas vaticanas, el Óbolo de San Pedro. El remanente que dejaban las donaciones que la Iglesia universal realiza al Papa para que lo destine a aquello que considere oportuno estaría ahora mismo casi a cero, según la información de «Vida Nueva». Sólo en 2023, sus ingresos ascendieron a 52 millones de euros, mientras que sus gastos rozaron casi los 110 millones, según el informe sobre el Óbolo publicado a mediados del pasado ejercicio.

La esperanza para que el déficit dé un respiro a las finanzas vaticanas son las visitas récord que se esperan en este 2025 por el Año Santo Católico, también conocido como Jubileo. Se prevén unos 32 millones de turistas que dejen una buena suma en sus museos y también donaciones que alivien la delicada situación financiera.

Aunque la venta de parte de su extenso patrimonio inmobiliario, valorado en algo más de 3.800 millones de euros, podría también contribuir a solventar a corto plazo los problemas financieros del Vaticano, lo cierto es que especialistas como J. F. Pollard, historiador británico que ha escrito sobre la economía vaticana, han advertido de que se trataría de una solución a corto plazo que no arregla el problema de fondo pues aunque cualquier venta generaría ingresos inmediatos, reduciría futuras ganancias que se pudieran lograr con ese patrimonio. «Eso pospone el problema para algún futuro Papa», dijo Reese. Pero, como advirtió, «ya sea el próximo Papa o el siguiente, llegará el día del ajuste de cuentas».

Pero el desequilibrio crónico entre ingresos y gastos no es el único quebradero de cabeza en las finanzas del Vaticano del que tendrá que preocuparse el sucesor de Francisco. Los pasivos en su fondo de pensiones también van en aumento año tras año y, según los últimos datos hechos públicos, los de 2022 alcanzaban entonces los 631 millones. Algunos analistas de la actualidad de la Santa Sede, no obstante, advierten de que es muy probable que la cifra se haya incrementado.

Muchos fondos públicos de pensiones han subestimado el crecimiento de la esperanza de vida de los jubilados en los últimos años, lo que ha distorsionado sus cálculos presupuestarios. Y no está claro a este respecto si el Vaticano ha realizado los ajustes necesarios para adaptarse a la nueva realidad poblacional dado que mientras que en 1960 la esperanza de vida media en Italia era de 69 años, en la actualidad ha escalado hasta los 83.

Para corregir el grave desequilibrio que sufre el fondo de pensiones, Francisco pidió medidas urgentes para garantizar su sostenibilidad. Y en un intento de reconducirlas, nombró al cardenal Kevin Farrell, el camarlengo, como administrador único del fondo. Y en breve deberá rendir cuentas al próximo Pontífice.