
Ferroviario
Así es el tren más largo del mundo: tiene un récord mundial y mide más de 7 kilometros de distancia
La travesía de este gigante se extiende durante más de ocho horas hasta alcanzar su destino

Si nos trasladamos al otro lado del mundo, encontramos en Australia Occidental uno de los hitos más impresionantes de la ingeniería ferroviaria, el tren más largo y pesado jamás construido.
No se trata de una composición de servicio habitual, sino de una proeza organizada por BHP en la región de Pilbara a comienzos de este siglo, que quedó inscrita en la historia como una demostración de lo que la tecnología y la logística pueden lograr cuando trabajan al límite.
Una serpiente de acero
El convoy alcanzó una longitud de más de siete kilómetros, lo que significa que su presencia podía extenderse más allá del horizonte en el desierto australiano.
Para lograr semejante tamaño se utilizaron cientos de vagones cargados con mineral de hierro y un puñado de locomotoras distribuidas estratégicamente a lo largo del tren. No era posible colocar toda la tracción en la cabecera, se necesitaba repartir la fuerza para evitar que los enganches cedieran y para garantizar un frenado seguro.
Peso y potencia
La magnitud del tren no solo se medía en metros, sino también en toneladas. La carga de mineral rondaba las ochenta mil toneladas, aunque el peso total de la composición, contando locomotoras y estructura, se acercaba a las cien mil.
Ocho locomotoras de alta potencia fueron necesarias para mover aquel coloso, cada una aportando miles de caballos de fuerza y coordinadas mediante un sistema de control avanzado que sincronizaba su esfuerzo.
Las cifras del gigante
El récord no se explica solo por la impresión que causa a la vista, sino también por las cifras que lo acompañan. Este tren alcanza una longitud de 7,3 kilómetros de extremo a extremo, algo que equivale a unir varios rascacielos en línea. Para lograrlo, se ensamblaron 682 vagones repletos de mineral de hierro que en conjunto suman más de 82.000 toneladas de carga.
El movimiento de semejante masa fue posible gracias a ocho locomotoras coordinadas, distribuidas a lo largo del convoy para repartir la fuerza y garantizar seguridad en cada tramo.
A pesar de sus dimensiones colosales, el tren mantuvo una velocidad media cercana a los 50 kilómetros por hora, lo que le permitió completar la ruta entre las minas de Pilbara y el puerto de Port Hedland en un recorrido de más de ocho horas.
Un viaje experimental
Este tren fue una operación especial de prueba. El trayecto, de varios cientos de kilómetros entre las minas del interior y el puerto de Port Hedland, buscaba comprobar hasta dónde podía llegar la tecnología ferroviaria en condiciones extremas.
La velocidad no era lo prioritario, aunque el convoy se mantuvo en movimiento con una media suficiente para cumplir la ruta en un tiempo similar al de los trenes comerciales más cortos.
Un símbolo del transporte a gran escala
Más que un simple registro en un libro de récords, el tren de Pilbara simboliza la capacidad humana para mover recursos a gran escala, la coordinación precisa entre ingeniería y operación, y la potencia de la industria minera australiana.
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