Reciclaje

El plástico que la UE no quiere que usemos en 2019

Éstos son algunos de los productos que la Comisión Europea quiere prohibir antes de las elecciones del próximo año. La industria deberá contribuir con los gastos de recogida y se le incentivará para buscar alternativas sostenibles.

Bruselas quiere que estos productos se fabriquen con otro material
Bruselas quiere que estos productos se fabriquen con otro materiallarazon

Éstos son algunos de los productos que la Comisión Europea quiere prohibir antes de las elecciones del próximo año. La industria deberá contribuir con los gastos de recogida y se le incentivará para buscar alternativas sostenibles.

Desde que empezara la producción masiva de plásticos, hemos generado 8.300 millones de toneladas métricas de plástico. De esa ingente cantidad, «sólo se ha reciclado el 9%», afirma Alba García, responsable de la campaña de plásticos de Greenpeace en referencia a un estudio publicado en «Science Advances». Que un polímero sea reciclable no significa que se recicle. De ahí que la «r» más importante de las tres (reducir, reutilizar y reciclar) sea la de reducir. Prueba de ello es que hay más de 150 millones de toneladas de plástico en los océanos. Cada año, al menos ocho millones de toneladas de polímeros terminan en el mar, el equivalente a la descarga de un camión de basura cada minuto, según los datos de la ONU. De seguir instalados en la era del plástico de usar y tirar, en 2050 habrá más plástico que peces en el mar.

Una correcta regulación permitiría reducir en un 86% los plásticos que inundan las playas de la UE. Por ello, la Comisión Europea anunció ayer un secreto a voces, su nueva propuesta para luchar contra los plásticos de un solo uso que se encuentran con más frecuencia en la costa y que representan el 70% de todos los residuos marinos junto con los artes de pesca perdidos y/o abandonados. Se trata de las pajitas, vasos, platos, cubiertos de plástico e incluso bastoncillos de algodón (tal y como ya explicó hace unas semanas este periódico).

Todos estos productos de un solo uso no podrán comercializarse cuando haya alternativas fácilmente disponibles y asequibles, y ya las hay en el mercado.

A estos productos hay que añadir los agitadores de bebidas y los palitos de los globos de plástico. Cada uno de estos productos «deberán ser fabricados exclusivamente con materiales más sostenibles», precisa el documento de Bruselas. Además, los recipientes de bebidas de un solo uso de plástico sólo podrán comercializarse si sus tapas y tapones permanecen unidos a ellos.

Los Estados miembros tendrán, a su vez, que reducir el uso de recipientes alimentarios (como los tupper de plástico de los restaurantes chinos) y de los vasos de plástico. Para alcanzar dicho reto, desde Bruselas recomiendan que se ofrezcan productos alternativos en el punto de venta o que se cobren.

Además, dado que el que contamina paga, la Comisión está a favor de que los productores contribuyan económicamente a cubrir los costes de la gestión y la limpieza de los residuos, así como medidas de sensibilización respecto a los recipientes alimentarios, los envases y envoltorios de patatas fritas y golosinas, por ejemplo, los recipientes y vasos de bebidas, las colillas, las toallitas húmedas, los globos y las bolsas de plástico ligera. A cambio, desde Bruselas están a favor de que se dé a la industria los incentivos necesarios para desarrollar alternativas menos contaminantes a estos productos. De modo que más tarde o más temprano éstas llegarán. No obstante, muchas ya existen en el mercado y otras las tenemos todos en casa, y es tan fácil como ir al trabajo con una taza para la máquina de café o venir con el café en un termo.

A su vez, algunos productos deberán llevar una etiqueta en la que se informe sobre el modo de eliminación de los residuos, su impacto ambiental y la presencia de plásticos en ellos, un requisito que se aplicará a las compresas higiénicas, las toallitas húmedas y los globos.

Los Estados miembros estarán obligados a recoger el 90% de las botellas de bebidas de plástico de un solo uso de aquí a 2025 mediante, por ejemplo, sistemas de consigna.

La Comisión también reclama un esfuerzo a la industria pesquera, responsable del 27% de la basura que se acumula en las playas. Bruselas propone que los productores de aparejos de pesca que «contengan polímero, tendrán que sufragar los costes de la recogida de residuos por las instalaciones portuarias receptoras y los de su transporte y tratamiento. También deberán correr con los gastos de las medidas de sensibilización».

A la espera de que estas propuestas reciban luz verde del Parlamento Europeo y del Consejo para su adopción, la Comisión quiere que «este tema se trate como un asunto prioritario y que se ofrezca a los ciudadanos europeos resultados tangibles antes de las elecciones de mayo de 2019». Dicho de otro modo, para entonces deberían estar aprobadas estas propuestas de Bruselas, como mínimo.

«Esta Comisión prometió que iba a ser ambiciosa en los grandes temas y dejar el resto a los Estados miembros. Los residuos de plásticos son, sin lugar a dudas, uno de esos grandes temas, y Europa tiene que actuar unida para hacer frente a ese problema, ya que esos residuos acaban en nuestro aire, suelos, océanos y alimentos. Las propuestas presentadas reducirán la presencia de los plásticos de un solo uso en nuestros supermercados gracias a la aplicación de una serie de medidas. Vamos a prohibir algunos de esos artículos y los sustituiremos por alternativas más limpias, de manera que los consumidores puedan seguir usando sus productos favoritos», afirmó ayer el vicepresidente primero Frans Timmermans, responsable de Desarrollo Sostenible.

Y es que «el plástico puede ser un material fantástico, pero tenemos que utilizarlo de una manera más responsable. Los plásticos de un solo uso no son una opción inteligente desde los puntos de vista económico y ambiental, y las propuestas que se han presentado ayudarán a las empresas y a los consumidores a evolucionar hacia alternativas sostenibles. Europa tiene así la oportunidad de asumir el liderazgo, creando productos para los que va a haber una demanda mundial en las próximas décadas», añadió el vicepresidente Jyrki Katainen, responsable de Fomento del Empleo, Crecimiento, Inversión y Competitividad.

La propuesta de la Comisión fue bien recibidas por ONG como Oceana, Amigos de la Tierra, Greenpeace o Ecologistas en Acción, que también señalaron que era insuficiente al no poner el foco en la reducción. Y es que, como explican desde Amigos de la Tierra, Bruselas debería ampliar la prohibición a otros productos de usar y tirar, como las cápsulas de café. Otra opción es reducir las bolsas de plástico para productos a granel.

«Hay que rechazar los productos de un solo uso anunciados por Bruselas porque ya hay alternativas más sostenibles. Lo más importante es que la producción de plástico se reduzca para que ni siquiera llegue a los consumidores», explicó a este periódico Craig Lawson, de Oceana. Si no esta contaminación que ha llegado a las profundidades abisales de los océanos, a la cima del Everest o a los casquetes polares, continuará.