Opinión

No todos los chicos...

El problema de las bandas va más allá de las propias bandas y la seguridad ciudadana

Agentes esposan a un sospechoso
Agentes esposan a un sospechosoArchivo

El problema de las bandas va más allá de las propias bandas y la seguridad ciudadana. Se acaba de comprobar tras el veredicto del jurado popular del juicio contra David Bárcenas por la muerte del rapero Isaac López Triano. Ambos chicos ligados a bandas. Atrapados por ellas diría yo y en peligro permanente. Uno, Isaac, acosado y finalmente acuchillado por la espalda por el otro. La historia se endurece al saber que hablamos de chavales de 18 años, con la vida apenas estrenada, de familias normales que ni siquiera se explican a qué obedece que los chicos anduvieran en tan malas compañías. Tal vez el acoso escolar, en su día, del asesino, o quizás que el asesinado, con un 46 por ciento de discapacidad, empezara a despuntar en el rap a través de las batallas de gallos, tan apreciadas en las bandas juveniles. El primero de padre profesor y de madre peluquera, el segundo, huérfano de madre, pero con todo su amor ¿Qué les condujo a las bandas? Es de suponer que las propias organizaciones pensaron que eran presas fáciles de captar. Y a ambos les costó la vida. Al primero en el sentido real, al segundo en el figurado. También a sus padres. Solo espero que la comprensible insistencia del padre del asesino por tratar de que esa prisión permanente revisable se reduzca y deje el resquicio para que, algún día, reinsertado vuelva a la calle, no acabe desatando el odio completo de la madre del muerto. Esta mujer, que hasta abrazó generosamente a la madre del asesino de su hijo, necesita la compensación de la Justicia. Tal vez si estuviera en el otro lado, haría lo mismo que el padre del asesino… Pero no todos los chicos son capaces de asesinar.