
Jardinería
Mezclar cáscaras de plátano con vinagre: para qué sirve y cómo se utiliza
Algunas plantas se benefician especialmente de este remedio casero, ya que prefieren suelos y ambientes más ácidos

Muchas personas buscan formas de cuidar sus plantas sin tener que recurrir constantemente a productos comerciales. En ese escenario, las soluciones caseras ganan protagonismo, sobre todo aquellas que permiten aprovechar restos de la cocina que normalmente acabarían en la basura. Una de las mezclas que más se está recomendando entre los aficionados a la jardinería combina dos ingredientes muy comunes: cáscaras de plátano y vinagre.
A primera vista puede parecer una ocurrencia extraña, pero detrás de esta preparación hay una lógica sencilla. La cáscara de plátano contiene potasio, fósforo y magnesio, tres minerales fundamentales para el desarrollo de las plantas y habituales en muchos fertilizantes. El vinagre, por su parte, interviene como acelerador del proceso: ayuda a que la cáscara se descomponga más rápido y a que esos nutrientes se liberen al líquido en menos tiempo. Al mismo tiempo, contribuye a reducir el pH del suelo, algo que beneficia a aquellas especies que prefieren ambientes algo más ácidos.
El objetivo de esta mezcla no es otro que obtener un fertilizante líquido casero para aplicar durante el riego. No se recomienda usar vinagre directamente sobre las plantas ni verterlo sin más sobre la tierra, porque su acidez podría dañar el suelo si no se diluye. La clave está precisamente en dejar que la mezcla repose el tiempo suficiente y, posteriormente, rebajarla con agua para que el resultado sea mucho más suave y seguro.
La preparación comienza guardando las cáscaras de plátano en un recipiente limpio. Se reservan allí hasta reunir una cantidad razonable y, cuando ya se tienen, se cubren con vinagre blanco o de manzana, procurando que queden completamente sumergidas. A partir de ese momento, la mezcla se deja reposar al menos 48 horas. Durante esos dos días, los nutrientes que estaban en la cáscara se van transfiriendo poco a poco al vinagre, que actúa como vehículo.
Una vez pasado ese tiempo de reposo, el líquido no se utiliza tal cual. Antes de aplicarlo, se mezcla con agua a partes iguales, de manera que mitad del contenido sea la preparación de vinagre y cáscaras y la otra mitad, agua. Esa dilución es fundamental para evitar que la acidez del vinagre resulte excesiva para el terreno. El fertilizante resultante se emplea en el riego, vertiéndolo sobre la tierra y no sobre las hojas. Según los expertos, puede aplicarse aproximadamente una vez por semana en aquellas plantas que necesitan un aporte nutricional extra.
No aplicar en todas las plantas
Antes de generalizar la mezcla por todo el jardín, se sugiere probarla primero en una planta concreta y seguir su evolución durante un tiempo. Si la planta responde bien y no muestra signos de daño, se puede valorar su uso en otras. Además, conviene recordar que está especialmente indicada para suelos y especies que toleran bien una cierta acidez, como las hortensias, las azaleas o algunos árboles frutales, que suelen agradecer un pH algo más bajo.
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