La Fórmula 1 ha sido objeto de críticas por la inclusión de personajes poco convencionales en sus eventos, especialmente aquellos provenientes de plataformas como YouTube. El pasado Gran Premio de Gran Bretaña en Silverstone marcó un punto de inflexión cuando tres youtubers fueron protagonistas de un suceso que desembocó en su detención.

La invitación a estos influencers no fue suficiente para ellos. Decidieron realizar un directo intentando subirse a vehículos clásicos en exhibición, lo que provocó daños estimados en 35.000 euros a un Racing Point de 2019. Su temeraria acción culminó con su arresto policial, pasando aproximadamente quince horas bajo custodia.

La Fórmula 1 se enfrenta ahora a un serio cuestionamiento sobre sus criterios de selección de invitados. Aunque los youtubers AngryGinge, Chazza y Samham ya han sido liberados, se espera que deban compensar económicamente los daños causados.

Un debate sobre la credibilidad del evento

El incidente ha generado un profundo debate sobre la política de invitaciones de la competición. Muchos aficionados cuestionan por qué se prefiere a estos influencers sobre figuras más representativas del automovilismo, lo que evidencia una aparente priorización del espectáculo sobre la tradición deportiva.