
Embarazo
Todo sobre las contracciones en el parto
Comprender qué son las contracciones y cómo evolucionan ayuda a vivir el momento con más seguridad

El inicio del parto es uno de los momentos más esperados —y también más temidos— durante el embarazo. La aparición de las contracciones marca el comienzo de ese proceso que culminará con el nacimiento del bebé, pero no siempre es fácil distinguirlas. Reconocer los distintos tipos de contracciones y las señales que anuncian el trabajo de parto resulta esencial para actuar con calma y acudir al hospital en el momento adecuado.
“Lo primero que, como matronas, preguntamos y tenemos en cuenta es qué tipo de parto quiere o ha pensado tener la futura madre”, explica Carmen Carrera, matrona del Hospital El Pilar. “Estamos con ella para colaborar, ayudar, apoyar, aconsejar, solucionar problemas que pudieran surgir y hacer que todo parezca más sencillo”.
Contracciones verdaderas y contracciones de Braxton Hicks
Durante el embarazo, muchas mujeres experimentan las llamadas contracciones de Braxton Hicks, también conocidas como “falsas contracciones” o “de entrenamiento”. Suelen comenzar en el segundo trimestre y se hacen más notorias al final de la gestación. No implican que el parto haya comenzado, sino que preparan al útero para el momento decisivo.
Estas contracciones suelen ser irregulares, no aumentan con el tiempo y tienden a desaparecer con reposo, cambios de postura o hidratación. En cambio, las contracciones verdaderas son rítmicas, progresivamente más intensas y frecuentes, y no se alivian con descanso. Además, pueden ir acompañadas de la pérdida del tapón mucoso o la rotura de la bolsa amniótica, dos signos claros de que el nacimiento se acerca.
El dolor: una experiencia muy personal
La percepción del dolor varía mucho entre mujeres. Algunas lo describen como calambres fuertes semejantes a los menstruales, otras como una presión intensa en la parte baja del abdomen o la espalda. En cualquier caso, su origen está en la contracción del útero, un músculo que se contrae con fuerza para dilatar el cuello uterino y permitir el paso del bebé.
A medida que avanza el trabajo de parto, las contracciones se hacen más intensas, largas y cercanas entre sí. Para afrontarlas existen opciones diversas: desde técnicas no farmacológicas —respiración, masajes, baños tibios, movimiento libre o el uso de pelotas de parto— hasta la anestesia epidural, que bloquea el dolor en la parte inferior del cuerpo y puede ajustarse de manera progresiva. La elección dependerá de la evolución del parto y de las preferencias de la madre, siempre con la supervisión del equipo sanitario.
Señales que anuncian el inicio del parto
Distinguir cuándo empieza realmente el trabajo de parto es uno de los retos más frecuentes, sobre todo en las primerizas. Una de las señales más claras son las contracciones regulares e intensas: si aparecen cada cinco minutos, duran entre 30 y 60 segundos y se mantienen así durante más de una hora, lo más probable es que el parto haya comenzado. La recomendación de acudir al hospital dependerá de si se trata de un primer parto o no, pero siempre debe seguirse la indicación de los profesionales que realizan el seguimiento del embarazo.
Otra señal evidente es la rotura de la bolsa amniótica, conocida como “romper aguas”. Puede producirse en forma de una pérdida abundante de líquido o un goteo constante. Si el líquido es claro y no hay contracciones, no es necesario acudir de inmediato; en cambio, si aparece teñido o con sangre, conviene desplazarse al hospital sin demora.
También la pérdida del tapón mucoso indica que el parto está próximo. Se trata de una secreción espesa que bloquea el cuello uterino y que se expulsa cuando este comienza a modificarse. Aunque señala que el nacimiento se acerca, pueden pasar todavía varios días hasta que comience el trabajo de parto. Por último, el dolor lumbar y la presión en la pelvis pueden sugerir que el bebé está descendiendo, aunque no siempre significan un inicio inminente si no se acompañan de otros síntomas.
Vivir el parto de manera informada
Comprender qué son las contracciones y cómo evolucionan ayuda a vivir el momento con más seguridad. Reconocer las señales, contar con herramientas para aliviar el dolor y saber cuándo acudir al hospital son factores fundamentales para que la madre se sienta tranquila y preparada.
El acompañamiento de las matronas desempeña aquí un papel esencial. “Nuestra labor es asesorar en cada momento, tanto en las decisiones sobre el manejo del dolor como en la evolución natural del parto”, concluye Carmen Carrera.
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