
Embarazo
Qué es la “decepción de género” durante el embarazo: el duelo silencioso de madres que esperaban una hija y tendrán un hijo
Cada vez más mujeres comparten el dolor emocional que sienten al descubrir que el sexo de su bebé no coincide con sus expectativas, en un fenómeno que desafía los ideales de la maternidad perfecta

Cuando una mujer descubre que su futuro hijo será diferente de lo imaginado, experimenta un proceso emocional profundo conocido como “decepción de género”. No se trata de rechazo, sino de un duelo íntimo por una expectativa no materializada, una despedida simbólica de un proyecto familiar idealizado.
Este sentimiento surge cuando las madres deben renunciar a una imagen soñada: una hija con quien compartir vínculos femeninos, recuerdos personales o dinámicas familiares específicas. Algunas mujeres proyectan relaciones como la de hermanas inseparables, o visualizan escenas de maternidad que se desdibujan al conocer el sexo del bebé. Aunque dolorosas, estas emociones suelen ser transitorias y no afectan el amor por el hijo que viene.
Las redes sociales han amplificado este fenómeno, alimentando expectativas con imágenes estereotipadas de maternidad y familias “perfectas”. La psicoterapeuta Kamalyn Kaur señala que estos sentimientos, antes privados, ahora se han vuelto públicos gracias a las plataformas digitales. Celebridades como Katherine Ryan han contribuido a visibilizar esta experiencia, generando espacios de conversación sobre la complejidad emocional de la maternidad.
Los expertos coinciden en que reconocer estas emociones sin culpa es fundamental para el bienestar materno. Procesarlas con respeto y acompañamiento psicológico permite evitar que interfieran en el vínculo con el bebé. La terapeuta Janee Young advierte que un niño puede percibir reservas emocionales, por lo que elaborar el duelo se convierte en un acto de amor consciente.
La mayoría de las madres que han transitado esta experiencia coinciden en que, con la llegada del bebé, las preocupaciones iniciales se desvanecen. El vínculo real supera cualquier expectativa previa. La “decepción de género” no es un rechazo, sino una etapa de adaptación hacia una maternidad auténtica, emocionalmente honesta y profundamente humana.
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