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Salud

La OMS zanja el debate con un golpe demoledor: el grave peligro oculto en tu copa de vino diaria

Adiós al mito de la copa de vino saludable. La OMS insiste en que no hay consumo seguro de alcohol, un potente carcinógeno cuyo riesgo real para la salud sigue siendo un gran desconocido para la mayoría de la gente

Sol bebe de una copa de vino que acabaría con su vida antena3.com

La Organización Mundial de la Salud ha zanjado el debate de forma categórica: no existe un nivel seguro de consumo de alcohol. Esta afirmación científica choca frontalmente con la arraigada creencia popular de que una copa de vino diaria puede ser incluso beneficiosa, un mito que la evidencia acumulada se ha encargado de desmontar pieza por pieza. El consenso actual es demoledor para la imagen del alcohol como un placer inofensivo.

De hecho, el impacto de las bebidas alcohólicas en el organismo es mucho más profundo y variado de lo que se suele pensar. La OMS lo considera un factor causal en más de doscientas enfermedades y problemas de salud, que van desde dolencias cardíacas hasta trastornos neurológicos como la demencia. El consumo continuado puede acelerar el envejecimiento cerebral, deteriorar las funciones cognitivas y provocar la destrucción de neuronas.

Por otro lado, la vinculación con el cáncer es una de las más documentadas y alarmantes. En Estados Unidos, la preocupación ha llegado a tal punto que el Cirujano General ha propuesto incluir advertencias sobre este riesgo en el etiquetado. El alcohol se asocia a un riesgo mayor de padecer al menos siete tipos de tumores, como el de mama, del cual se le atribuye uno de cada seis diagnósticos. Esta es una realidad que sigue siendo desconocida para gran parte de la población.

El fin de la 'copa saludable'

Asimismo, los argumentos que durante décadas sostuvieron las bondades del consumo moderado se han venido abajo al analizarse con rigor. Las investigaciones que sugerían beneficios para el corazón adolecían de importantes defectos metodológicos. El error más extendido consistía en incluir en el grupo de abstemios a personas que habían dejado de beber precisamente por problemas de salud previos, lo que sesgaba por completo las conclusiones a favor de los bebedores moderados.

En este sentido, la célebre «paradoja francesa» también ha sido rebatida, atribuyéndose ahora a factores socioeconómicos y de estilo de vida en lugar de al vino. Pese a que la OMS ya en 1987 alertó del vínculo directo con el cáncer, un estudio de 2020 reveló una alarmante falta de conciencia pública: más de la mitad de los encuestados ignoraba que el alcohol es una sustancia carcinógena.

En definitiva, el mensaje de la comunidad científica es unánime y contundente. Cualquier nutriente beneficioso que pudiera encontrarse en estas bebidas, como los antioxidantes de la uva o los cereales, se puede obtener de sus fuentes originales sin necesidad de ingerir una toxina. El único consumo de alcohol que garantiza la ausencia de riesgo es, sencillamente, el que no se produce.