Educación

Una psicóloga infantil asegura que si le haces esto a tus hijos "eres un mal padre" y que "nada va a deshacer ese patrón"

Reem Raouda, experta que ha analizado más de 200 relaciones padres-hijos, advierte que ciertas dinámicas cotidianas rompen la conexión emocional y que las frases mágicas no sirven sin un cambio de actitud previo

Una psicóloga infantil asegura que si le haces esto a tus hijos "eres un mal padre" y que "nada va a deshacer ese patrón"
Raouda insiste en que el secreto no está en buscar frases milagrosas, sino en proteger la seguridad emocional del niñoLa Razón

La psicóloga infantil Reem Raouda ha lanzado un mensaje contundente a través de un artículo para CNBC: "Si tu recurso habitual es gritar o amenazar, ninguna fórmula mágica va a deshacer ese patrón". La experta, que además es madre, asegura que la educación no puede basarse en el miedo ni en la descalificación, ya que esas dinámicas destruyen la dignidad del niño y la confianza en el adulto.

Según su experiencia, los menores colaboran más cuando perciben que la relación se sustenta en respeto y conexión emocional, no en luchas de poder.

Raouda insiste en que el secreto no está en buscar frases milagrosas, sino en proteger la seguridad emocional del niño, aplicar límites con coherencia y hacerle sentir escuchado. Solo así, escuchar se convierte en un resultado natural y no en una imposición. Para lograrlo, la especialista comparte seis expresiones que ayudan a calmar el sistema nervioso infantil y facilitan la cooperación, siempre dentro de un marco de respeto mutuo.

Fomentar el amor incondicional

Entre las frases que recomienda destacan "Te creo", que reduce la vergüenza y la necesidad de ponerse a la defensiva; "Te escucho" o "Te oigo, estoy de tu lado", que validan los sentimientos del menor y bajan su guardia; y "Vamos a solucionarlo juntos", que evita la dinámica de órdenes y castigos y fomenta la participación activa del niño en la resolución de problemas. También propone acompañar las emociones con "Puedes sentir esto, estoy aquí", en lugar de cortar el llanto con un "deja de exagerar", y concluye con un contundente "Estoy contigo, pase lo que pase", una frase que diferencia entre la obediencia nacida del miedo y la verdadera responsabilidad, que surge de sentirse acompañado y valorado.