Medio Ambiente

Las medusas velero y las carabelas portuguesas invaden las aguas gallegas y la Costa Brava

Las primera son casi inocuas para el ser humano, pero las segundas son muy peligrosas

Carabela portuguesa de medusas (Physalia physalis) en la arena de la playa.
Carabela portuguesa de medusas (Physalia physalis) en la arena de la playa.Dreamstime

Las medusas velero, una especie "inocua" para el ser humano al no ser especialmente urticantes, y las carabelas portuguesas, "muy urticantes y peligrosas" dependiendo de la sensibilidad de la persona, han invadido la costa gallega y la Costa Brava antes del verano, según investigadores de la Universidad Europea de Canarias.

Existen numerosos estudios sobre la distribución de las poblaciones de medusas, y existen evidencias tanto de la afectación por la temperatura como de las corrientes marinas y, especialmente, patrones de viento específicos, que parecen afectar con mayor asiduidad a las especies superficiales como las carabelas portuguesas o las medusas velero.

El buceador científico, educador ambiental y profesor de la Universidad Europea de Canarias, Juan D. López, señaló a Servimedia que, aunque hay investigaciones que concluyen que las altas temperaturas pueden contribuir a la llegada temprana de medusas, "no son el único factor climático importante".

Así, el aumento de la temperatura del agua puede acelerar el metabolismo de las medusas y aumentar su tasa de reproducción, lo que contribuye a una mayor presencia en ciertas áreas. De hecho, los cambios en las corrientes marinas, que pueden transportar larvas de medusas y medusas adultas a nuevas áreas, es lo que provoca que aumente su presencia en costas donde antes no eran tan comunes, según señalaron los investigadores.

La ambientóloga en la Universidad Europea de Canarias, María Victoria Rodríguez, explicó que "es un malentendido común pensar que las medusas atacan activamente", cuando en realidad las picaduras ocurren cuando las personas entran en contacto con los 'cnidocitos', las células urticantes de sus tentáculos que usan para capturar sus presas.

Una de las recomendaciones tras el contacto con una medusa, aunque siempre habrá que atender a las indicaciones de los sistemas de emergencia, "es no lavar la zona afectada con agua dulce, sino que se debe enjuagar la piel con agua de mar para asegurarse de eliminar cualquier residuo de las toxinas, y remover con pinzas si quedaran tentáculos"´, según informó la investigadora.

Asimismo, incidió en que, si es necesario, se pueden aplicar cremas que contengan corticoides para manejar la inflamación resultante, pero con el necesario consejo profesional. No obstante, la severidad de estas irritaciones depende tanto de la potencia urticante de la especie de medusa en cuestión como de la respuesta individual del organismo de la persona afectada, recordó.

Las concentraciones de las medusas pueden variar cada año dependiendo de múltiples factores climáticos y ecológicos, lo que hace que la gestión y predicción de estas situaciones sean complejas y dinámicas, incluso la medida del número total de ejemplares.

Los factores que incrementan la llegada de estas especies pueden ser desde ligeros cambios en corrientes marinas por cambios de temperaturas hasta borrascas como la pasada Nelson que provocan cambios "repentinos" en la distribución de éstas respecto al patrón supuesto de llegada en verano.

Los investigadores concluyeron que es posible la proliferación o llegada de diferentes especies de medusas, además de la carabela portuguesa, en toda la geografía costera española, pero las mayores concentraciones han aparecido regularmente en las áreas costeras de Costa Brava, mar de Alborán, Baleares, Canarias y Galicia, informa Servimedia.