Lotería

Ganó millones en la lotería… pero perdió a su familia: “Ahora solo me llaman para pedirme dinero”

Tras invertir en propiedades y repartir los millones entre sus seres queridos, se enfrentó a una ola de exigencias de sus familiares que lo llevó al límite emocional

Lotería.- AMP.- El 40.014, segundo premio, deja más de 60 millones en Andalucía, 56 de ellos en Chipiona (Cádiz)
Tras invertir en propiedades y repartir los millones entre sus seres queridos, se enfrentó a una ola de exigencias de sus familiares que lo llevó al límite emocionalEuropa Press

Lo que comenzó como un sueño hecho realidad terminó convirtiéndose en una pesadilla emocional. Un hombre estadounidense, ganador de una fortuna millonaria en la lotería, ha compartido su historia para mostrar cómo el dinero, lejos de resolverlo todo, puede desatar tensiones familiares profundas y duraderas.

Tras recibir el premio, él y su pareja tomaron decisiones financieras prudentes: invirtieron la mitad en propiedades, incluyendo su residencia actual y una vivienda en su ciudad natal. El resto fue destinado a inversiones de alto rendimiento y a un fondo familiar, reflejando una planificación responsable y a largo plazo.

En un gesto de gratitud, repartió dos millones de euros entre su madre y su hermana, y un millón más entre amigos cercanos. Pero la generosidad no fue suficiente. Pronto comenzaron a llegar peticiones constantes, incluso de familiares con los que no mantenía contacto. Parientes lejanos, tíos olvidados y conocidos de la infancia reaparecieron con solicitudes económicas, generando un entorno de presión y desgaste emocional.

Lo que parecía una bendición se transformó en una carga. Las expectativas crecieron, y con ellas, las acusaciones. “Dicen que soy tacaño… y antes me querían”, confesó el ganador, visiblemente afectado por el cambio en la dinámica familiar.

La presión se volvió insostenible. Ser visto como un “cajero automático” por sus propios seres queridos le provocó ansiedad, tristeza y una sensación de aislamiento. Las constantes demandas, la obligación de financiar eventos familiares y el juicio público sobre sus decisiones económicas lo llevaron a cuestionar el valor real de su premio.