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Incendios

Galicia abrasada: más de 50.000 hectáreas quemadas en una ola de incendios sin fin

Rueda reclama "ya" más medios al Gobierno, la Armada despliega un centenar de infantes de Marina y la Justicia envía a prisión al presunto causante del incendio de Oímbra

Galicia atraviesa más de una semana de ola de incendios con 51.220 hectáreas quemadas, la mayoría en Ourense EUROPAPRESS

Son como esqueletos negros de un pueblo fantasma. Almas en pena calcinadas por las llamas. Un ejército de árboles que ha perdido su esplendor y que aquí y allá salpica una parte de Galicia y toda la provincia de Orense, de Chandrexa a Ribeiro, desde los Ancares hasta Valdeorras.

Tras más de una semana de llamas la visión se ha vuelto recurrente. Es el precio de la mayor ola de incendios de la historia reciente de Galicia: una que suma hasta el momento más de 51.000 hectáreas quemadas. Y las que por desgracia faltan.

Porque ayer, típico domingo de verano en mitad de agosto, Galicia vivió una situación anómala, alejada de cualquier normalidad. Lo suficiente como para acaparar titulares y atención -de la UME, de la Brilat, del Miteco, de Protección Civil o de otras comunidades-, y para recibir al presidente del Gobierno.

Pedro Sánchez se desplazaba a la Comunidad después de ocho días de fuegos forestales y humareda, vislumbrando un escenario devastador, marcado por esos armazones de ceniza que van dejando tras de sí las llamas. Para ello, visitaba el Centro de Coordinación Operativo Contraincendios de Orense, acompañado del presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, y del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska.

Motivos de la situación

Allí pudo cotejar una realidad difícil de explicar; esa que alude a montes y bosques convertidos, casi, en combustible. A fin de cuentas, para que Galicia esté viviendo una ola de incendios como no se recordaba han tenido que juntarse varios factores: temperaturas inusuales, sofocantes, extremadamente altas; la abundancia de matorrales y de pasto que dejaron tras de sí las intensas lluvias del primer semestre del año; y la absoluta sequedad vivida desde entonces.

Un cúmulo de circunstancias que ofrece un reguero de incendios a lo largo del tórrido mapa de Galicia. Hasta 18 fuegos se encontraban ayer activos, la mayoría en la provincia de Orense.

Según los datos de la Consellería de Medio Rural durante la jornada del domingo, el mayor de todos era el de Chandrexa de Queixa, unido al de Mormentelos en Vilariño de Conso, que ya se ha convertido en el incendio más grande en la historia de Galicia, con 17.500 hectáreas abrasadas. Le sigue el de Oímbra, en la parroquia de A Granxa, que suma 11.000 hectáreas; el de A Mezquita, con 9.500; y el de Larouco, que roza las 6.000.

Otros frentes seguían avanzando: Maceda (3.000 hectáreas), Carballeda de Avia (1.300), o Vilardevós, con distintos focos que afectan a más de 1.500 hectáreas. El panorama se completaba ayer con incendios estabilizados en Montederramo, Xinzo de Limia, Cervantes, O Saviñao o Muxía.

Rueda reclama más medios

Bajo este prisma, el presidente autonómico, Alfonso Rueda, aprovechaba la visita de Sánchez para volver a exigir al Ejecutivo central la movilización de las Fuerzas Armadas para colaborar en la extinción. “Lo que espero es que todo esto se pueda llevar a cabo cuanto antes, y cuanto antes es ya”, afirmó.

El presidente gallego detalló que en la provincia de Orense trabajan más de 3.000 efectivos, entre brigadas autonómicas, bomberos municipales, Guardia Civil, Policía Nacional y la Unidad Militar de Emergencias. A ellos se suman 380 motobombas, 36 bulldozer y 32 medios aéreos. Además, insistía en que las evacuaciones y confinamientos decretados estos días responden a un único criterio: la seguridad de las personas.

Pedro Sánchez, por su parte, aprovechaba para proponer un gran pacto de Estado sobre mitigación y adaptación a la emergencia climática. A su juicio, España debe “redimensionar” su capacidad de prevención y respuesta frente a fenómenos extremos como los incendios o las danas.

Refuerzos desde la Armada

En este marco, a la movilización de la UME se sumaba este domingo la Armada. Un centenar de efectivos del Segundo Batallón de Desembarco de la Brigada de Infantería de Marina partió desde San Fernando (Cádiz) para apoyar en las labores de vigilancia y auxilio a la población.

El despliegue refuerza a las siete patrullas del Tercio Norte de Infantería de Marina que operan en Galicia desde el 15 de agosto dentro del plan “Centinela Gallego 25”, centrado en la prevención.

Detenidos e infraestructuras

Asimismo, la tragedia comienza a llegar a los juzgados, que ayer decretaban prisión provisional para un hombre detenido por causar, por imprudencia, el gran incendio de Oímbra, originado cuando realizaba labores de desbroce con un tractor en plena alerta de riesgo extremo.

Este mismo domingo, la Guardia Civil detuvo a una vecina de 81 años de Orense como presunta autora de dos conatos en Celanova y a un vecino de 61 de Petín por otro fuego que se unió a uno declarado días antes en Valdeorras.

Y todo ello sin olvidar las comunicaciones. En Orense permanecían ayer cortadas la N-525, la OU-533 y la OU-1009, así como tramos de acceso a la A-52 en Vilardevós, Ribadavia y Melón.

Una situación a la que se une el transporte ferroviario, que acumula cinco días sin servicio de alta velocidad entre Madrid y Galicia. Tras confirmar la suspensión de la circulación durante toda la jornada dominical, Renfe habilitaba conexiones alternativas hasta Zamora.

Entre la devastación y la esperanza

El balance provisional deja más de 51.000 hectáreas reducidas a ceniza, miles de vecinos evacuados, aldeas enteras confinadas y un paisaje negro que Galicia tardará en recuperar.

La prioridad, se insiste, continúa siendo la protección de las personas y la extinción de los grandes frentes aún activos. Después vendrá la reconstrucción, las ayudas y la reflexión. Mientras tanto, Galicia resiste. Y lo hace entre la ceniza y la devastación, entre las columnas de humo que oscurecen el cielo de Orense y el esfuerzo de brigadistas, militares y vecinos anónimos.