
Aprendizaje
Técnica Feynman: el método creado por un Nobel para aprender cualquier tema de forma profunda
Feynman no solo dejó un legado con sus aportaciones revolucionarias a la física; también transformó la forma de aprender que prioriza comprender profundamente en lugar de memorizar

A veces, nos encontramos con temas que parecen imposibles de dominar. Aunque suenen interesantes, los dejamos de lado por miedo al fracaso o porque parecen demasiado complicados. Sin embargo, Richard Feynman, ganador del Premio Nobel de Física, afirmaba que cualquier persona puede aprender cualquier cosa. Como él decía: “No hay personas milagrosas. Solo hay quienes se interesaron por algo y aprendieron todo al respecto. Solo hay personas”.
Feynman no solo dejó un legado con sus aportaciones revolucionarias a la física; también transformó la forma de aprender y consumir información con su famosa técnica de estudio, que prioriza comprender profundamente en lugar de memorizar.
¿Quién fue Richard Feynman?
Richard Feynman nació en Nueva York en 1918. Dedicó su vida a estudiar la mecánica cuántica, la electrodinámica cuántica, la física de la superfluidez del helio líquido subenfriado y la física de partículas, donde propuso el modelo partónico.
En 1965, recibió el Premio Nobel de Física por sus contribuciones al desarrollo de la electrodinámica cuántica, junto a Julian Schwinger y Shin'ichirō Tomonaga. Además, formó a nuevas generaciones de físicos como profesor en instituciones prestigiosas como Caltech y Cornell.
A pesar de ser un académico y genio reconocido en su campo, Feynman nunca se consideró como tal. Según él, no poseía una inteligencia innata; su éxito se debía a un enfoque sistemático: identificar lo que desconocía y estudiarlo a fondo hasta comprenderlo por completo.
Feynman revolucionó la física con sus teorías, pero su aporte más universal podría ser su técnica de aprendizaje, conocida como “la técnica Feynman”. Esta trasciende todas las áreas del conocimiento y es accesible para cualquier persona.
La técnica de estudio más efectiva
Feynman decía: “Nací sin saber y solo he tenido un poco de tiempo para cambiar eso aquí y allá”. Con su técnica de estudio, nos comparte la clave para transformar el “no saber” en conocimiento.
Él creía que aprender una nueva habilidad o concepto debía ser un proceso activo de ensayo, error, descubrimiento e indagación libre. Sostenía que si no podías explicar algo de forma clara y sencilla, era porque no lo comprendías lo suficiente.
La técnica Feynman consta de cuatro pasos diseñados para retener información y lograr un aprendizaje profundo, más allá de la comprensión superficial:
- Elige un concepto para aprender
- Enséñatelo a ti mismo o a otra persona
- Regresa al material original si te quedas atascado
- Simplifica tus explicaciones y crea analogías
Paso 1: Elige un concepto para aprender
Este es el paso más sencillo, siempre que tengas claro qué quieres aprender. Escribe el tema en una hoja en blanco. Si tienes un programa de estudios o un índice de un libro, selecciona un concepto para empezar.
Si tu conocimiento sobre el tema es limitado, comienza con conceptos básicos y avanza gradualmente hacia los más complejos. Concéntrate en un concepto a la vez; una vez que lo domines, pasa al siguiente.
Este paso es crucial porque te ayuda a identificar y enfrentar lo que no sabes. Al escribir un tema desde cero, activas tu curiosidad. Es importante abordar el proceso con una mente abierta, dejando de lado pensamientos negativos como “esto es demasiado difícil”.
Paso 2: Enséñatelo a ti mismo o a otra persona
Muchas veces, al leer un texto, asumimos que lo entendimos y lo damos por aprendido, pero esto no siempre es así. Tomar notas tampoco garantiza un aprendizaje profundo.
Para comprender realmente, se necesita un esfuerzo activo, como enseñar. Según la Pirámide del Aprendizaje, retenemos solo el 10 % de lo que leemos, pero hasta un 90 % de lo que enseñamos a otros.
Comienza explicándote el concepto a ti mismo, usando tus propias palabras, ya sea escribiendo un resumen o hablando en voz alta. Esto te obliga a articular tus ideas y detectar lagunas en tu comprensión.
Cuando sientas que dominas el tema, enséñalo a otra persona. Las preguntas que te hagan te ayudarán a reflexionar sobre tus fortalezas y debilidades. Los debates también refuerzan tus conocimientos al obligarte a defender tus ideas.
Paso 3: Regresa al material original si te quedas atascado
Este paso se intercala con el anterior. Si detectas una debilidad al explicar el concepto, consulta nuevamente tus notas o el material original. Una vez que hayas aclarado tus dudas, vuelve a enseñar para confirmar que dominas el tema.
El aprendizaje no es un proceso lineal. Volver al material inicial refresca el conocimiento y mantiene una interacción constante con el tema. Al usar las fuentes para refinar tus explicaciones, participas activamente en la construcción de tu entendimiento, llenando tus puntos ciegos.
Paradójicamente, cuanto más aprendes, mayor es tu capacidad para aprender. La primera vez que lees un capítulo, puede parecer un idioma desconocido; la segunda, se vuelve más claro.
Paso 4: Simplifica tus explicaciones y crea analogías
Simplificar un concepto es un indicador de que lo comprendes. Si logras explicar términos complejos de forma sencilla, demuestras un dominio profundo.
Las analogías son herramientas poderosas: facilitan la retención, hacen las explicaciones más accesibles y estimulan la actividad cerebral al buscar conexiones entre temas.
Crear analogías también fomenta la creatividad y la resolución de problemas. Al desarrollarlas, identificas los conceptos esenciales y sus relaciones, lo que te permite descomponer problemas en componentes más manejables. Esto no solo aplica al aprendizaje, sino también a la vida cotidiana, donde puedes abordar desafíos desde nuevas perspectivas y encontrar soluciones innovadoras.
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