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¿Llevamos el cáncer en los genes?

Heredamos la predisposición genética Los factores ambientales, los cambios hormonales y el estilo de vida son la causa que está detrás de la mayoría de los casos

El incremento de los casos será mayor en mujeres que en hombres
El incremento de los casos será mayor en mujeres que en hombreslarazon

Heredamos la predisposición genética Los factores ambientales, los cambios hormonales y el estilo de vida son la causa que está detrás de la mayoría de los casos.

Como tantos otros en su situación, Diana quiere saber si podría padecer el cáncer que desarrolló su padre. La herencia genética es un tema que preocupa, sobre todo, a la luz de los últimos datos arrojados ayer por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM): el número de tumores no para de aumentar. Y, en alguno de esos casos, el factor que lo desencadena no está claro: se estima que entre el 5% y el 10% está ocasionado por mutaciones presentes en nuestro ADN y que se podrían transmitir de padres a hijos. ¿La razón? Porque tampoco se libran de ellas los óvulos y los espermatozoides. «Esto quiere decir que la mayoría de los cánceres no vienen por herencia, pero es importante identificar cuáles son los que tienen un patrón hereditario», asegura Carmen Guillén, oncóloga del Hospital Universitario Ramón y Cajal. La realidad es que los factores ambientales, los cambios hormonales y el estilo de vida son más determinantes que los genes.

Es por eso, precisamente, por lo que Diana quiere saber si es portadora de esa alteración celular. ¿Por dónde debería empezar? «En primer lugar, hay que elaborar una historia familiar, lo que permitiría concretar si hay riesgo incrementado de padecer cáncer o no», mantiene Guillén. Para ella, conocer si existe una alteración genética en algún miembro de la familia es esencial, pues determinaría si Diana la ha recibido. Ahora bien, tener una predisposición al cáncer no quiere decir que se vaya a desarrollar la enfermedad. Tampoco significa que se transmita a los hijos. La probabilidad de que éstos la sufran depende del patrón de herencia de cada gen. Así, el Instituto Catalán de Oncología subraya que «las personas que no sean portadoras de la mutación familiar no la podrán transmitir. Tanto ellos como sus descendientes tendrán la misma probabilidad de desarrollar un cáncer que cualquier persona de la población general».

Hay factores que pueden inducir la sospecha de que se trate de un cáncer familiar cuando el diagnóstico se produce en personas especialmente jóvenes, cuando se han sufrido dos episodios de forma sucesiva o cuando se han dado varios casos del mismo tipo entre parientes. El riesgo es aún mayor cuando éstos son de primer o segundo grado. De ahí la importancia de prevenir con los estudios genéticos. «A partir de la sangre del paciente, se extrae el ADN, se generan las librerías, se realiza el proceso de secuenciación masiva y, finalmente, se analizan los resultados», explica Miguel Ángel Moreno, genetista del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid. «Cuando encontremos esas diferencias, tendremos que saber si son o no las causantes de la patología». En el caso de Diana, los resultados podrían ser dos: uno, los genes alterados y, por tanto, predisposición a desarrollar la enfermedad; o, dos, carecer de esta modificación y, entonces, no entrar en un programa de seguimiento.

Los cánceres familiares más frecuentes son los de mama, ovario y colon, aunque actualmente se conocen más de 40 mutaciones genéticas que confieren a los portadores la susceptibilidad de padecerlo. De modo que, en función de la alteración genética y del historial familiar, se podría diseñar este plan de control y disminuir las probabilidades de desarrollar cáncer. «Todo el proceso se controlará desde la Unidad de Cáncer Familiar. Es importante que el oncólogo coordine el seguimiento con los diferentes especialistas», añade Guillén. Algo que agradece Diana: «Me da tranquilidad escuchar que, si soy portadora de la mutación, será mi médico el que tenga como referencia para coordinar todas las prueba». Es algo que también preocupa a Nuria.

Ella se acaba de someter a una operación para prevenir el cáncer. Cuando su madre estaba ya en la fase final de su vida, se topó con el caso de Angelina Jolie. «Recordé que mi abuela había muerto de una forma muy similar a la de mi madre», dice. Entonces, se preguntó si tenía algo que ver con ella. La actriz estadounidense dio un paso más en la prevención del cáncer y se ha sometido a una cirugía para extirparse los ovarios después de haber sufrido una doble masectomía preventiva hace dos años para reducir los riesgos de sufrir la misma enfermedad. Jolie, que perdió a su madre, a su abuela y a su tía por culpa de la «bicha», recibió una llamada de su doctor dos semanas antes con los resultados de un reciente análisis. Tal y como contó en «The New York Times», el doctor le dijo que el test mostraba señales de cáncer prematuro. «Está aumentando la superviviencia y ojalá algún día su diagnóstico no está vinculado a la idea de muerte», concluye Ruth Vera, presidenta de la SEOM. «Además, es importante recordar que en la mayoria de los casos son alteranciones somáticas y no hereditarias, lo que demostraría que el cáncer no se hereda».