Europa

España

La contaminación y la sobrepesca preocupan a los europeos

La contaminación del océano, la sobrepesca y la acidificación de las aguas son las amenazas de los océanos que más preocupan a los europeos, según un estudio publicado este lunes en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

Sin embargo, aunque estas cuestiones son realmente las que más seriamente amenazan la sostenibilidad de los océanos, lo cierto es que «la percepción de los ciudadanos está magnificada en cuanto a su gravedad en comparación con lo que realmente está ocurriendo», dice a Efe el investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Carlos Duarte, del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados.

Este estudio internacional, que cuenta con la participación del CSIC, se basa en los resultados de una encuesta a más de 10.100 europeos residentes en España, Estonia, Alemania, Italia, Irlanda, Noruega, los Países Bajos, el Reino Unido, Francia y la República Checa.

«El objetivo era entender cuál es la percepción social del impacto que las acciones humanas producen en los océanos», y «conocer las preocupaciones de los europeos» para mejorar la comunicación y la gestión de políticos y científicos, según Duarte.

La principal conclusión del estudio es que hay importantes deficiencias en la comunicación que hacen que «la percepción de los ciudadanos esté magnificada».

«Casi la mitad de los encuestados, por ejemplo, cree que el hielo Ártico ya se ha perdido, o que el aumento de la temperatura por el cambio climático ha sido tres o cuatro veces superior al real, o que el nivel del mar ha subido muchísimo más de lo que ha ocurrido en general», afirma el investigador.

Pero la culpa de esta situación no es sólo de los comunicadores, sino que es «un círculo vicioso» que comienza en los gabinetes de prensa de las instituciones científicas y universidades que para publicar mejor sus investigaciones «dan una pequeña vuelta de tuerca a un titular» que después en los medios «se modifica un poco más».

«Como resultado, la información no llega con suficiente calidad a los ciudadanos, que acaban teniendo una visión distorsionada de los problemas de los océanos», denuncia Duarte.

Según la encuesta, los medios de comunicación en los que más confían los europeos para informarse acerca de los problemas de los océanos son la televisión (un 82 %) e internet (un 61 %) y las fuentes más respetadas son las publicaciones científicas y los investigadores de las universidades y centros de investigación.

Sin embargo, «llama la atención que las fuentes gubernamentales y el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) despiertan menos confianza que los investigadores de las universidades, a pesar de que la mayoría de los integrantes del IPCC son precisamente ese tipo de investigadores».

Según Duarte, estos grupos de científicos generan «un cierto nivel de desconfianza» en los ciudadanos porque creen que «sus consensos pueden sesgar la información por intereses concretos».

Por países, la encuesta muestra «una clara divisoria entre el norte y el sur de Europa en cuanto al nivel de información».

En España, el nivel de información de los españoles es mucho menor que otros países, si bien, «el grado de preocupación que demuestran es muy elevado», incluso mayor que el de los afectados «más directos», según Duarte.

Así, «el aumento del nivel del mar o la pérdida de hielo en el Ártico son cuestiones que preocupan más a los españoles que a los holandeses o noruegos, más directamente afectados por estas cuestiones».

Para Duarte, esto se debe a que «la lejanía de los problemas también contribuye a magnificarlos y a ver más las desventajas que los posibles beneficios que puedan tener».

Además, el 57 % de los encuestados cree que las acciones individuales no sirven para solucionar los problemas del océano y que el impacto de la acción humana ya se ha producido o se va a notar en un corto espacio de tiempo.

Los resultados de este trabajo servirán, entre otras cosas, «para mejorar la comunicación a la sociedad sobre el estado del océano y a elaborar políticas medioambientales más acordes con las preocupaciones de la sociedad», concluye Duarte.